Última lección en la Escuela de Minas

Me senté a escribir esta mi columna semanal para el Portal Al Poniente en la decanatura de la Escuela de Minas de la Universidad Nacional de Colombia (hoy Facultad de Minas) en los momentos previos al grado de Ingenieros Administradores e Ingenieros Industriales de Agosto de 2016.

Me senté a escribir esta mi columna semanal para el Portal Al Poniente en la decanatura de la Escuela de Minas de la Universidad Nacional de Colombia (hoy Facultad de Minas) en los momentos previos al grado de Ingenieros Administradores e Ingenieros Industriales de Agosto de 2016.

El decano Pedro Nel Benjumea me invitó a que impartiera la “Última lección” en la ceremonia de grados de Ingeniería Administrativa e Ingeniería Industrial, un acto al cual la comunidad de esta Escuela le da toda la solemnidad que el momento se merece porque es la culminación de un camino lleno de trabajo y sacrificios.

La “Última lección” es el “cierre de clases” que se imparte antes de que los estudiantes tomen el juramento como ingenieros y reciban su diploma de egresados. Para mí fue un gran honor, además de un significativo compromiso, que espero haber cumplido con dignidad.

Quiero compartir con mis lectores esta “última lección” durante la ceremonia de grados en el Aula Máxima Pedro Nel Gómez, una pequeña Capilla Sixtina digna de mostrar a la comunidad nacional a internacional como una joya de City Marketing:

Un saludo a los estudiantes, hombres y mujeres, que hoy toman el juramento como nuevos ingenieros de esta prestigiosa Escuela de Minas, cuna de grandes personajes que marcaron la historia de la región y la nación.

Un saludo a los padres de familia, abuelos, tíos y demás familiares que los acompañan.

Un saludo a los novios y a las parejas que de alguna manera hacen parte de este gran logro de sus amados.

Un saludo al señor decano, al señor vicedecano, al secretario de la Facultad, al director de programas curriculares de Ingenierías Administrativa e Industrial y a la directora del departamento de Ingeniería de la Organización.

Para mí es un honor, y un privilegio, estar en esta magna aula engalanada por la maravillosa obra del maestro Pedro Nel Gómez, que es un legado de esta Antioquia pujante para el mundo.

No dejo de experimentar una gran emoción en este momento, por lo que representa para los estudiantes, para las familias, para la ciudad, para la región, para la nación y para la sociedad en general.

Quiero, en este cálido evento, dar cinco mensajes propios para el día de la graduación, dirigidos a diferentes púbicos, y terminaré con un mensaje final, a manera de cierre.

 

Primer mensaje.

Este primer mensaje va dirigido a los papás, a los abuelos y a los tíos, y también a quienes hicieron las veces de padres en la formación de estos jóvenes que son la esperanza y el futuro de nuestra querida Colombia. En mi proceso de formación como psicólogo entendí, en toda su dimensión, lo que significan los padres en la formación de un ser humano integral.

Cuando cada uno de estos jóvenes vaya escribiendo la historia de su vida, con sus andanzas y sus logros, con sus aciertos y desaciertos, sin duda en ella se podrá reconocer el papel de sus padres. En los momentos más duros de la vida el hijo siempre tendrá el cobijo de sus padres. En los momentos más felices sus padres no necesitan celebrar, les basta con observar y reflejar, a veces desde la lejanía, una sonrisa en sus rostros.

Un joven es el resultado del micro-entorno que es su familia y es allí donde se sembraron las bases de su inconsciente y de su personalidad. Acá se refleja en toda su intensidad el papel de los padres.

Nada hay más preciado que un hijo. Para un padre un hijo es su mayor tesoro y las palabras no le alcanzan para expresar la alegría de sus logros y del cumplimiento de sus metas. El padre se retira el abrigo de la espalda  para calmar el frío de su hijo, se quita el bocado de su boca para saciar el hambre de su vástago, deja de comprar su medicamento para comprarle un libro a su retoño y llora a solas y en silencio cuando su descendiente tiene un infortunio. Estoy seguro de que esto, y mucho más, fue lo que ustedes hicieron por sus hijos que en un momento se graduarán como ingenieros.

La Universidad Nacional abrió una puerta para transformar las vidas de sus hijos y, consecuentemente, con la culminación de sus estudios de nivel superior, éstos transformarán las vidas de sus hogares y de sus entornos familiares.

Cuando un joven de las clases menos prosperas económicamente logra un título profesional en la Universidad Nacional ocurre algo parecido a un milagro: Su ascenso en la escala social y económica. Cuando un joven de las clases más pudientes recibe su título de egresado UN su vida experimenta una gran transformación: su sensibilidad social crece cualitativa y cuantitativamente.

