Ya se sabe con esta semana que Trump seguirá en campaña presidencial eternamente: es una estrella de reality show que buscará generar polémica para que su nombre aparezca en las primeras planas de todos los periódicos del mundo
Donald Trump es el ejemplo perfecto de lo que pasaría si cualquier ciudadano, inexperto en política y con ideas un tanto inadecuadas para la vida en sociedad, consiguiera la presidencia de su país. No es suficiente con pretender que se aumente la capacidad de armamento nuclear de Estados Unidos, con negar el cambio climático hasta puntos críticos, con deportar personas que escapan de la violencia o con legitimar la tortura como útil; sino que además tiene el poder para llevarlo a cabo.
Es el ejemplo perfecto de buscar el poder por el poder, nada más. Bajo una cortina denominada “make America great again”, esta primera semana de gobierno sólo ha demostrado bajo medidas que rozan el populismo, que le gusta tener poder y que, además, tiene el suficiente como para realizar todo lo polémico que prometió. Es un mandatario a la muy antigua, y polémico: encerrado en su oficina, firmando papeles, asegurándose de que la prensa cubra en su totalidad todo lo que hace, censurando, rompiendo protocolos, ignorando la diplomacia y lanzando frases al público que sólo esperan recibir aplausos a cambio.
En este momento él sigue más en campaña que en funciones de presidente. Se la ha pasado en la oficina oval todo este tiempo firmando órdenes ejecutivas de sus propuestas más sonadas: la reducción del obamacare, la vía libre para la construcción de oleoductos, la censura de la Agencia de Protección Ambiental ante la prensa, la construcción del muro con el país vecino México, el rompimiento económico con algunos tratados, el bloqueo de personas musulmanas y latinos, entre otras más.
Y, aunque no sorprenda lo que hace, asusta bastante.
Asusta porque, sobre el tema del cambio climático, Estados Unidos es el mayor país emisor de gases contaminantes del mundo. Hace apenas unos cuantos años se logró crear un pacto internacional que establecería un comienzo a la lucha contra la contaminación global en el que Estados Unidos aportaría gran parte de su ayuda al problema. Sin embargo, con la negativa de Trump sobre este problema y con la evidente demostración de que es su prioridad dejarlo a un lado, negando la existencia del calentamiento global, el retroceso que va a sufrir lo poco que se había logrado para mejorar el ambiente va a ser irreversible y llevará a la humanidad entera a puntos críticos de los que hasta la supervivencia será para algunos. Por ejemplo, los más recientes estudios demostraron que si no se tomaban las medidas adecuadas en menos de unos pocos años, se llegaría al punto tal de no poder reparar ya los daños que se han ocasionado.
Además, también asusta porque una de las más polémicas frases de Trump en su campaña respecto de la técnica anti-terrorista fue que Estados Unidos debía “fortalecer y expandir” su capacidad de armamento nuclear “hasta que el mundo entre en razón sobre las armas nucleares”. Además, aseguró -mostrando que no ha leído mucho sobre técnicas militares- que la tortura es útil para obtener información. Es curioso porque la idea sobre la cual todo el mundo entró en razón respecto de las armas nucleares era que se tenían que reducir a toda costa por el evidente riesgo que éstas representaban, cosa que en gobiernos pasados se intentó llevar a cabo por las grandes potencias.
Quizá no es mera coincidencia que un grupo de quince premios nobel advierta sobre la ampliación de la probabilidad en la catástrofe que puede estar avecinándose con la serie de medidas que Trump ha realizado, reitero, por buscar el poder por el poder a través de un cinismo en sus políticas de gobierno. Ya se sabe con esta semana que Trump seguirá en campaña presidencial eternamente: es una estrella de reality show que buscará generar polémica para que su nombre aparezca en las primeras planas de todos los periódicos del mundo. Lo más deprimente siempre será que no es sólo él, sino gran parte de Estados Unidos y hasta del mundo los que piensa igual a él.