Ya me vi consumido por el odio y quemaba fuerte – Chusterfield, Homestudio Session 7
Cuando encuentras el camino hacia el amor propio, descubres la luz en medio de la oscuridad. Abandonarse, en ocasiones, significa forjar el camino para encontrarse. Este relato nace desde esa ausencia que experimenté al buscarme a mí mismo. Recuerdo el día en que decidí dejar mi vida a la deriva, entregada a la oscuridad y lo turbio, una decisión influenciada por una sociedad atrapada en el verdadero oscurantismo. Nos hemos quedado estancados en una época feudal, incapaces de avanzar.
También recuerdo el momento en que me encontré, cuando decidí seguir el camino de la búsqueda infinita de mi propio ser. Sin embargo, hay un día más en el que tiré a la basura ese camino por complacer la dependencia emocional que brotaba en mí, pero que justificaba en otra persona. Abandoné mi claridad por querer agradar a los demás. No me di cuenta de que la única forma de complacer a los otros es brillando con luz propia, sin enfocarme directamente en ellos. No se trata de egoísmo, sino de amor propio. Como bien dice Canserbero, «all we need is love», pero no cualquier amor, sino el amor hacia uno mismo. Cuando te amas y te valoras, comienzas a amar y valorar a los demás.
Mi forma de demostrar amor es escribiendo. No lo hago para los demás, lo hago para mí. Sin embargo, es inevitable que, al hacerlo, brille. Al ponerme primero, mis palabras reflejan ese amor propio. En las mentes más brillantes he encontrado, en sus escritos, esa chispa de amor por sí mismos. En contraste con la luz, está el odio. Odias a la humanidad cuando te odias a ti mismo, odias ideales cuando rechazas tus propias ideas, y odias el amor cuando eres incapaz de ofrecer muestras sencillas de cariño.
Todo esto lo comprendí a través de la culpa, el canal más macabro para salir de la oscuridad hacia la luz. La culpa de abandonar mis ideales de libertad y confundirlos con libertinaje. A lo largo de mi vida, he sido una persona hedonista, oscura e impaciente. Hoy, después de una metamorfosis kafkiana, soy un ser libre, transparente y paciente, que observa la luz en medio de la oscuridad, brillando a pesar de las tormentas internas.
Ya no me encuentro solo. Aunque la oscuridad tenga su poder de seducción, ahora estoy acompañado de mis propias líneas, de mis cuentos y versos, que son muestras de amor hacia mi alma libre. Mi lucha es constante, como la de todos los seres humanos que, algún día, llegarán a amarse a sí mismos. Porque ese es, sin duda, el único remedio para todos los males que enfrentamos.
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