“Colombia, más que polarizada, está sufriendo una evolución de la polarización a la violencia, incluso similar a la de los años 40.”
Este último tramo presidencial nos trae una sentina exacerbada dentro y fuera de las ramas de poder, ya que podemos observar, por un lado, a un gobierno desesperado con sus acciones, por ejemplo el decreto sobre el sistema de salud y, por el otro, una oposición débil, con discursos vagos y peligrosos, que solo se fundamentan en la violencia, complementado con la culpabilidad de su líder, Álvaro Uribe, en 2 delitos que son, tal vez, demasiado modestos para las acusaciones que hay en su contra.
Comencemos por el gobierno nacional, que, en lo poco que le queda, le apuesta con todo a sus proyectos en el Congreso. Sin embargo, a su vez, demuestra desespero y que, cada vez, su relación con el Congreso no es la mejor. El decreto 0858 demuestra lo anterior expuesto, debido a que Petro sabe que su reforma a la Salud tendrá fin en la Comisión VII del Senado. Por eso, sacará adelanté dicha reforma en vía decreto que, a mi juicio, es inconstitucional por unas razones que expondré a continuación:
- El decreto excede su función reglamentaria. Allí se declara la creación de unas REDES INTEGRALES, lo cual modifica el funcionamiento de original de las EPS, modificando, al mismo tiempo, la forma en como los pacientes serán atendidos
- Este decreto cambia la funcionalidad de las EPS, y la administración de todo el sistema de salud estará a cargo de Minsalud.
Lo anterior, debido al manejo de derechos ciudadanos sobre salud y la administración de este sistema, es una Ley de carácter Estatutaria, lo que quiere decir que maneja una importancia exclusiva, con la facultad propia de debate en el Congreso. Por estas razones, considero que el decreto 0858 de 2025 es inconstitucional, y, mas bien, es una rendición del gobierno al sentir que su proyecto se archivara.
Siguiendo en la misma línea del primer actor, que es el Gobierno nacional, se espera que se debata otro proyecto de ley —igual de improbable que la reforma a la salud— que es la Ley de financiamiento o, mejor llamada, Reforma tributaria.
Esta reforma es sorprendente. El PGN que se presenta con esta reforma es de 557 Billones de pesos —así es, leyeron bien— esta es la mayor suma sobre el PGN en la historia. Obviamente —como la reforma presentada el año pasado— esta desfinanciada, y se buscara recaudar 26 Billones de pesos cobrando, según el presidente y Minhacienda, mas impuestos a los ricos, herencias y demás, algo que, sin duda, es justo y así debe ser, pero el problema de esta reforma es que se está buscando más gasto en burocracia.
Este presupuesto es galáctico e insostenible. Muchos expertos han dicho que la regla fiscal se terminara de volar, la deuda pública aumentara, y que el plan para retornar a la regla podría no tener camino. Como consecuencia, según los expertos, se deberá crear una nueva regla fiscal que se ajuste al gasto del Estado.
Las finanzas de la nación deben ser manejadas con pulcritud y determinación. El plan del gobierno de invertir en lo social y aumentar presupuesto en temas básicos es esperanzador y justo, pero hay que tener cuidado en como se gasta ese dinero y en como se administran los ingresos. Esto me genera una preocupación: la ejecución del SGP, el cual es un tema necesario y urgente para el país, pero tendrá problemas de ejecución de seguirse ampliando la deuda pública. Tomar medidas responsables, como disminuir el gasto, es fundamental para implementar medidas sociales como el SGP.
Abordando el otro tema con respecto al expresidente Uribe, considero que el argumento de que Uribe es víctima de una persecución política es la pauperización del debate político en Colombia, que se mezcla con una polarización ciega y creada por los actores mas influyentes de la política. El expresidente es culpable no porque lo persiga Petro; es responsable de 2 delitos del cual es autor intelectual. No obstante, me parece apropiado decir que el discurso del fallo y de la sentencia, a cargo de la honorable y valiente juez Sandra Heredia, estuvo un poco politizado, a causa de la impotencia y difamación de la cual fue objeto por el Uribismo —cabe aclarar que esto ultimo es una conjetura mía, lo demás está comprobado por el proceso llevado contra Uribe—.
Uribe es denodado, por eso su culpabilidad no lo ubica en posición real que es la de un delincuente; por el contrario, posa de víctima. El uso del sentimiento y de los odios heredados crea que sus más faticos fanáticos no vean la realidad de este señor.
Pero, si hay algo preocupante es que lo logrado por el Honorable senador, Iván Cepeda, se convierta en el centro del discurso de unos políticos pseudo libertadores y fervientemente fascistas, con el fin de acabar todo lo que huela a izquierda. La argumentación de ese discurso es preocupante, pues puede seguir escalando y eso es inadmisible.
Los dos sucesos mencionados me dejan una reflexión: Colombia, más que polarizada, está sufriendo una evolución de la polarización a la violencia, incluso similar a la de los años 40. Debemos actuar contra esto. Hay que ponernos “las gafas críticas” y así entender que nuestros políticos no son dioses, para comprender que sus medidas, aunque buscan un bien común, pueden costarnos aún más, como lo es la Reforma Tributaria, o que sus acciones no los eximen de ir a la cárcel.
Seamos conscientes para entender, por fin, que el futuro de Colombia es nuestro y no de politiqueros.
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