En un viejo pasaje del viejo testamento le preguntan a Jesús ¿a qué has venido? ¿a traer la paz?, Jesús contesta: Yo, no. He venido traer la guerra, a crear conciencia. Igualmente le escuche decir a un político español «levanta y piensa».
El que considero es el estudiante -me reservo su nombre- más prestigioso y promisorio de la facultad de derecho de la Universidad de Medellín, un hombre humano, intelectual y empático, un lector empedernido y un obsesionado del lenguaje en una de nuestras conversaciones hace más de un año me dijo «pana graduaron un senador, que lastima en lo que se convirtió la facultad de derecho».
Les confieso que por más de 6 meses resiste la tentación de indagar, investigar y opinar, no quería iniciar lo que sabía conllevaría luchar contra un régimen de corrupción que llevaba 20 años en la Universidad y durante el cual se acabó con la critica y la libertad de expresión, y eso porque conocía las consecuencias debido a que durante mis años en el colegio también me enfrente sin ninguna consideración a todo lo que veía mal e injusto, lo cual conllevo que me echaran alrededor de tres veces del mismo pero siempre la justicia me daba la razón y volvía con más dignidad.
Sin embargo, me sentía traicionando mis propios principios e ideales, ¿cuanto mal en nuestra sociedad no es culpa de los intelectuales o estudiantes que comiendo bien de su trabajo o familia no son capaces de decir basta a una situación de degradación? Y fue así como decidí en octubre del 2019 escribir una columna en este mismo medio titulada «decano y profesores renuncien» además de promover la Asamblea General de Estudiantes.
Este problema legal y mediático se resolvió, termino con la renuncia del rector y el despido de varios funcionarios y docentes de la universidad, pero afloro el problema más grande, y ese es, que la facultad de derecho tiene un sin número de estudiantes y docentes que por años se beneficiaron de las practicas clientelistas y corruptas de las directivas y por lo tanto han visto afectado sus interés por nuestras labores, razón por la cual han caído en los métodos más desagradables para montar una cacería de brujas contra todo aquel que insiste en que deben haber cambios profundos. Califican de toxica, agresiva, violenta la acción de pensar y decir basta, no tienden debates racionales, ni siquiera les pido ser razonables, dedican su tiempo a crear círculos de persecución a estudiantes, como el que montaron el día de ayer en contra de la representante al consejo académico.
Y eso por eso, que hoy hago público algo que he conversado con muchas personas de forma privada, para que volvamos a tener la facultad de derecho que los padres fundadores crearon necesitamos una depuración administrativa y docente amplia, muchos docentes fueron cómplices silenciosos y también necesitamos mejorar los procesos de admisión a la facultad, necesitamos estudiantes críticos, valientes y sobre todo con suficiente criterio ético y político. Esta será la tarea principal del nuevo rector de la Universidad de Medellín.
Las elecciones del día 20 de mayo representan una victoria contundente, por lo menos 5 de los estudiantes elegidos son personas con carácter suficiente como para dejarse controlar de las directivas y no cumplir su función de representar nuestros intereses profesionales, los felicito nuevamente. Y frente a mi compromiso con la Universidad, no pienso declinarlo por los ataques abusivos de una gavilla de incompetentes, seguiré investigando y denunciado, porque mi trabajo no es hacer feliz a nadie, sino incomodar de la mejor manera posible la existencia de los poderes que han acabado con la ciencia y la libertad en la Universidad de Medellín.
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