Sebastián Villa Castañeda es un clavadista olímpico de 26 años que ha participado en dos Jugos Olímpicos, Londres 2012 y Río 2016, su objetivo ahora, es obtener un buen resultado en Tokio 2020, pues según él después de estos Juegos Olímpicos ya va a estar muy viejo para seguir compitiendo en clavados, y quiere que su retiro de estos sea por lo alto.
Foto tomada de: @sebvilla92. Juegos Olímpicos Río 2016.
Ir a ver entrenar a los clavadistas es todo un espectáculo; mientras están en ciclo de preparación para las competencias, todos los días sin falta llegan a la liga a las 8 de la mañana, entrenan hasta las 11:30 a. m., tienen un receso hasta las 2 de la tarde y siguen su entrenamiento hasta las 4:00 p. m. Su disciplina es mucha y su técnica para clavarse es impecable. En clavados está la modalidad de trampolín que está a 3 metros; y la modalidad de plataforma fija que está a 7.5 metros y a 10 metros; Sebastián Villa disfruta más clavarse de las plataformas fijas.
Villa siempre fue muy deportista, entrenó Bicicross, natación, patinaje, gimnasia y clavados. En su colegio, entrenó gimnasia con un entrenador cubano llamado Fernando Pajón, este entrenador era muy exigente y por las capacidades que demostró Villa durante su tiempo en gimnasia, Pajón les dijo a sus padres que él algún día podría llegar a ser deportista olímpico, y aunque no fue en gimnasia, Fernando pajón tuvo la razón.
Cuando tenía 7 años y mientras estaba en clases de natación en la Universidad de Antioquia llegaron unas personas a buscar talentos para clavados, les hicieron unas pruebas a todos los niños de flexibilidad, de salud, entre otras, y Villa fue uno de los elegidos para proponerle iniciar en este deporte. Muy emocionado, le comentó a su madre la idea de comenzar a entrenar clavados pero un problema se interpuso entre este deporte y Sebastián, siempre le ha tenido miedo a las alturas. Su madre, Olga Castañeda, recuerda el momento en el que su hijo le dijo que quería entrar a practicar clavados, para ella fue un momento muy extraño, pues ellos dos le tienen miedo a las alturas, pero Sebastián no renunció a estas ganas de entrenar este deporte y le preguntó a su madre: “¿Muy horrible si lo intento?” y ella le contestó: “Hijo, nada pierdes con intentar”; y ahí se quedó. Este miedo a las alturas es muy curioso, pues a Sebastián le da pavor asomarse desde pisos altos, pero al clavarse desde la plataforma más alta que son 10 metros no siente nada, según él porque: “Yo sé que voy a caer al agua, sea como sea allá voy a caer”.
Como la mayoría de los deportistas, Sebastián Villa pasó por un momento en donde no sabía si seguir en el deporte o no, él mismo dice que en la etapa de la pubertad muchos deportistas se retiran, pues es muy difícil para ellos ver cómo todos sus amigos salen a fiestas y tienen mucho tiempo libre, mientras que un deportista tiene que enfocar su vida en el entrenamiento y no se puede dar los lujos del ocio como el resto de personas; para Villa, el apoyo de su familia en este momento de su vida fue fundamental, ellos lo animaron para que no renunciara, y esto lo agradece cada día, como él mismo lo expresa: “Soy lo que soy gracias al deporte”.
Mientras conversábamos, todo el que pasaba saludaba a Sebastián con una sonrisa en la cara “Villa, ¿qué más?”, así lo saludaban, y él, tan carismático como siempre respondía al saludo con su acento paisa tan marcado.
Toda su vida estudió en el Colegio Alemán, hasta noveno, cuando estaba en este grado le tocó dejar sus estudios para empezar a entrenar doble jornada, validó su bachillerato y ni para él ni para su madre fue una decisión difícil de tomar, su mamá recuerda: “Era algo que ya veníamos aplazando desde hace mucho tiempo, ya era hora”. Sebastián no sintió remordimiento en ese momento, su tristeza fue 5 años después mientras él estaba en una competencia en Canadá y sus compañeros del colegio hicieron una reunión de egresados.
