En una columna reciente hacía una invitación a que construyésemos en Colombia con unidad y esperanza. Fueron varios mensajes recibidos en el sentido que sí era posible y que esa unidad ha sido el motivo de los mejores momentos de país. Cuando nos ponemos la camiseta de nuestra nación e intentamos no quedarnos en una u otra orilla del puente, y somos capaces de caminar de una u otra orilla al centro del puente, es allí donde como colombianos sacamos lo mejor que tenemos.
Allí entendemos que, a pesar de nuestros matices y diferencias, que además son positivas, encontramos propósitos comunes. ¿Quién no quiere un país más equitativo de donde desterremos la pobreza y el desempleo? ¿Quién no busca que Colombia tenga más oportunidades para todos y tenga inversión social y productiva? ¿Quién no prefiere para su familia y futuras generaciones un país más próspero y justo?
Isaac Newton reconoce la unidad como una ley universal “La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo” y en palabras de la Madre Teresa es un poder “Yo hago lo que usted no puede y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas”. Pero si el camino es tan obvio para evitar estar “petrificados”, ¿por qué no hacer esfuerzos para identificar esos propósitos comunes? Propongo entonces unidad en torno a defender nuestras instituciones y democracia, a respetar los pesos y contrapesos.
No se vale entonces la descalificación a las decisiones de las cortes o “juegos con el poder constituyente” o la descalificación al medio de comunicación cuando no me gusta lo que dice. Unidad en torno a una nación que recupere la integridad y valores como principios de actuación público-privado. Unidad como ciudadanos alrededor del bien común y no alrededor del odio y resentimiento.
Removamos de nuestra mentalidad las diferencias entre ricos y pobres, izquierdas y derechas, progresistas y neoliberales, y más cuando se usan con toques de populismo y polarización. Unidad en torno a las necesidades de los más vulnerables de la sociedad. Más empleo, mayor y mejor educación, un país de propietarios de vivienda, un acceso a la salud que llegue a todos los territorios del país con eficiencia y calidad en el servicio.
Unidad en la búsqueda de la libertad de empresa, de iniciativa privada, de expresión, de asociación, de permisos para probar soluciones y de conciencia, en donde se reconozca el valor de quien se esfuerza, los derechos con deberes, y en donde no se rechace el “mérito”. Unidad en torno a la seguridad y la posibilidad de convivencia, y donde no haya impedimento alguno para recorrer nuestra hermosa nación.
Unidad en torno a un país que recupere el valor del rigor técnico y de capacidad de gestión pública para lograr resultados y superemos el “bla, bla, bla”, el fatalismo y mesianismo. Y si se construye una “Selección Colombia” de empresarios hechos a pulso, académicos, artistas, pensadores, líderes de opinión, que apuesten por direcciones como estas y otras más y propongan un mejor rumbo que seguir en la pelea, en la división y en la “camorrería” en que andamos ¿No sería un mejor camino?.
*Rector Universidad EIA
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