La idea de la prolongación del aislamiento obligatorio decretado por el gobierno nacional el pasado 24 de marzo y que en un principio sería de 19 días, hasta el 13 de abril, tiene en vilo a muchísima gente de todas las clases.
La medida que han tomado los gobiernos de obligar una cuarentena, es una medida que se hace atendiendo a las autoridades de la salud y con el ánimo de proteger la vida y la salud pública de todos los ciudadanos, es una coyuntura muy difícil, una emergencia sanitaria que requiere toda la atención actual mundial, ya que es de amplio conocimiento que la propagación del Covid-19 cada vez es más preocupante, no obstante, la idea de seguir encerrados durante 2 o 3 meses más es un tanto compleja para muchas personas que sufren el encierro, como la claustrofobia, la depresión, ansiedad y el síndrome de abstinencia, debe sur un acto de fe esperar que esas personas no empiecen a estresarse, o peor, a entrar en una depresión que un sentimiento muy incómodo. Se dice de la sensibilidad que es: pensar en el prójimo y ponerse en su lugar; ahora que tan de moda se ha puesto la palabra empatía.
Es menester que por estos días en que lo mínimo es lo máximo, contribuir y aportar nuestro granito de arena es lo mínimo, o por lo menos desde mi modesta opinión es un deber de todos aquellos y aquellas que nos consideramos personas sensibles, debido a esto quiero decirles que aunque por tormentoso que parezca el encierro tendremos que buscar hobbies, y encontrar entretención para no morirnos en el encierro, también debemos entender este encierro como la oportunidad para pensar y repensar esos dilemas tan interesantes en los que todos los días estamos enfrentando acerca del coronavirus, el amor (bueno por lo menos en mi caso), la ausencia y la espera de eso tan deseado.
El presidente Iván Duque estudiará la posibilidad de un “aislamiento inteligente” como medida a la mitigación de la crisis económica venidera, ponderando entre la vida y la economía, planteamiento criticado por muchos analistas, con lo cual no me extenderé ya que no soy una autoridad del tema; no obstante, desde lo pragmático considero que sería caótico un “aislamiento inteligente” en nuestra Colombia, que tantas veces nos ha demostrado su poca lucidez, estaríamos dejando a merced de la buena fe e intención de los ciudadanos colombianos, que aunque no seamos todos, se violan los semáforos, no ceden el paso al peatón, no respetan ni saben hacer una fila, entre otras, y por no mencionar nuestra insensatez política.
Por último, lo más ominoso que me parece, y es algo que todos los días pienso con mucha preocupación. En los más vulnerables de todos en estos casos, y me refiero a todas las personas, sin hogar, sin comida y sin la posibilidad de una higiene digna, sin duda son tiempos en los que estamos en manos del altruismo.