Para su madre, la experiencia de tener un hijo que es deportista olímpico “ha sido una experiencia buena, pero no repetible”, ella siempre participó en todas las actividades del Club de clavados Alcatraz, lugar donde se formó Villa, incluso, en este momento es la presidenta del club. Un día para animar a los papás y para que ellos sintieran lo que sentían sus hijos al clavarse, formó un grupo de clavados para los padres, ella recuerda que todos estaban muy animados, pero ella, por su miedo a las alturas, se tiró solo una vez de un trampolín de dos metros y decidió nunca más volverse a tirar. Su experiencia como madre ha sido muy gratificante, y resalta que Sebastián siempre fue un niño muy independiente, le tocó aprender desde muy pequeño a transportarse en metro y a viajar solo. Para ella las medallas y logros que ha conseguido su hijo no son importantes, incluso recalca que nada de esto lo tienen exhibido en la casa, todas las medallas están guardadas en una caja, “si usted me pregunta cuántas medallas ha tenido Sebas, no sé”, para ella lo más importante es que su hijo haya logrado hacer en la vida lo que a él más le gusta pero nunca perdiendo la humildad, siempre le recordaba a Sebastián “porque usted salga en la prensa no significa que no sea una persona normal”, y cuando él llegaba subido de humos por haber ganado alguna competencia su madre siempre le recordaba que no podía perder ese valor tan importante para toda su familia, la humildad.
Villa es un joven muy querido por todos, incluso le ayuda a los más pequeños que están iniciando en clavados dándoles recomendaciones para mejorar su técnica, y aunque inspira un respeto en los niños, todos lo mirar con admiración y como un ejemplo a seguir
Kevin García es un amigo suyo que también practica clavados, se volvieron muy amigos desde hace 3 años; Kevin recuerda una anécdota en la que Villa fue de mucha ayuda para él, Villa tiene un temperamento fuerte, y en unos Juegos Interligas, a García le estaba yendo muy mal, estaba desconcentrado y no sacaba un buen puntaje, días antes de terminar la competencia, Kevin recuerda que Sebastián lo regañó muy fuerte y le hizo caer en cuenta de lo que estaba haciendo mal, después de este regaño, García se recuperó y logró ganar medalla de oro en estos Juegos Interligas.
El peor momento de Villa como deportista ocurrió 10 días antes de los Juegos Olímpicos de Río 2016, en los que mientras practicaba desde una plataforma de 10 metros se dobló un hombro; de igual forma, siguió para su competencia y logró quedar de 22 en la clasificación general.
Este deporte, es muy desgastante, Villa cada vez tiene más lesiones, en este momento tiene una lesión en el muslo, y desde hace mucho tiempo le tienen que hacer una cirugía de hombro, él todavía no ha querido hacerse la cirugía porque tiene un riesgo del 67 %, y una recuperación de entre 6 a 10 meses y él no quiere dejar de entrenar durante tanto tiempo.
Así muchos no lo crean, él es un hombre callado y un poco tímido, así lo describe una amiga de su familia, Gabriela Gómez, que conoce a Sebastián desde hace 10 años y mantiene una relación muy buena con él y con toda su familia. Gabriela recuerda que a Sebastián le gustaba mucho el sancocho, y siempre que llegaba de competir, ella lo invitaba a su casa a comer sancocho y él era feliz. La familia de Gabriela siempre apoyó mucho a Villa, lo veían en todas las competencias y cuando estas eran acá, en Medellín, ellos siempre iban a apoyarlo; además, cuando volvió de los Juegos Olímpicos de Río, le hicieron una fiesta sorpresa, él no se lo podía creer y no se aguantó las lágrimas de felicidad y de agradecimiento al igual que su madre, esta anécdota la recuerdan todos con cara de felicidad.
Sebastián Villa lleva 18 años en clavados, una experiencia que no ha sido nada fácil, siempre a sido muy comprometido y disciplinado con el deporte a pesar de todas las cosas a las que le ha tocado renunciar, “mucha gente lo llama sacrificios, yo lo llamo cambios”, así se refiere cuando habla de las cosas que le ha tocado dejar y con un poco de tristeza en sus ojos cuenta que ha intentado estudiar Derecho en la Universidad Pontificia Bolivariana, Administración en esta misma universidad y ahora está estudiando Administración en el Politécnico mayor, y aunque cursa séptimo semestre dice que nunca ha podido llevar la vida de universitario que el resto de personas tienen.
Su desgaste físico y el cansancio de no poder llevar una vida normal lo han llevado a tomar la decisión de retirarse de los clavados luego de los Juegos Olímpicos de Tokio en el 2020, para esto cuenta con el apoyo de su mamá, que opina también que ya lleva mucho tiempo en el deporte y que ya es hora de retirarse. Por ahora no tiene plena seguridad de qué hará cuando se retire, pero algo que sí tiene claro es que quiere seguir en el deporte, no como entrenador porque no le gusta, pero sí desempeñando otras actividades dentro del mundo de los clavados.
Foto tomada de: @sebvilla92. Liga Antioqueña de Natación.