Urge la identidad

Estaba en Caramanta, me gusta ese municipio porque se respira tranquilidad. En general, el suroeste es una región pacífica, las montañas llenas de cafetales dan esa sensación de bienestar, aunque he de reconocer que suceden cosas. Saqué mi cuaderno de apuntes y escribí unos datos de unos jóvenes, uno de ellos –que estaba a mi lado- miró una foto en primer plano de la cara de una mujer indígena y se burló de ella.

Estaba en Caramanta, me gusta ese municipio porque se respira tranquilidad. En general, el suroeste es una región pacífica, las montañas llenas de cafetales dan esa sensación de bienestar, aunque he de reconocer que suceden cosas. Saqué mi cuaderno de apuntes y escribí unos datos de unos jóvenes, uno de ellos –que estaba a mi lado- miró una foto en primer plano de la cara de una mujer indígena y se burló de ella.

En la foto, para contextualizar, la mujer indígena insinúa una sonrisa, su cabellera negra está dividida por la mitad de su cabeza y parece llevarla suelta. Su cara está maquillada con figuras negras y rojas; puntos, líneas y garabatos. En el reflejo de sus ojos se alcanzan a ver varias personas, los que estaban al frente tomándole la foto.
-“Qué pesar ¿A quién se le ocurre poner la foto de ella ahí? Eso la pusieron para que la gente se ría ¡Es que es muy fea!”- y a ese comentario, dicho por ese joven, no le agregué nada. Mi reacción fue abrir mi escucha sin preguntas ni reproches. He pensado mucho en lo sucedido y en verdad sigo sintiendo algo de tristeza, no tristeza por lo dicho sino tristeza por la manipulación del poder. No era tan cruel cuando poníamos ejemplos como ese en la universidad, no era tan real.
Yo sí creo que esa mujer está en esa foto porque justamente alguien vio belleza en ella y quiso que otros pudieran ver esa belleza. Yo creo que existe esa foto y está en mi agenda porque es urgente que nos reconozcamos, que reconozcamos los otros y lo otro. A mí en especial me urge que las personas con las que trabajo se convenzan de que hay tanta belleza en el uno como en el otro. La riqueza de la estética, el poder de la diversidad.
Me voy de Caramanta a Tarso, le pregunto a una joven ella qué quiere ser en un futuro, ella dice: “yo quiero ser actriz y quiero ser la mamá de una niña blanca, mona y peli lisa”. Describo la joven: baja, delgada, muy histriónica –no dudo que será una muy buena actriz-, de piel trigueña, estatura baja y cabello crespo. Creo que somos libres de admirar algunas estéticas pero creo que no es gratuito que sucedan este tipo de cosas. Nos urge una identidad, nos urge re-conocimiento por los cuerpos que hablan y conviven, sobre todo nos urge aprender a convivir en la diversidad.
Esta opinión la dedico a un caminar sin vergüenzas, cada cuerpo trae su belleza.

Ave Velásquez Montoya

Soy Ave Velásquez, o así me conocen. Escritor de ficción, no tan buen periodista; un opinador que lo relativisa todo -a eso debo muchos dolores de cabeza- y que se conmueve con todo. Tengo un blog que se llama LaMentira Blog y bueno, soy comunicador periodista de la Corporación Universitaria Lasallista y trabajo en el programa Antioquia Joven de la Gobernación de Antioquia.

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