Violencia, improvisación, licor y ridículo

Todos aquellos que estuvimos advirtiendo –fuertemente– sobre el desastre que podría ser un Gobierno de Petro, creo que jamás imaginamos que ello quedaría tan evidente en tan corto tiempo. Y apunta a ser peor de lo pronosticado.


El inicio de septiembre fue, oficialmente, una demostración cruda y pura de lo que nos espera en los próximos 1.427 días restantes de esta administración. Estos hechos, per se, no tienen ninguna conexión, son más bien, un bombardeo de escándalos que salen de esa llaga abierta llamada ingobernabilidad.

Violencia

Comienzo por el más duro y repudiable que sucedió el viernes 2 de septiembre cuando, en San Luis Huila, una camioneta de la Policía Nacional sufrió un atentado a traición en el que fallecieron siete agentes, en su mayoría bachilleres.

No haré una acusación directa, ni busco capitalizar tal acto para enfilar ataques contra Petro, pues la violencia es el pan de cada día en este país. Sin embargo, si debo criticar esa política de “paz total” que el Gobierno quiere impulsar, y no por sus intenciones loables, sino porque posee errores de base que solo nos pueden arrojar a una violencia más cruda.

En principio, está la inocentada del Gobierno de partir de un principio de “buena fe” por parte de las organizaciones criminales –ideológicas o no–. Base que se alinea con la narrativa biempensante de que toda la violencia en el país obedece a la “falta de oportunidades”, cosa obviamente falsa y que con este vil atentado pone de manifiesto ese error.

Además, existe el otro Talón de Aquiles que es la locura de revivir las nefastas “zonas de distención” plasmadas en el proyecto de Ley para la “Paz Total”. Un conocido error –garrafal– del que se tienen claras sus consecuencias: rearme, reorganización y presiones políticas hacia el Gobierno para demostrar su falta de determinación.

Semejante hecho no se puede permitir, y tras este horrendo atentado, debe quedar sepultado ese artículo del proyecto. Por último, aprovecho para dejar claro que, desde El BastiónAl Poniente, rechazamos enérgicamente todos estos actos inhumanos que siguen cegando la vida de inocentes y nos aleja de una Colombia en paz y próspera.

Licor y ridículo

Cuando se hablaba de las dudas sobre la cantidad de influencers que estaban en el Senado y la Cámara de Representantes, muchos nos basamos en su rampante y ofensiva ignorancia en materia económica, política, democrática, tributaria y fiscal, y en todo lo mínimo necesario para hacer leyes. Algo que se podría juzgar como prejuicio si no le hubieran faltado horas a estos personajes para romper la barrera del ridículo y confirmar dichos prejuicios.

Inicio por el más “suave” bajo la batuta de la insoportable Susana Boreal, la cual, en medio de un congreso sobre las empresas TIC, se le dio por deleitar a los integrantes con el Ave María de Franz Schubert. En principio, no estoy en contra de las demostraciones de talento –sean o no de alguien del Estado–, pero las cosas tienen un tiempo y un lugar adecuado. Estamos ante un Gobierno, del que ella es afín, que pretende implantar una reforma tributaria regresiva y expoliadora, y uno de los sectores que más se siente afectado es el de las startup por la nueva fórmula con la que se calcula el patrimonio. Su presencia ahí debió destacar, por lo menos, por ser la recolectora de la dudas, contrapropuestas y temores de esa colectividad; no obstante, ya sabemos cómo terminó.

En otro tema, aunque en la misma categoría, está el impresentable de Alex Flórez, quien, con recursos públicos, realizó un vergonzoso escándalo en un hotel en Cartagena tras la negativa del mismo de permitir el ingreso de una sexo servidora que no portaba su documento físico de identidad. Poco hay que decir sobre ello, pero si es menester resaltar el doble racero con que la colectividad petrista ha sido excesivamente contemplativa con el bochorno de Flórez. A excepción de un puñado, todos han “elevado” su apoyo y tratado de desviar la gravedad del hecho.

