Un camino hacia la reconciliación

Foto: Presidencia de Colombia (EFE)

“En la guerra no existen ganadores, todos somos perdedores”


Las reacciones generadas por el presidente Petro y Salvatore Mancuso el pasado 3 de octubre en el evento de entrega de tierras en Córdoba se puede interpretar como una señal de reconciliación.

Se vivieron tres momentos importantes. El primero, la entrega de 8.000 hectáreas de tierras que fueron despojadas por años a manos de los paramilitares, siendo esto un avance enorme para resarcir a las victimas del conflicto armado en Colombia.

El segundo, fueron las palabras de los ex jefes paramilitares Carlos Mario Jiménez alias Macaco y Salvatore Mancuso Gómez, este ultimo siendo el más importante, ya que había mucha expectativa tras su iniciativa de ponerle la cara a las víctimas. En su discurso resaltó el momento histórico que se estaba viviendo en ese momento, mencionando como el presidente Petro en el pasado había sido objetivo militar aun habiéndose desmovilizado del M-19 y quien había sido su mayor opositor del paramilitarismo en el Congreso de la Republica. Luego, se dirigió a las victimas a quienes les pidió perdón, reconociendo el despojo de tierras, los vejámenes ocurridos bajo su mando y prometiendo su compromiso para resarcir el daño causado. En la guerra no existen ganadores, todos somos perdedores, añadió.

Este discurso duró 9 minutos, con una imagen que al final generó todo tipo de reacciones y que por su puesto pasará a la historia. El intercambio de sombreros.

Esta imagen la leen algunos como una señal de reconciliación necesaria para un país que ha vivido la guerra por décadas, otros, por el contrario, la interpretaron como un acto de exoneración e insulto a las víctimas, comparando este evento con la imagen del 2004 cuando Mancuso llegó al Congreso de la Republica aplaudido y elogiado por los que hoy lo desprecian y lo desacreditan. Son dos momentos muy diferentes en la historia del país.

A pesar de haber escuchado las voces de las víctimas, actores sociales y parte del Gobierno Nacional, la mayoría de los comentarios se centraron en el intercambio y apretón de manos entre el presidente y el gestor de paz.

Los medios no se hicieron esperar, sacaron todo su arsenal de odio e indignación dejando a un lado el verdadero significado del evento. No es de sorprender que los medios de comunicación hagan debates que se reduzcan a análisis banales, como sucedió hace unos meses cuando el presidente sostenía el bastón de mando que se le había entregado en San Basilio de Palenque, algunos periodistas hicieron especulaciones inimaginables, desviando la mirada a una denuncia que hacia el mandatorio en ese lugar.

Seguimos viendo como algunos medios hegemónicos no contribuyen en lo absoluto a la construcción de paz, detrás de sus micrófonos hacen apologías a la guerra, nunca los he visto o he escuchado desfigurarse así ante las verdaderas injusticas cometidas por estos actores del conflicto hacia las víctimas, por el contrario, las revictimizan, aíslan sus voces y sus luchas. No hubo lavado de cara, ni maltrato a los derechos de las víctimas, como lo quisieron hacer ver, por el contrario, olvidaron que en el pasado si existió una lavada de cara cuando uno de los canales de televisión más importantes del país entrevistaba al entonces comandante de las AUC, Carlos Castaño Gil, en plena ofensiva contra el campesinado.

El tercer momento, fueron las palabras del presidente Petro hacia los asistentes que lo acompañaban en el coliseo “Happy” Lora de la capital cordobés. En su discurso le recalco a Mancuso la traición de Uribe bajo la ley 975 de 2005 de Justicia y Paz que al final se redujo en la extradición de los jefes paramilitares a los Estados Unidos para ser juzgados por narcotráfico y no por crímenes de lesa humanidad. El mandatario también le propuso a Mancuso reabrir la mesa de negociación que había quedó inconclusa en esa época. Siendo esto un reto enorme para el país por todo lo que implica en términos políticos, sociales y económicos.

Es sin duda una buena idea pero que deja algunos interrogantes que quizás con el tiempo se irán resolviendo, por ejemplo: ¿Cuándo se iniciara o reiniciara la mesa de negociación?  ¿Cómo se llevará a cabo esta propuesta? ¿Se incluirán a los rearmados como el Clan del Golfo, a pesar de las retaliaciones? ¿Qué actores políticos entrarían en este proceso?, cabe resaltar que la guerra no la hacen solamente los alzados en armas sino algunos lideres políticos que a través de sus discursos guerreristas dividen al país. No olvidemos que muchos se han beneficiado y enriquecido con este conflicto.

Toda idea es buena para la reconstrucción de un país adolorido por la guerra. Debemos ser conscientes que en este camino se van a encontrar obstáculos que lo harán lento y peligroso, pero no imposible de recorrer.

Para que este proceso sea exitoso entonces la verdad debe ser el papel más importante en esta reparación y no repetición, debe ser la base principal para lograr una paz verdadera.

Ojalá el gestor de paz Salvatore Mancuso, no olvide que su compromiso no es solamente con él mismo sino con el país de las victimas quienes aplaudieron este importante paso como lo fue la entrega de tierras en su departamento Córdoba, brindarles todas las garantías para sanar el dolor que por años causo su mal accionar.

Salvatore, la verdad os hará libre.

Ivon Elena López Solano

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