“Estos procesos de polarización y de construcción arquetípica de personajes, no son espontáneos; son parte de una sofisticada implementación de tecnologías de control mental, que en la era de los eufemismos se llama Marketing político.”
Últimamente se ha despertado una inusitada fiebre por la política al menos en los escenarios virtuales, que por temas de pandemia han sido los únicos escenarios abarrotados por estos días, bueno y una que otra fiestecita clandestina con funcionarios…
Cuando me estaba recién estrenado como ciudadano hábil para votar, hace como 20 años; la gente acostumbraba a decir que no se podía hablar ni de política, ni de religión, ni de fútbol; para no terminar peleando; tal vez por esa naturaleza, orgullosa y apasionada de los antioqueños o mejor por esa carajada de creernos los más verracos. Construimos nuestras posiciones, a partir de convicciones que elaboramos difícilmente de manera objetiva y racional, sino como respuesta a emociones implantadas deliberadamente en la mayoría de los casos.
En mi entorno de aquella época la discusión política era muy superficial, se hablaba de un candidato que fue gobernador, que ahora era independiente y estaba en contra la corrupción y de la guerrilla, ah! y además era paisa.
Las noticias nos mostraban una guerrilla cometiendo atrocidades (lo cual era verdad) y cuando ganó las elecciones para muchos llegó el salvador de Colombia, apareció el arquetipo del héroe para derrotar a los villanos de la guerrilla. Se organizó un culto en torno a este mandatario, donde se arrimó toda la clase política tradicional de las regiones y todo el que se atreviera a oponerse a ellos o pensar diferente era catalogado de “aliado de la guerrilla”, se disimularon con su consigna contra la corrupción y la politiquería y se dedicaron a amasar poder.
Estos procesos de polarización y de construcción arquetípica de personajes, no son espontáneos; son parte de una sofisticada implementación de tecnologías de control mental, que en la era de los eufemismos se llama Marketing político.
A veces también me las creo que somos muy chimbitas, pa qué, pero tenemos los más tesos para producir reggaetón y para el marketing político. (Los entendidos en comunicación encontraran seguramente grandes similitudes en ambos campos)
Los gurús del marketing, no tienen ningún tipo de ideología, son objetivos, fríos y profesionales. Tienen la capacidad entender la política desde el punto de vista más pragmático, conocen el negocio, las técnicas y saben cómo ganar la batalla contra el discernimiento de los individuos y conducirlos en manada a donde el cliente lo requiera.
Así como los genios del reggeton convirtieron a Sebastian Yatra en un reconocido artista, los magos del marketing convirtieron a Daniel Quintero en un alcalde Independiente, ese es el Show Business en la ciudad de la moda.
Los mismos expertos en marketing que llevaron a Uribe a la cima del poder, ante su inminente declive y desprestigio, buscaron un nuevo héroe, uno “independiente” que ataque a los corruptos y al uribismo. Para que desde su posición de mandatario y con los recursos que le otorga su cargo, señale a quien no está con él de estar con el enemigo y por ende ser corruptos; y claro, los que lo apoyen no serán corruptos, sino demócratas y ocuparán grandes cargos.
Mismas fórmulas, mismos gurús, mismos resultados exitosos; pasa con la música, pasa con la política y nos pasa con muchas otras cosas. Mientras seamos una sociedad superficial, que no aprenda a reflexionar y discutir sin apasionamientos, ni resentimientos, no vamos a llegar a ninguna parte y vamos a seguir siendo un país secuestrado por sus emociones.
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