Para ustedes, los padres de esta generación de ingenieros, nuestro más efusivo saludo, nuestros parabienes y nuestras felicitaciones. El grado que estos jóvenes van a recibir en unos momentos también es de ustedes y es fruto de todo el esfuerzo y los múltiples sacrificios que ustedes hicieron para apoyarlos. Por eso hoy es un día para la alegría y el alborozo. Señores padres de familia, hoy el día de su felicidad plena.

Rompiendo la solemnidad de este acto en esta aula Magna les pido a los graduandos que se pongan de pie y les den un aplauso de reconocimiento y agradecimiento a sus padres, abuelos y tíos presentes.

Y así mismo les sugiero que levanten la vista para  que saluden a aquellos seres queridos que no están presentes físicamente en este mundo pero que los acompañan y protegen desde lo alto. Ellos también están de fiesta y ustedes saben y sienten que los están acompañando vestidos con sus mejores galas y en sus rostros con sus más cálidas sonrisas.

 

Segundo mensaje.

El segundo mensaje es para los profesores que entregaron sus mejores momentos para la formación de estos jóvenes, desde hoy, Ingenieros Administradores e Ingenieros Industriales. Algunos profesores nos acompañan en esta aula máxima y muchos otros, estoy seguro, les están mandando una felicitación desde la distancia a estos sus alumnos que hoy se gradúan en esta centenaria Escuela de Minas.

A través de muchas jornadas de preparación de clases, de evaluación de trabajos, de corrección de exámenes, de conversaciones formales en la oficina y de charlas informales en el campus o en un bar de la ciudad, los profesores de la Universidad Nacional hicieron su tarea tal vez por momentos incomprendida.

Cuando un profesor pone una calificación no aprobatoria en una prueba, o en un curso, está formando al estudiante, está tallando su carácter y le está dando el mensaje de que el único camino es el trabajo duro y el cumplimiento de las tareas asignadas. En este orden de ideas el profesor no es el amigo, es simplemente el profesor. El profesor se vuelve amigo cuando termina el curso y, tal vez, cuando han pasado los años.

Profesores: Acá tienen el fruto de sus esfuerzos. Estos jóvenes, hombres y mujeres, que desde hoy llevarán el sello de INGENIEROS DE LA ESCUELA DE MINAS a cualquier lugar donde llegaren y por cualquier camino que transitaren, son semillas de desarrollo y prosperidad que ustedes sembraron para la nación.

Usted amigo profesor tal vez experimentará, como yo, esa sensación de alegría cuando en un parque de la ciudad, a bordo de un avión, en una calle de una ciudad vecina, o en un país lejano, alguien se arrima y lo saluda diciéndole: Hola profe, yo soy un ingeniero de la Escuela de Minas y disfruté uno de sus cursos.

 

Tercer mensaje.

El tercer mensaje va dirigido a los ingenieros y profesores que sentaron las bases para el desarrollo de esta Escuela de Minas, que abrió sus puertas en 1887, y la tallaron con trabajo y dedicación, cual arrieros domeñando las montañas antioqueñas, con una visión futurista, para una región que pedía a gritos las bases del conocimiento científico para su desarrollo.

El General Pedro Nel Ospina y su hermano Tulio Ospina redactaron el primer reglamento de la institución inspirados en los de la Escuela de Minas de California, Berkeley. La historia reconocerá siempre su aporte y el de insignes profesores a través del tiempo, como Luis Tisnés, Alejandro López, Gerardo Botero Arango, Pedro Nel Gómez, Peter Santa María, Francisco de Pula Mira, Darío Valencia, Nelson Gil y otros que no alcanzo  a mencionar en este breve espacio de tiempo.

El trabajo de ustedes, nuestros ancestros, impactó en tal grado que los ingenieros de esta Escuela de Minas permearon las obras y las empresas más importantes de la región y la nación y lograron que esta escuela se convirtiera en el referente de la ingeniería colombiana.

Ustedes nos entregaron el lema TRABAJO Y RECTITUD que las generaciones que los sucedieron han logrado mantener incólume y que nosotros seguimos al pie de la letra con la esperanza de que las diferentes promociones de ingenieros lo mantengan y lo promuevan con orgullo en todas sus actuaciones profesionales. Y que esta generación de Ingenieros 2016 lo grabe con letras de fuego en sus mentes y en sus corazones.

 

Cuarto mensaje.

El cuarto mensaje va dirigido a la sociedad colombiana.

Esta Escuela de Minas, institución centenaria que fue anexada a la Universidad Nacional de Colombia en 1940, hoy es reconocida institucionalmente como la Facultad de Minas.

Su dependencia de la UN, Alma Mater de los colombianos, le dio un valor agregado a su presente y a su futuro y así lo hemos entendido desde la institución.

