Una renuncia que allana el camino hacia la toma hostil de la UdeA

Seré concreto: la reciente presión para que John Jairo Arboleda renuncie a la rectoría de la Universidad de Antioquia forma parte de una estrategia política para que el señor gobernador, Andrés Julián Rendón, avance en una toma hostil de la UdeA. Ni más, ni menos. Y es una estrategia política feroz desde la cual se busca, en primera instancia, asfixiar y desestabilizar a la administración -personificada de forma unidimensional en Arboleda como si fuera el único catalizador de la crisis-, con la intención de presionar una renuncia que le dé carta blanca a Rendón para poner un rector o rectora “títere” que atienda estricta y acéfalamente a sus intereses.

Eso explica la amplificación mediática de aquella “conveniente” solicitud de renuncia en algunos medios de comunicación, por lo general, muy cercanos al gobernador. Parte de una estrategia de asfixia y desestabilización institucional que solo anticipa la toma hostil del campus por parte de un gobernador que solo ve a la UdeA desde los ojos del franco desprecio y la estigmatización.

Y ciertamente no me sorprende que dicha estrategia, ahora, en su fase más mediática e intensa, encuentre simpatías o respaldo en algunos integrantes de la comunidad universitaria. Entre sectores convencidos de que una eventual renuncia de Arboleda resolvería, como por arte de prestidigitación, la crisis estructural que viene sometiendo a la universidad hace años; otros, tal vez jugando a la pequeñez o a la conspiración, seguro sienten que así podrán tramitar una animadversión personal hacia el rector.

Yo lo tengo claro: Arboleda no es la Universidad de Antioquia.

La certeza es que, si el rector cede a la presión y renuncia, la UdeA le será entregada en bandeja de plata a Rendón. ¿Con qué consecuencias?

No me podría anticipar a responder a esa pregunta, pero procuro tener memoria y no olvido que el gobernador, cuando fungió como secretario de Gobierno de Ramos Botero estuvo detrás del ingreso del Esmad al campus de la UdeA -su visión securitista ha quedado en evidencia y se ha reforzado en lo que va de su administración-. Tampoco olvido que iniciando su mandato estigmatizó a la Universidad en relación con los estudiantes que, por motivos económicos o familiares, no tienen más alternativa que demorarse más de la cuenta en terminar su pregrado. Y tampoco olvido que su cacareado plan de austeridad para la universidad -obra de Mauricio Alviar Ramírez- es una simple medida de chantaje y presión.

Vuelvo a repetir: el gobernador solo ve a la UdeA desde los ojos del desprecio y la estigmatización. ¿Alguien me podría dar razones para considerar lo contrario?

Y no se trata de apoyar a rajatabla o cerrar filas en defensa de la gestión de Arboleda; ni más faltaba, en su tercer periodo al rector le ha faltado liderazgo y muchísima capacidad de consenso -tanto interno como externo- para maniobrar el timón en medio de una crisis profunda. Se requiere contundencia y mensajes claros. Pero de ahí a hacerle el juego a una derecha securitista que solo se quiere tomar el campus con un rector o rectora títere para hacer no sabemos qué con los destinos de la universidad, si hay mucho trecho. Mi amor por la UdeA me impide apoyar semejante exabrupto.

El rector Arboleda ahora es un dique de contención. Un dique sujeto a infinidad de presiones. Un dique que ha evitado que se consume la toma hostil del gobernador. ¿Cederá a la presión de una estrategia política que ya entró en su fase más mediática e intensa?

Yo, personalmente, espero que no.

Pero lo que se requiere de forma urgente es propiciar una amplitud de consensos, equilibrios, planes de mejora, canales de diálogo, para que así, entre todas y todos -entre quienes verdaderamente amamos a la UdeA y no salvaguardamos intereses electorales o mezquinos- podamos consensuar un pacto social por la transformación y estabilidad de la Alma Máter.

Y el primer llamado a generar las condiciones para propiciar ese pacto social es el rector, su eventual renuncia solo sería el corolario en la profundización de la crisis y la entrega total del campus al gobernador y sus títeres.

Sin duda, este es un momento que nos demanda grandeza y no pequeñeces.

Fredy Chaverra Colorado

Politólogo, UdeA. Magister en Ciencia Política. Asesor e investigador. Es colaborador de Las2orillas y columnista de los portales LaOrejaRoja y LaOtraVoz.

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