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Seguimos votando por Barrabás: ¿por qué el pueblo persiste en elegir a corruptos? Jayson Taylor Davis Elecciones españa 2023

«Umuntu ngumuntu ngabantu»
«Una persona es una persona a través de otras personas».

Antes de entrar y soñar con este deseo soñado de paz, debemos hablar de la frase anterior africana, ya que es un concepto enfatiza la importancia de la empatía, la compasión y el respeto mutuo en la construcción de relaciones y comunidades saludables.

Ubuntu promueve la idea de que nuestro bienestar está intrínsecamente vinculado al bienestar de los demás, y que la armonía y el equilibrio en la sociedad se logran al valorar y cuidar a todos los miembros de la comunidad.

Creería yo querido lector que deberíamos como humanidad tener un hilo conductor, y como reflexión de la Paz en Colombia, deberíamos hacerlo partir del Genocidio en Ruanda, pero hacerlo bien, no la mala copia que estamos haciendo.

En el tejido social de Colombia, la búsqueda incesante de La Paz total ha sido una montaña empinada y escurridiza. Hemos tenido hasta “Santos” y Nobel de Paz…

Aunque los esfuerzos han sido constantes, el conflicto armado y las tensiones internas persisten. Al mirar al pasado, Ruanda, una nación que una vez fue testigo de un genocidio brutal, brinda luces sobre la posibilidad de superar el odio y encontrar la reconciliación.

Ruanda se alza como un ejemplo de resiliencia humana, donde la devastación del genocidio dejó cicatrices imborrables. Sin embargo, el país pudo emprender un camino hacia la reconciliación y la Paz. A diferencia de Colombia, Ruanda eligió un enfoque de verdad, justicia y perdón. El proceso de juicios locales y la creación de tribunales especiales fueron pasos cruciales hacia la justicia; y la cultura del perdón desempeñó un papel fundamental en la sanación colectiva.

Nelson Mandela, ícono de la lucha por la Paz en Sudáfrica, compartió la idea de que «si queremos llegar a la paz, no podemos dejar de lado a nadie». Esta enseñanza resuena poderosamente en el contexto colombiano. La exclusión y la marginación histórica han sido factores que alimentan el conflicto. Mandela, a través de su sabiduría, destaca que involucrar a todas las partes y abordar las raíces del conflicto es esencial para alcanzar la Paz genuina y duradera.

En Colombia, los intentos de alcanzar La Paz total han sido una montaña rusa de avances y retrocesos. La firma del acuerdo de paz en 2016 entre el gobierno y las FARC fue un hito histórico, pero los desafíos de implementación, la falta de confianza y la polarización continúan siendo obstáculos. La construcción de la Paz requiere una mirada más allá de las diferencias, abordando las causas subyacentes del conflicto y creando un terreno común donde el perdón y la reconciliación puedan florecer.

A pesar de los avances, persiste un oscuro recordatorio de que el camino hacia La Paz total está plagado de dificultades. La persistencia de grupos guerrilleros y la emergencia de nuevas insurgencias dejan en claro que la violencia no ha cesado por completo. La incertidumbre sobre cómo enfrentar esta nueva realidad se suma a los desafíos. El nuevo gobierno enfrenta el dilema de encontrar estrategias efectivas mientras evita repetir errores pasados.

La fuerza del perdón y la unidad emerge como un faro de esperanza. No permitamos que las divisiones profundas nos sigan separando. Recordemos que, como colombianos, compartimos una historia y una tierra, y que el camino hacia La Paz implica comprender el valor de dejar atrás el odio y el resentimiento. Como Mandela dijo: «La verdadera reconciliación no consiste en simplemente olvidar el pasado, sino en reconciliarlo y en no permitir que la historia nos divida».

Desde San Andrés hasta Leticia, cada rincón de Colombia anhela la Paz, pero una Paz que incluya a todos y respete nuestras diferencias. En el deseo común por un mañana mejor, encontramos un terreno fértil para la construcción de una nación unida y diversa.

En última instancia, el viaje hacia La Paz total en Colombia es un reto que requiere compromiso y valentía de todas las partes involucradas. Las lecciones de Ruanda y la inspiración de líderes como Nelson Mandela pueden iluminar el camino. Si Colombia elige adoptar un enfoque de verdad, justicia, inclusión y perdón, podría transformar su historia de conflicto en una narrativa de esperanza y renovación. Como Mandela dijo una vez: «La Paz no es solo la ausencia de conflicto; es la presencia de justicia». Encontrar esa justicia y sanar las heridas es el camino hacia un futuro pacífico para Colombia.

Y en el centro de estas reflexiones y enseñanzas, recordemos siempre las historias desgarradoras de familias colombianas que han vivido en las sombras del conflicto. Como una familia en un pueblo en las montañas, que enfrenta el temor diario de vivir entre temor y el gozo de respirar en una cordillera bella como las que tiene colombia , mientras busca la seguridad y la Paz debe ser desplazada a la ciudad y cambiar sus costumbres campesinas convirtiéndose en un zombi más de la jungla de cemento. Sus historias, tejidas con esperanzas y desafíos, nos recuerdan la urgencia de alcanzar una solución que brinde un amanecer de seguridad y armonía para todas las familias de Colombia. Cada paso hacia la reconciliación es un paso hacia un futuro en el que las lágrimas de dolor se convierten en lágrimas de alegría y la incertidumbre cede ante la promesa de un mañana mejor.


Todas las columnas del autor en este enlace: Jayson Taylor Davis

Jayson Taylor Davis

Soy un abogado sanandresano, especialista y estudiante de la maestría en MBA en la Universidad Externado de Colombia.

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