Como punto final, recientemente me he estrenado como video memero en TikTok inaugurándome con estos dos personajes –y la que sigue–. Invito a mis lectores a ver mi primer producto a continuación.

@carlosnoriegam92

⚠️Mírenlo hasta el final⚠️ #colombia #susanaboreal #burla

♬ sonido original – Carlos Noriega

Improvisación

De esa desafortunada semana que el petrismo ha sufrido, el hecho que brilla con luz propia, la máxima de la improvisación y el mejor vaticinio de tiempos más oscuros, proviene de la Sra. Irene Vélez –a quien no reconozco como Ministra de Minas y Energía por vergüenza ajena–. Esta, realizó una majestuosa carambola de hechos lamentables.

“Vamos a exigir decrecimiento”

El primero sucedió en Cartagena durante el Primer Congreso Nacional de Minería. Allí, durante su exposición, Vélez mencionó que se debería exigir a las potencias (los EEUU, Rusia y China) “decrecer” para evitar aumentar el impacto medioambiental y permitir que los esfuerzos de Colombia tengan alguna relevancia.

Lo primordial por destacar es que este bodrio de “decrecer” no nace de la cabeza de la ministra, sino que es un postulado de Nicholas Georgescu-Roegen. No pretendo aquí, realizar una crítica estricta a esa teoría, pero si dejo claro que es otra intentona, totalmente absurda además, de querer manejar la economía como un suich gradual gracias a la visión excesivamente matemática que se tiene de esta área.

El principal error de esta teoría se puede basar en el mismo que el sistema comunista –ojo, no es una comparación directa, pasa que, comparten fallas–, y es que no es posible crear un agente todopoderoso para que regule la economía y la dirija hacia fines políticos.

Con esas pretensiones solo se garantiza el desastre, algo visto recientemente con las cuarentenas estrictas. El haber “apagado” la economía de manera arbitraria, ocasionó un shock de demanda tan fuerte que disparó los precios, sumado al banal intento de volverla a reactivar con grandes emisiones monetarias, lo que generó esta dura espiral inflacionaria en la que nos encontramos.

En síntesis, una teoría que desde el “vamos” no vale la pena siquiera analizar a profundidad, no solo por sus grandes riesgos, sino por el problema geopolítico de gran envergadura que causa. Este último tema igualmente lo menciona Vélez en su intervención, por supuesto, desde su cruda y abyecta ignorancia, y considerándolo –menospreciándolo– como algo menor.

“A los de atrás, ¡Silencio por favor!”

Como no podía ser de otra forma, las burlas no se hicieron esperar y comenzaron, incluso, dentro del evento, que, en otra demostración de pedantería y arrogancia, Vélez resaltó con un tonito bastante infantil regañando a unas personas que estaban hablando.

Esto supera por mucho el ridículo efectuado por Boreal y compañía, ya que deja en evidencia lo improvisada que será la política minero-energética de Petro, exhibiendo también las grandes consecuencias de ello. En ese punto, rescato el padecimiento que hoy sufre el pueblo alemán gracias a que su Gobierno, del mismo tono que Vélez, tomó decisiones estúpidas (me perdonan la expresión, pero no puedo categorizarlo de otra forma).

Hoy, el ciudadano promedio alemán, tiene que recurrir a la tala de árboles para tener leña y así hacerle frente al crudo invierno que se les avecina. Me gustaría que Vélez me respondiera solo dos preguntas:

  1. ¿Qué tanta contaminación generarán todas las chimeneas alemanas funcionando por casi tres meses?
  2. ¿Qué tanto impacto tendrá toda esa tala de árboles?

En definitiva, lo único que verdaderamente debe decrecer es la ignorancia de Irene Vélez.


Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.

Carlos Noriega

Barranquillero. Administrador de empresas con varios años de experiencia en formulación y ejecución de proyectos productivos de capital privado, público y mixto. Director ejecutivo (CEO) y miembro fundador del medio digital liberal/libertario El Bastión y de la Corporación PrimaEvo.

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