Siendo una tarde del año 2015 en la ciudad de Medellín, dos hombres sentados en el balcón de una casa en el sector Estadio, pensaban en cómo lograr que sus vecinos y la gente de la ciudad vivieran una experiencia literaria diferente.
Esta casa no es una casa cualquiera, es una pequeña parada para disfrutar, un lugar que al entrar encuentras mesas y sillas del café Clementina, pero que al avanzar ingresas a una librería, la cual tiene un espacio que te hace sentir como niño en una dulcería, estanterías llenas de libros listos para ser vendidos y leídos, una colección tan única como el espacio mismo.
Un sitio que se convierte en un centro cultural más que una típica librería, un lugar donde pequeños y grandes escritores pueden llevar sus obras para ser comercializadas, pero que también se transforma en una galería de arte, en una pequeña sala de conciertos, en una sala de lectura, sala de crítica de cine o un ágora de debates filosóficos y literarios.
Estos elementos convierten a Grammata Textos en algo más que una librería, la convierte en una experiencia lúdica. Pero en dicha casa, al subir la escalas al segundo piso, nos encontraremos con Palinuro, la librería de los libros leídos, la cual encontró en este lugar un espacio donde llegar después de tener que abandonar el Centro de Medellín por la hostilidad que se concentra en dicho espacio de la ciudad.
La coincidencia
Luis Alberto Arango, dueño de Palinuro, venía con la idea desde 2012 junto con otras personas de crear un festival del libro en el occidente de la ciudad, pero hasta ese momento no lograba calar la idea en los encargados de promover este tipo de certámenes en la ciudad.
Luego sobrevinieron los cambios y el traslado de Palinuro, que se dio gracias a la coincidencia de que Luis Alberto Arango llegó a conocer a Wilson Mendoza, el fundador de Granmata Textos, quien en ese momento estaba buscando inquilino para el segundo piso. Esta coincidencia dio lugar a la combinación de ideas para sacar adelante una idea en común que tenía que ver con la promoción de la lectura desde un espacio diferente en la ciudad.
En dicha casa conviven entonces dos librerías, las cuales se complementan la una con la otra. Mientras en el primer nivel conviven los libros nuevos con su olor característico, el mismo que da la sensación de no haber sido tocados por nadie, de que no han sido desnudados ni despojados letra a letra, ni de la brillantes de sus empaques; en el segundo nivel se encuentran los libros que alimentaron el hambre de conocimiento, que fueron recorridos de inicio a fin, los libros que iluminaron las noches de algún lector noctambulo o que tal vez sirvieron de compañía a un ser solitario que buscaba refugio de esta ciudad hostil en sus páginas.
El Pero
En el pequeño balcón del segundo piso, mientras Luis Alberto Arango y Wilson Mendoza pensaban sobre cómo romper con la quietud y el encierro de los habitantes de este sector, revivió la idea de un festival del libro para el occidente de la ciudad. El primer obstáculo para su realización fue buscar quiénes acompañarían el certamen, pero esta dificultad fue saldada rápidamente con la conclusión de que serían ellos los únicos encargados de sacar la feria adelante.
Sin grandes presupuestos y sin toda la fanfarria mediática, la feria del libro comenzaba a tomar forma. Aunque el segundo obstáculo era el cierre de la vía, ambos decidieron que utilizarían el andén de la casa para colocar las carpas necesarias y no obstaculizar el tráfico.
Y el último obstáculo fue el nombre, pero para esto Luis Alberto Arango, quien contempla todos los días el árbol de peras que se encuentra plantado en el andén de la casa, tenía la solución. En otra tarde sentados le dice a Wilson Mendoza que tenía el nombre: “Wilson, le tengo el nombre: la Feria del Pero, mírelo ahí”. Pero en la imaginación de estos hombres estaba claro que no sería una sola feria.
Y por eso la bautizaron con el nombre de la 1ª Feria del Pero, la cual tuvo gran acogida con sus actividades lúdicas y les permitió volver apostarle a una segunda versión, que se realizará el 17 de diciembre de 2016 en Palinuro y Granmata Textos. En esta versión los juegos, como la pesca milagrosa, picnic literario, la lectura para niños y otras actividades estarán durante todo sábado para pasar un día rodeado de libros en un ambiente tranquilo