Trump y el riesgo de desinflar el “Privilegio Exorbitante” de EE.UU.

Donald Trump ha emprendido una guerra comercial a nivel global, manifestando confianza en obtener la victoria en todos los escenarios. Su argumento central es la protección de la industria nacional, la preservación de los empleos y el bienestar de las familias estadounidenses. Insiste en la necesidad de un trato justo por parte de otras naciones, señalando el déficit comercial como justificación para la imposición de aranceles generalizados. Sin embargo, poco después, decide suspender la aplicación recíproca de estos aranceles por un periodo de 90 días. Esto plantea una interrogante fundamental: ¿por qué detener una medida que, en teoría, beneficiaría a las empresas, los trabajadores y los hogares de Estados Unidos?

Es innegable que iniciar una confrontación comercial conlleva implicaciones financieras significativas. Para Estados Unidos, una de las más relevantes es la confianza. Aquel “Privilegio Exorbitante”, acuñado por Charles de Gaulle, que le permite emitir la principal moneda de reserva mundial. En esencia, Estados Unidos imprime dinero para el mundo y, a cambio, recibe bienes y servicios del resto del mundo. Entonces, ¿por qué la administración Trump querría poner en riesgo esta dinámica tan favorable?

La confianza se erige como un factor crucial, más allá de cualquier arancel. “La confianza, si es una palabra que puede ser la mejor del diccionario, no arancel.” Podría llegar un momento en que el dólar deje de ser la referencia como reserva de valor, que los agentes económicos ya no lo consideren un activo seguro en tiempos de incertidumbre, que no sea la primera opción para las transacciones comerciales y que los bancos centrales de los diversos países no necesiten mantener elevadas reservas en dólares. Esta eventualidad podría materializarse, y resulta sorprendente pensar que una administración presidencial pudiera estar acelerando este proceso o erosionando dicho privilegio.

Actualmente, el 57.80% de las reservas de divisas a nivel mundial están denominadas en dólares. No obstante, la guerra comercial iniciada por Trump genera incertidumbre, modificando las expectativas y debilitando la confianza. El dólar experimenta una depreciación frente a la mayoría de las divisas, los bonos soberanos sufren una caída y los mercados de capitales muestran un descenso. Esta confluencia de eventos es poco común.

En este contexto, si la credibilidad en las políticas económicas implementadas por el gobierno estadounidense se ve comprometida, ¿cuál sería el rol del dólar si deja de ser considerado un depósito de valor seguro? Si los inversores y los agentes económicos dejan de recurrir al dólar en momentos de crisis, la consecuencia previsible sería una disminución en la demanda de esta divisa, lo que inevitablemente conduciría a una reducción de su poder adquisitivo a nivel global.

Ante esta situación, los agentes económicos buscan otro activo que pueda fungir como reserva de valor. Sin duda, el oro se está perfilando como una opción preferida. Sin embargo, el euro también podría aspirar a ganar ese espacio. Es evidente que la seguridad jurídica, un control riguroso en la impresión monetaria y políticas fiscales sólidas por parte de un país serán factores determinantes a la hora de elegir una divisa como refugio. La pregunta que surge es si será el euro, el yuan, el yen o incluso otras monedas como las rupias que logren capitalizar esta coyuntura.

Adicionalmente, si el costo de la deuda pública aumenta en términos de intereses, se produce un efecto dominó que eleva el resto de las tasas de interés en la economía, como las hipotecarias o las destinadas a la inversión. Este incremento puede frenar proyectos productivos, volviéndolos no rentables o disuadiendo la puesta en marcha de nuevas iniciativas. Desde una perspectiva financiera, las políticas implementadas podrían estar allanando el camino hacia una recesión en Estados Unidos.

En última instancia, Estados Unidos no solo enfrentaría las consecuencias de su guerra comercial, sino que también se encontraría con un problema financiero de gran magnitud, con el potencial de desencadenar una recesión económica. En este sentido, las políticas arancelarias impulsadas por la administración Trump, lejos de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, podrían tener el efecto contrario.

En resumen, Trump está arriesgando el bienestar de los ciudadanos estadounidenses. Colombia, aunque con una escala diferente, también se ven afectados por estas fluctuaciones en el valor del dólar y la incertidumbre en los mercados globales. ¿Estamos presenciando el fin de una era para el dólar? ¿Qué podemos hacer para protegernos de las posibles consecuencias?

Sergio Andrés Gómez Guerrero

Economista, Preparador y Planificador Fiscal. Comprometido con las ideas de la libertad.

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