El aporte de la Universidad Nacional a la formación de profesionales colombianos nos llena de orgullo y nos compromete a trabajar en la construcción una Colombia más próspera y equitativa. Hoy la UN ocupa el primer lugar entre todas las universidades colombianas y requiere el apoyo de todos los estamentos de la nación.

Mantener ese lugar de privilegio es nuestro compromiso, lo ha sido desde que asumimos la primera cátedra como profesores y lo será hasta que las fuerzas del espíritu nos permitan dirigir grupos de estudio, más que cátedras tradicionales, puesto que hoy no damos clases porque tenemos al frente a generaciones inteligentes que tienen acceso ilimitado a la información y lo que hacemos es promover espacios para el estudio y la apropiación de conocimiento tanto técnico como humanístico.

Aunque sintamos que los diferentes gobiernos no nos han dado todo el apoyo que verdaderamente requerimos, puesto que a veces recibimos más retórica que recursos, seguiremos trabajando como lo hicieron nuestros ancestros. Procuraremos que la UN siga siendo la gran esperanza de muchas familias colombianas.

 

Quinto mensaje.

Este quinto mensaje va dirigido a ustedes, hombres y mujeres, ahora estudiantes y en unos minutos profesionales graduados de la Universidad Nacional de Colombia.

A ustedes, en breve ingenieros, llamados a mostrar nuevos caminos de desarrollo y prosperidad a la nación y a crear nuevos espacios de bienestar a sus familias.

A ustedes, jóvenes soñadores que hoy se vuelven adultos en el más amplio sentido de la palabra. Cuando ustedes cumplieron los 18 años recibieron su cédula de ciudadanía, pero hoy cuando reciban de manos de la Universidad Nacional su diploma de Ingenieros Administradores o de Ingenieros Industriales se graduarán también como ciudadanos plenos.

Muchos jóvenes de su generación se quedaron a mitad de camino en el sueño de terminar una carrera universitaria, o por lo menos lo tienen aplazado. Entonces los invitamos a que tomen conciencia de que ustedes son unos privilegiados porque lograron culminar una carrera profesional en la mejor universidad de la nación, la Universidad Nacional de Colombia.

Su compromiso es inmensamente grande pero tenemos fe en que no serán inferiores a sus expectativas.

Por eso hoy les entregamos el gran mensaje que enmarca el pensamiento de la Facultad de Minas durante 128 años:

TRABAJO Y RECTITUD.

 

Mensaje final.

Mensaje a los nuevos ingenieros.

La principal enseñanza que les dio la UN en estos años de formación en ingeniería fue la de aprender a aprender.

Como nuevos ingenieros ustedes están preparados en el método de la ingeniería, con el cual están en capacidad de resolver problemas. Y van a salir al medio a solucionar problemas.

Hoy, cuando ya vamos en más de la mitad de la segunda década del siglo XXI entendemos que el conocimiento se renueva cada cinco años, lo cual implica que lo que ustedes aprendieron en toda su carrera pudiera sea obsoleto en pocos años, en meses o tal vez semanas.

Entonces su reto será reinventarse permanentemente. Les doy la noticia de que ustedes tendrán que estudiar toda la vida. Deberán estudiar posgrados, hacer intercambios en universidades extranjeras y pasantías en grandes corporaciones multinacionales. Y si es del caso, estudiar nuevos pregrados.

Ustedes en su calidad de ingenieros van a tener triunfos y fracasos.  Tengan presente que los fracasos enseñan más que los triunfos y trabajen con la filosofía de que los triunfos son fugaces y de que los fracasos serán sus compañeros permanentes. Con este modelo ustedes verán como los fracasos se irán transformando en triunfos.

Y más allá que los triunfos personales, que son válidos y ustedes no deben renunciar a ellos, tengan presente que la sociedad colombiana espera que trabajen para el éxito de la sociedad que no se debe ver afectado por los logros individuales. Todos esperamos que ustedes sean ciudadanos plenos.

Esta fue una columna libre e independiente de Diego Germán Arango Muñoz, Ingeniero, Psicólogo y Administrador Turístico, profesor de la Universidad Nacional de Colombia y consultor en Mercadeo Gerencial.

 

Diego Germán Arango Muñoz

Ingeniero Administrador de la Universidad Nacional de Colombia Psicólogo, de la Universidad de Antioquia Administrador Turístico, del Colegio Mayor de Antioquia. Especialista en Mercadeo, de le Universidad Eafit. Especialista en Investigación Social, de la Universidad de Antioquia. Profesor de la Universidad Nacional de Colombia desde 1977. Profesor invitado a 35 universidades hispanoparlantes. Consultor en Marketing para más de 350 compañías. Director de más de 3,500 investigaciones empresariales en el campo del Marketing.