Faldas extensas, subidas, bajadas. Movimientos de todo tipo al transitar por sus calles. Personas trabajadoras. Una vista de la ciudad privilegiada, como de quien se sitúa en el extremo de esta. Un ambiente acogedor rodea este lugar.
Realizado por: Sara Marín Y Manuela Quintero
Santa Cruz está ubicada en la Zona Nororiental de la ciudad, está compuesta por 11 barrios y se divide en tres franjas. Esta zona de Medellín se conformó de diversas formas, una de ellas fue por asentamientos de obreros, otra se marcó con la llegada de campesinos que venían buscando un lugar donde resguardarse al verse forzados a desplazarse de sus lugares de origen.
Su poblamiento se fue dio poco a poco, pero no de forma regulada, es por esto que el acceso a servicios públicos como la cobertura de servicios de salud y educación avanzó de forma lenta. Hoy en día esta zona presenta problemas como altas cifras de desempleo, presencia de grupos armados, dificultades en la movilidad, hacinamiento y violencia de género.
La violencia de género se presenta de forma constante en Santa Cruz. Al analizar los registros de víctimas de lesiones personales se nota un aumento en las víctimas mujeres, cifra que pasó de estar en un 34% en 2016 a un 72% en 2018, esto según el Diagnósticos de las violencias urbanas y su proceso de naturalización comunas 2 y 7 Medellín, análisis con perspectiva de género.
Sumado a esto en el 50% de los casos de homicidios registrados del mismo año las víctimas habían sido mujeres, cifra que contrasta con registros de los dos años anteriores en los que los hombres se presentan como víctimas únicas.
Esta violencia ha influenciado en las dinámicas de Santa Cruz, y esto lo han notado muchas mujeres que motivadas por el amor y la conexión que tienen con este lugar, con sus rincones en los que crecieron, pasaron su infancia y adolescencia, han decidido unirse, luchar juntas por un objetivo común: conquistar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
Para muchas lideresas Identificar los tipos de violencia de género (económica, física, psicológica, simbólica, obstétrica, política, sexual) es fundamental para realizar procesos de pedagogía y así disminuir la naturalización de la violencia de género.
Actualmente hay varios colectivos de mujeres: Movimiento 9 lunas, Mariposas valientes, corporación Sabinas, mujeres independientes que juntos conforman el movimiento Semillas sin dejar de lado sus procesos individuales.
Estas son algunas de las historias de las lideresas que hacen parte o guían los procesos de los colectivos antes mencionados:
“Cuando las mujeres pierden el miedo empezamos a rescatar nuestras voces”
Reconciliación, vínculos y perdón son algunas de las palabras que usa Dora Restrepo para hablar de Santa Cruz como territorio de paz. Para ella, la paz comienza desde el interior de cada ser y no se puede hablar de paz si no existe dentro de espacios cercanos a cada persona.
Dora vive en Santa Cruz desde que tenía cuatro años, ha habitado la franja 1, cerca de la frontera, desde hace más de 48 años, desde muy pequeña sufrió violencia en su familia y también fue víctima de violencia sexual.
Ella percibe la violencia sexual como uno de los tipos de violencia más fuertes que puede sufrir una mujer, ya que deja secuelas muy profundas en la víctima que incluso pueden conducir a la muerte.
La vida de Dora no ha sido fácil, en el pasado tuvo que desplazarse de Santa Cruz para proteger su vida “A mí me iban a matar, tuve que salir de esta comuna por una situación muy violenta” recuerda, pero han sido sus vivencias las que la han impulsado a hacer parte de movimientos que trabajan en defensa de los derechos de las mujeres.
Actualmente hace parte de la corporación las Sabinas, la Red de Paz de Antioquia y el Movimiento 9 lunas, donde se ha topado con historias de otras mujeres muy similares a las suyas, para aprender finalmente a “reconstruirse en medio del dolor.
“Una mujer que tiene claros sus derechos y los hace valer no se va a dejar violentar”
Yorlady vive en la comuna 2, Santa Cruz hace más de 40 años. Hace parte de la Mesa de Derechos Humanos y lidera el colectivo Nueve Lunas.
En algún momento de su vida fue víctima de violencia de género al interior de su hogar, “No hubo maltrato físico pero sufrí muchas veces de episodios de violencia psicológica” recuerda, es a partir de ahí que tomó la decisión de separarse, cuando fue capaz de identificar ese tipo de situaciones”.
