Quiero pedirle de antemano unas disculpas a los futuros habitantes de los restos del país que les vamos a dejar, aquellos que van a tener que vivir en el país que estamos destruyendo con el argumento de que es más importante el progreso de la economía del país que el medio ambiente, por eso quiero pedirles disculpas a nombre de aquellos que en un afán desmesurado por tener un barril de petróleo quieren contaminar ríos enteros, a esos que no entienden que el petróleo no va a calmar la sed de ningún colombiano, y que ponen el petróleo por encima del agua, ¡que gran error!, el petróleo puede ser remplazado por otro tipo de energías pero el agua nada la puede remplazar.
Ustedes condenarán a aquellos que por tener un par de gramos de oro destruyeron todo a su paso, contaminando ríos y talando árboles, aquellos que convirtieron en desiertos lugares por donde corrió agua cristalina.
No me extrañaría que ustedes, los que vivirán en estos restos de país tengan que salir a la calle usando tapabocas, estoy casi seguro (quisiera equivocarme) que el aire que van a respirar va a estar contaminado como consecuencia de la necedad de algunos que se niegan a entender que unos vehículos que contaminan el aire no benefician a nadie, a esos que les parece muy caro usar energías alternativas, a esos les pregunto ¿Qué precio tiene respirar un aire limpio?
Por culpa de aquellos que piensan que “progreso” es cemento, aquellos que no les importa destruir reservas o acabar con páramos, para según ellos traer el progreso a una región, por culpa de esos nefastos personajes habrán cantidades de carreteras sin terminar (la corrupción es otra característica de esos personajes) y tampoco habrán ecosistemas. En ese afán de aquellos que quieren “construir país” no se dan cuenta que lo único que están haciendo es destruir ese país.
Qué vergüenza que mientras algunas personas salen la tarde de un domingo a desperdiciar litro tras litro de agua lavando un automóvil o una moto, en otros lugares del país hay personas muriendo de sed, que vergüenza que mientras algunos dejan la llave de la ducha abierta sin importarles nada, hay otros que no tienen un vaso de agua para beber.
Hace un año ya, que en Cajamarca sus habitantes salieron a decirle “NO” a la minería, y hace un año ya que algunos decían que era más importante hacer esa explotación minera que obedecer a el clamor de un pueblo que les decía a gritos, “nos importa más el agua que el oro”.
Todos quieren las regalías de un pozo petrolero, todos quieren tener oro, pero todos necesitamos agua limpia y aire fresco, pero parece ser que hay unos personajes que respiran oro y su sed es calmada por petróleo, parece que en Colombia hay una nueva especie de seres que le teme a los árboles y por eso su misión es talarlos sin importar nada. Parece ser que estas nuevas especies de colombianos se nutren de la destrucción.
Me disculpo a nombre de ellos, debido a que a mí si me importa el país que ustedes futuros colombianos van a habitar pero debo decirles que ellos sabían muy bien lo que hacían.
Desde 2016, Ecopetrol sabía de fallas mecánicas en pozo del derrame de petróleo