Valparaíso, Antioquia: un territorio con vocación turística, cultural y patrimonial

Ascendiendo desde La Pintada, en medio de un paraje boscoso y justo sobre los Farallones del suroeste antioqueño, se encuentra Valparaíso: un encantador municipio que se debate entre el aire cálido proveniente del río Cauca y la frescura que desciende de las montañas. Al llegar a su parque principal, se revela un paisaje arquitectónico que combina casas coloniales de origen modesto con construcciones contemporáneas. En una de estas viviendas se conserva una placa que indica: “En esta casa nació Libardo Parra Toro”, mejor conocido como Tartarín Moreira, poeta, tiplero y letrista de música andina colombiana, cuyo legado aún resuena en la memoria cultural del país.

Entre la iglesia y la alcaldía se alza una majestuosa escultura de un buey, obra del maestro Rodrigo Granada, símbolo de la arriería tradicional y el trabajo rural que durante décadas marcó la identidad económica y social del municipio. Valparaíso es, sin lugar a duda, un territorio lleno de historia, belleza y sabor. En el establecimiento “La Clarita” se puede degustar el tradicional Pichirrichi, una bebida láctea artesanal elaborada a partir de esencias e ingredientes secretos transmitidos por generaciones en la familia Arias. Este producto representa un patrimonio inmaterial que merece ser conservado. Asimismo, en las panaderías locales se comercializa con orgullo la Marialuisa, una parva dulce de receta propia que refuerza el carácter auténtico de la gastronomía regional.

Durante nuestro recorrido, tuvimos la oportunidad de dialogar con Luisa Fernanda Betancur, Coordinadora de Turismo y Cultura, quien nos relató que Valparaíso fue confundado por Tomás Uribe Toro, Pedro Restrepo y Ubaldo Ochoa, siendo erigido como municipio el 15 de septiembre de 1864. Entre las figuras históricas más representativas mencionó a Rafael Uribe Uribe y, al ya referido Libardo Parra. También destacó el auge gastronómico que vivió la localidad durante la pandemia, transformando la oferta culinaria en uno de los ejes centrales de la actual demanda turística.

Desde el Centro de Historia del municipio (ubicado en Tejiendo café; una casona que combina arte, historia y cultura), se hace referencia a un antiguo apelativo: “Emporio Ganadero del Suroeste”. Sin embargo, dadas las nuevas dinámicas sociales, económicas y ambientales, se sugiere con mayor acierto reconocer a Valparaíso como “futuro turístico de Antioquia”. Esto, en la medida en que se enfoquen los esfuerzos en fortalecer el turismo cultural y de naturaleza, alineándose con los principios de desarrollo sostenible propuestos por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Posteriormente, disfrutamos de un almuerzo en Perumanía antes de visitar lugares emblemáticos como la Biblioteca Municipal, el Auditorio Tomás Uribe Toro y la Casa Museo Rafael Uribe Uribe;  esta última una verdadera joya patrimonial que exalta la vida y obra  póstuma de uno de los grandes líderes del país.

Nuestra travesía continuó hacia la vereda El Guayabo, un pequeño caserío que evoca los paisajes del Viejo Caldas, con casas campesinas tradicionales y un entorno natural excepcional. El recorrido, que asciende desde los 1300 hasta casi 2000 metros sobre el nivel del mar entre las zonas de La Fabiana y Barro Blanco, permite experimentar cambios notables en la temperatura y la vegetación. La llegada está coronada por una imponente cascada formada por la quebrada Conde, en el límite entre Caramanta y el corregimiento de San Pablo (Támesis), donde el silencio natural invita al recogimiento y la contemplación.

Valparaíso cuenta con al menos tres pisos térmicos, lo cual favorece una amplia diversidad paisajística. Desde zonas cálidas como La Bocana, Playa Rica y La Comuna, ideales para actividades recreativas al aire libre, hasta climas más frescos en la parte alta, con abundante agua y cobertura vegetal. Para quienes buscan el contacto con la naturaleza, el avistamiento de aves o simplemente respirar aire puro, Valparaíso se presenta como una alternativa inigualable. Desde sus alturas es posible admirar el esplendor del suroeste antioqueño, el norte de Caldas, el río Cauca, los picos gemelos de Antioquia, Aguadas, Santiago de Arma y, al fondo, el imponente Cerro Bravo, en jurisdicción de Fredonia y Venecia.

Actualmente, el municipio experimenta un crecimiento en materia de inversión inmobiliaria, tanto por parte de empresas extranjeras como de iniciativas locales, especialmente en la periferia urbana. Este fenómeno, sin embargo, exige una reflexión profunda por parte de las autoridades y la comunidad, para dimensionar tanto las oportunidades como las repercusiones del desarrollo turístico. Es esencial que este proceso se articule con el Esquema de Ordenamiento Territorial (EOT), para evitar colapsos administrativos y mitigar fenómenos como la gentrificación, tal y como ha ocurrido en otros municipios como Santa Fe de Antioquia, Jardín o Jericó.

Más allá de su riqueza natural, arquitectónica y cultural, lo que verdaderamente distingue a Valparaíso es la calidad humana de su gente. La calidez, sencillez y hospitalidad de sus habitantes constituyen el mayor valor de este territorio, y son el fundamento silencioso de su vocación hacia la paz y el desarrollo. En medio de un país atravesado por desafíos sociales y de seguridad, Valparaíso se erige como un ejemplo de convivencia: desde 2021 no se registra un solo homicidio, sumando más de 1.300 días de tranquilidad ininterrumpida.

Presenciar a los niños jugar en el parque al final de la tarde, con sus risas entrelazándose con el susurro del viento y la luz dorada del crepúsculo, va más allá de una imagen entrañable. Es una manifestación profunda de que la paz es real y alcanzable, y de que, en este rincón del suroeste antioqueño, se está sembrando un porvenir alentador, edificado desde la armonía cotidiana, la ternura infantil y la resiliencia de una comunidad que apuesta por la vida.

Valparaíso reúne todas las condiciones necesarias para consolidarse como un destino turístico emergente en Antioquia. Con una adecuada planificación territorial y el compromiso articulado entre la ciudadanía y las instituciones locales, este municipio tiene el potencial de convertirse en un modelo de turismo cultural, responsable y sostenible. Su capital humano, sumado a su legado histórico y entorno natural privilegiado, lo posicionan como una joya aún por descubrir en el panorama turístico colombiano.

Jorge Diego Mejía Cortés

Docente Normalista. Politólogo Universidad de Antioquia. Especialista en Gerencia Pública.

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