Ver los numerosos casos de violencia de género que se presentan en Santa Cruz la han motivado a realizar trabajo social y comunitario a favor de los derechos de las mujeres. Hace 10 años hizo parte de la conformación de colectivos de mujeres donde se encontró con un escenario lleno de aprendizajes y logró ampliar sus conocimientos sobre violencia de género, esto le ayudó a superar la violencia de la que fue víctima.
A partir de estas experiencias, ella en compañía de otras mujeres identificaron la necesidad de trabajar en la prevención y reconocimiento de las problemáticas de las que eran y aún son víctimas en su territorio.
Yorlady denuncia que aunque haya un alto registro de denuncias relacionadas a la violencia de género, no hay una respuesta proporcional a estas. Para ella aún hace falta mucho en materia de equidad de género, “nosotras tratamos de llegar a diferentes espacios y ahí nos vamos yendo, pero es una problemática demasiado grande y deja unas consecuencias muy profundas en las mujeres y es una tarea que nosotras hacemos paliativamente, es decir es un pañito de agua tibia para un asunto tan garrafal”
A pesar de esto, el objetivo principal siempre será que un mayor número de mujeres conozcan sus derechos y es por esta razón que se trabaja de forma tan ardua desde los diferentes movimientos y colectivos en Santa Cruz.
“Porque cuando una mujer conoce sus derechos desarrolla la posibilidad de cambio en su vida y tiene el poder de beneficiar su entorno familiar, social, académico y laboral para que exista una mejor convivencia donde la dignidad de todos, sin importar su sexo, sea el principal propósito”.
“Como mujeres nos toca a veces mirar de qué estamos hechas”
Annet, al verse sumida en un contexto machista desde muy pequeña ha soñado con la igualdad de género, la idea de un mejor mundo para las mujeres nunca le ha sonado descabellada y es por esto que trabaja día a día.
Vive en Santa Cruz hace 45 años y actualmente se desempeña como gestora comunitaria en el Centro de Reconciliación y hace parte del movimiento Semillas. Desde hace más de 10 años se interesó por la defensa de los derechos de las mujeres y en este camino encontró obstáculos que fueron difíciles, pero con esfuerzo y perseverancia pudo superarlos.
Con una sonrisa en el rostro afirma que “como mujeres nos toca a veces mirar de qué estamos hechas” para poder sobreponernos a las dificultades de la vida, porque para ella rendirse nunca ha sido una opción.
Cuando era pequeña su padre le decía “el conocimiento es lo único que no te pueden robar en la vida”, fue por esto que terminó sus estudios básicos y realizó una carrera profesional. Estudió ingeniería de sistemas en la Universidad Remington, sin embargo no ejerce su profesión desde hace mucho tiempo, debido a la violencia económica que sufrió mientras hacía prácticas y otros intereses que desarrolló en su vida.
Para ella la adquisición de conocimiento debe ser una constante para las mujeres, nunca se debe parar de aprender, “vas a tener que seguir leyendo, estudiando y argumentando en los escenarios donde te encuentres, para justificar lo que decís y justificar un porqué”
“Las mujeres tienen la responsabilidad de quererse a ellas mismas y cuidarse”
Gloria Tobón es organizadora de eventos, pero las cosas de la vida la llevaron a ser lideresa de la Comuna 2. Actualmente hace parte del colectivo Mariposas valientes.
Le gusta hablar, escuchar, trata de entender y conocer a la gente. Para combatir la violencia de género en Santa cruz ella visibiliza y define la Ley 1257 que habla de la protección de las mujeres.
En compañía de otras lideresas, busca que las mujeres «sepan que pueden caminar con libertad, definir su propia identidad, empoderarse y comprender que tienen derechos que las amparan y protegen».
Gloria hace parte de la comunidad LGTBI y a causa de esto fue víctima de discriminación. Este fue uno de los detonantes por los cuales decidió luchar por los derechos de las mujeres. “Desde ese punto empecé a diferenciar qué tenía una lucha con aquellas de mi propio género», recordó. .
Para ella, lo más importante es mostrarle a las mujeres que, sin ellas, el mundo no es nada y que si conocen sus derechos pueden defenderse aquí y en cualquier parte.
“Invito a todas las mujeres a que pertenezcan a estos grupos para que puedan empoderarse y mirar desde otra perspectiva, desde otro ángulo la vida que desde un hogar no se visibiliza bien”.
En Santa Cruz las lideresas son madres, hermanas, hijas, esposas. MUJERES que se han armado de valor para trabajar en la conquista de sus sueños, para luchar contra una realidad que es difícil pero no imposible de vencer: la violencia de género.