«Un edificio gris achaparrado de sólo treinta y cuatro plantas» (inicio de la novela «un mundo feliz»)
«Era un día luminoso y frío de abril y los relojes daban las 13» (inicio de la novela «1984»)
Quienes leyeron a Huxley o a Orwell en el momento de la publicación de sus novelas, un mundo feliz (1932) y 1984 (1949), hoy enmarcadas en el ámbito de la literatura distópica, no creo que dieran mucha credibilidad a lo que allí se planteaba y menos, si por aquel entonces les hubieran dicho que lo que allí estaba escrito era un panorama posible en el futuro cercano de la humanidad.
Pero aquellos que hoy denominan a Huxley y a Orwell como profetas o visionarios de su tiempo, seguramente en aquel momento los hubieran tratado como parias, como locos (al igual que a Julio Verne) o como simples escritores de ficciones macabras.
Tanto Huxley como Orwell describieron sociedades futuras que, para las generaciones de su época, resultaban no solamente escandalosas sino también terroríficas. Desenfreno o regulación de la sexualidad; armas biológicas o nucleares; condicionamiento psicológico o lealtad ciega a un modelo; avances tecnológicos para una sociedad individualista o para una totalizadora. Estos y muchos otros dilemas pueden emerger al momento de leer estas obras del siglo pasado. Pero preguntémonos, desde una perspectiva actual, si alguno de nosotros imaginó que atravesaría una condición sanitaria como la que vivimos hoy por cuenta del llamado Covid 19. Me atrevería a responder que al igual que los lectores de los tiempos de Huxley y Orwell, nadie pensó que esto fuera posible.
Hoy los analistas y estudiosos reconocidos empiezan a postular sus teorías sobre las características que tendrá, o debería tener, el mundo después de superada la pandemia.
Para algunos como Zizek esta crisis es un golpe contundente contra el capitalismo y a la vez la posibilidad, para muchos aterradora y distópica, de la aparición de un comunismo renovado que entierre de una vez por todas al denominado capitalismo salvaje.
Para otros, como Byung-Chul Han, la pandemia no causará la desaparición del capitalismo, pero sí que será un reto para un sistema que, según el filósofo surcoreano, deberá apelar a políticas de control efectivas como las de China, para evitar así nuevos cataclismos. Opinión que considero no sería muy aceptada en una sociedad que, como la occidental, cree vivir en el paraíso de las libertades y que hoy, al igual que en épocas anteriores, busca chivos expiatorios para excusar las fallas de su sistema.
Mientras que para otros, entre ellos politólogos, antropólogos, sociólogos y economistas, la discusión se centra entre dos modelos de sociedad: uno que antepone la vida a la economía y otro que prioriza la economía y disfraza su aporofobia de solidaridad.
Así las cosas, no estoy muy seguro en cuanto a eso de que nuestra sociedad se encamina hacia una distopía tras la pandemia; puesto que si miramos bien, la pandemia solo ha venido, entre otras cosas, para ratificarnos que vivimos desde tiempo atrás en una sociedad distópica.