Son muchas las acotaciones que se han hecho del concepto Desarrollo, pero son pocas las que verdaderamente se profundizan en el sentido multidisciplinar del mismo.
Hablar de Desarrollo, implica conocer las dinámicas que acarrean el mundo de hoy en cuanto al sentido global-local para propender a estrategias de transformación social en los diversos territorios. Cada localidad se configura por un sin número de particularidades que articulan los procesos sociales, económicos, políticos, ambientales, culturales… y demás; asimismo, es menester atender de forma particular las necesidades que cada territorio, independientemente, devela.
Es sumamente importante entender los procesos de participación ciudadana si queremos hablar de un desarrollo a escala humana sostenible y con carácter social dentro de cada comunidad; es ahí donde el empoderamiento juega un papel preponderante en la construcción de desarrollo dentro de cada territorio.
Debemos entender el desarrollo como un proceso que articula diversos aspectos: sociales, políticos, económicos, ecológicos, culturales… y no como, convencionalmente, se le ha atribuido al mismo –de modo general– un vínculo directo con el crecimiento, el poder económico, el aumento de la riqueza, la representación infraestructural… delimitando el concepto al progreso, mediante actividades económicas, basadas en representaciones de ideologías centralistas en países mal llamados “desarrollados” que han dejado de lado el fin último del sentido de desarrollo: el bienestar humano visto desde un enfoque cualitativo y no cuantitativo.
Existen diversas áreas del conocimiento que forman al ser humano en función del desarrollo; pero es de meritorio reconocer la inherencia de la misma en función de las Ciencias Sociales; es por esto, que el papel del comunicador social en la construcción colectiva del desarrollo integral y humanístico es de vital importancia si se asume la responsabilidad social como una responsabilidad de todos, dónde la construcción de memoria, la acción de reivindicar, la pertenencia social y el sentido de participación permiten elaborar procesos de desarrollo no convencional y que puede trascender a los paradigmas de progreso y bienestar económico articulándolos en función del sentido social.
Asímismo, es menester que cada ciudadano implemente un nivel de apropiación con su comunidad en sentido qué devele interés y sentido de pertenencia por su territorio, desarrollando la participación como un mecanismo de transformación y propendiendo a la ejecución de políticas públicas que permitan centrar las necesidades colectivas en necesidades acordes a las particularidades de cada comunidad. También es sumamente importante que se articulen procesos culturales, sociales, ecológicos, psicológicos y económicos al ejercer político y gubernamental muy propio de cada localidad; propendiendo a lograr una permanencia en los niveles de pertenenecia que como sociedad podemos implementar.