Entre el 19 de abril y el 1 junio de 2024 se realizaron las elecciones generales de La India. Al día siguiente, en México, justo al otro lado del mundo, también se celebró lo que debiera considerarse la “fiesta de la democracia”. A pesar de los más de 15 mil kilómetros –15.085 km. para ser más exactos– que separan a estos países, podemos encontrar similitudes y diferencias que impactan en la geopolítica regional y global.
En ambos países, los resultados de las elecciones han generado sorpresa entre los ciudadanos, al punto de producir transformaciones significativas en sus mercados financieros y en su política interna. Para esto, es muy importante conocer que en La India se utiliza un sistema de representación proporcional que permite una distribución de escaños más equitativa entre los partidos basándose en el porcentaje de votos obtenidos. México, por su parte, utiliza un sistema de mayoría relativa en muchas de sus elecciones, donde el candidato con más votos gana, sin necesidad de alcanzar una mayoría absoluta. Si bien en India, el BJP (Bharatiya Janata Party, que al castellano traduce Partido Popular Indio), liderado por Narendra Modi, logró una victoria más ajustada de lo que se esperaba, Claudia Sheinbaum, candidata del partido MORENA, será la primera mujer presidente de México. En los dos casos se esperaban estos triunfos, pero los resultados en el poder legislativo fueron sorprendentes; en México, MORENA obtuvo una super mayoría, mientras que en La India, la oposición tendrá un considerable contrapeso.
Los resultados electorales en ambos países provocaron reacciones inmediatas en los mercados financieros. En India, el índice NSE (NIFTY 50) experimentó una caída importante, reflejando las preocupaciones de los inversores sobre la continuidad de las políticas económicas y el impacto de posibles cambios en el Gobierno. En México, el peso mexicano sufrió una pérdida tras la victoria de Sheinbaum, indicando una reacción nerviosa de los mercados ante la incertidumbre sobre las futuras políticas económicas, sociales y, principalmente, ante la amenaza del Estado de derecho.
La posición geopolítica de las dos naciones tiene significativas implicaciones en sus políticas interiores y exteriores. La continuidad de Narendra Modi puede consolidar las relaciones internacionales existentes, reforzar políticas económicas y la promoción de la identidad cultural de La India, que han caracterizado su mandato; sin embargo, su Gobierno enfrentará debates y discusiones que pueden alentar el crecimiento y apertura comercial del país asiático. Lejos de allí, en tierras aztecas, la victoria de Claudia Sheinbaum evidencia, de nuevo, la tendencia progresista en América Latina; esto, ciertamente implica una economía planificada, es decir, con una mayor intervención estatal.
Ambas economías tienen estructuras y afrontan desafíos diferentes. La India es una de las economías de más rápido crecimiento en el mundo, con un sector servicios dominante y una creciente industria tecnológica; paradójicamente, enfrenta retos considerables como la pobreza rural y la necesidad de modernizar su infraestructura. Entretanto, en México la economía es diversificada, desde la manufactura –como uno de sus pilares– hasta las remesas que envían los familiares que están “del otro lado”, o sea que viven y trabajan permanente o eventualmente en los Estados Unidos, quien es uno de sus principales aliados comerciales.
Otro aspecto de suma importancia es la cultura política. En el país latinoamericano, ha sido, históricamente, más institucional, con una mayor estabilidad en las estructuras de poder y una orientación hacia la negociación y el compromiso; no obstante, pese al pragmatismo de los mexicanos, estas elecciones estuvieron sumamente polarizadas, consecuencia de una campaña de seis años donde se dividió –divide aún– a la población en “chairos” contra “fifis”, “ricos” contra “pobres”, “blancos” contra “morenos”, y demás. Mientras, en India se encuentra marcada por fuertes lealtades partidarias y una profunda implicación de la identidad cultural y religiosa, lo que propició que los debates fueran mucho más intensos, cosa que no pasó en absoluto del otro lado del mundo.
La sorpresa y el impacto en los mercados financieros son puntos en común que destacan la importancia de las elecciones en cualquier democracia, pero las diferencias en los partidos políticos, los sistemas electorales, la cultura política y las estructuras económicas subrayan la singularidad de cada nación. Estas elecciones fueron cruciales para México e India, influyendo en sus relaciones internacionales y en la percepción global de sus políticas que, pueden mantenerlos como lideres regionales o darle el espacio a algún otro jugador.
Esta columna apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.
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