Turismo en Medellín y el derecho a habitar la ciudad

“(…) Se hace urgente establecer medidas que permitan el ejercicio de un turismo responsable y que proteja a las comunidades que ya no pueden transitar con tranquilidad las calles en las que crecieron.”

El pasado 21 de septiembre tuvo lugar el Primer Gran Debate por Medellín, donde participaron 7 de los 16 candidatos a la Alcaldía de Medellín. Este encuentro, como es usual, estuvo marcado por ataques personales que hacen ver estos espacios desde una percepción negativa y peyorativa, en vez de un espacio de diálogo y debate. Sin embargo, entre la poca información relevante que se pudo recoger, se observa que el turismo sigue siendo un aspecto poco relevante en la agenda pública de la ciudad.

En el debate se hizo mención al sector turístico desde ideas como la creación de empleos y proyectos enfocados al fortalecimiento del turismo en Medellín. No obstante, se observa un análisis vago sobre el turismo que ignora la realidad de muchos barrios en la ciudad. Es el caso de la Comuna 13, donde parte de la población desde hace algunos años, ha expresado que el auge del turismo les ha generado diversos problemas. Estas demandas siguen sin tramitarse desde la institucionalidad y el daño a la comunidad sólo parece aumentar.

Medellín Travel, la guía oficial del turismo de la ciudad, ha catalogado la Comuna 13 como un must-see para los y las viajeras en Medellín, un lugar imperdible que se debe conocer. Así mismo, se le categoriza como parte del turismo comunitario y barrial. Se reconoce como un ejercicio de transformación del espacio, pues “haber sido un sitio violento no define hoy en día a la Comuna 13”; una apuesta política, social, comunitaria y barrial de resiliencia a través del arte. Esta página, también presenta diversas rutas para llegar al sitio, incluyendo costos y algunas recomendaciones.

Ahora bien, esta lectura que vende el turismo como la vía de solución para las problemáticas del territorio, ignora las afectaciones que ha tenido sobre la comunidad. Cada vez, el espacio es menos habitable para las familias del barrio. El ruido y la cantidad de personas, no permiten que exista un espacio de tranquilidad y reposo para las familias que habitan el territorio.

En 2021 el periódico El Colombiano publicó una noticia donde uno de los testimonios expuestos, expresaba la intranquilidad de vivir allí por la exposición constante a las fotos de personas extranjeras. Esta noticia sólo fue tomaba con burla, donde personas llamaban “desagradecidos” y “vagos” a quienes expresaban su incomodidad.

Los y las negociantes han encontrado un beneficio en esta situación. Sin embargo, expresan intranquilidad con situaciones que ha propiciado el mismo turismo. Comerciantes de la comuna han afirmado que sus negocios se ven afectados por el pago de vacunas y las constantes extorsiones, pues grupos al margen de la ley han encontrado en el auge del turismo una forma de conseguir rentas. Esto se ha observado en los mandatos que establecen quién puede o no dar un recorrido por el Graffitour.

Este escrito no busca negar el lugar del turismo. Sin embargo, busca reconocer que el turismo masivo y sin regulación, ha generado un desplazamiento de la comunidad y de su identidad. El turismo de la Comuna 13 pasó de ser un turismo cultural desde el arte a una práctica de mercantilización de la historia y las vidas de quienes habitan o habitaron la comunidad. Es necesario reconocer las prácticas de revictimización que ha propiciado este tipo de turismo.

Es insensato vender la idea de transformación social desde el “turismo comunitario” y hablar de resiliencia de un territorio víctima, mientras en el mismo espacio se comercializa a partir de discursos propios de la narcocultura que venden a Medellín desde el morbo del conflicto y el narcotráfico. Sin dejar de lado lo que estos discursos han representado para las mujeres habitantes de Medellín, que se ven constantemente expuestas a violencias debido a la sexualización y fetichización de la “mujer paisa” presente en este tipo de turismo. Con todo esto, resulta sorprendente la falta de regulación del turismo, no sólo a la Comuna 13 sino a varios sectores de la ciudad que se han visto afectados por el fenómeno -El Poblado, por ejemplo-. Es necesario preguntarse: ¿para quién se está construyendo la ciudad? ¿a quién cuida Medellín? ¿quién disfruta del derecho a la ciudad? Se hace urgente establecer medidas que permitan el ejercicio de un turismo responsable y que proteja a las comunidades que ya no pueden transitar con tranquilidad las calles en las que crecieron. Palabras clave: Turismo, Medellín, Comuna 13, Derecho a la ciudad.


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Maria Camila Ribón González

Estudiante de Ciencia Política con experiencia en trabajo social-comunitario e investigación. Con gran interés en el estudio del género y las subjetividades políticas. Le apuesto a las prácticas de construcción de paz desde el arte.

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