Tributo vs. Elusión & evasión…

En este mundo sólo hay dos cosas seguras: la muerte y pagar impuestos (Benjamín Franklin).


Al inicio, en aquel tiempo en que griegos y romanos sostenían grandes florecimientos de la cultura y la ciencia primigenia, cuando en la humanidad surgió la necesidad de vivir en comunidad de manera estable y creativa, se crean las primeras leyes faraónicas sobre el tributo, como consecuencia de las actividades sociales y productivas. Que por mandato delegado, le fue entregado a los escribas el compromiso que redactaran normas que fundamentaban el que los funcionarios regios ejercieran la función recolectora.

Entre los hechos más célebres de la Biblia está la trampa que le tendieron los fariseos herodianos a Jesucristo, quienes inquirían para, a través de la respuesta, involucrar a los romanos con sus impuestos preguntándole si era lícito que los judíos pagaran tributo a las autoridades romanas, y es cuando Él, sabiamente, contesta: ¡Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios!  

La Eisphorá se remonta esencialmente al siglo XIX, en Europa, a causa de las guerras expansionistas y como resultante del gasto bélico. La evolución histórica del sistema impositivo en Colombia está marcada por la implementación realizada por los españoles, razón por la cual se dio la opresión que motivó la sublevación de los criollos en contra del régimen peninsular, desatando la Rebelión de los Comuneros, que protestaban por el tributo de los indios; hechos estos que se convirtieron en el rudimento de la independencia de España.

La economía es un sistema sensible y dinámico, pues cualquier movimiento, por sutil que sea, causa cambios estructurales con efectos secundarios que estropean el desarrollo económico de las naciones, la disponibilidad del recurso y desincentiva los componentes del impuesto. No podemos seguir realizando cambios sobre la marcha cada vez que aparece un déficit fiscal, o gravar aleatoriamente a determinada población con sesgos estratificados por conveniencia socioeconómica, aumentándole la carga impositiva. Hay que cortar las cadenas de la historia romana donde se profesaba que se debía poner a pagar más impuestos a la clase media, porque es la que sueña con ser rica.

Las reformas fiscales por crisis financieras hay que estructurarlas de fondo, mas no de forma, y se solucionan en función de equidad e inteligencia fiscal. No se pueden seguir creando comisiones de expertos para no ser tenidas en cuenta; hay que seguir en la búsqueda de la medida de la tendencia al equilibrio y valorarla con la creación de un solo comité tributario, integrador que incluya a todos los actores de la economía fiscal, para que en tiempo real determinen las tendencias y las amenazas de las variables micro y macroeconómicas de consenso técnico y financiero, acorde con las circunstancias del problema, siempre direccionado hacia una decisión condicionante que no recaiga sobre un solo funcionario público.

La falta de visión clausuró los principios constitucionales del impuesto: EQUIDAD-EFICIENCIA-PROGRESIVIDAD, ya que el sistema de recaudo en Colombia es perseguidor y controlador del gasto, siempre en constante búsqueda de información para deducir la tasa impositiva, pero así como exige, controla, obliga, multa y sanciona, también tiene la obligación de ejercer función retributiva al contribuyente con la implementación de un sistema acumulador del tributo por consumo personal y de los excedentes del ejercicio contable de las empresas. Los saldos a favor no pueden seguir sujetos al presupuesto del recaudo, en su lugar hay que provisionarlos en garantía real y exonerar al contribuyente de la obligación de tener que demostrar un derecho adquirido; que en muchos países desarrollados se los envían personal.

La función pública excesiva en contra del contribuyente de buena fe se hace crítica cuando en el proceso de reclamación de los excedentes de IVA es sometido a una revisión capciosa como castigo al hecho de apelar por lo que le pertenece. El impuesto patrimonial se paga o se paga sin tener en cuenta la situación financiera de las empresas, no dual en estos momentos de crisis; hay que trascender la cultura tributaria dinámica de auditora a consultora o en su defecto un equilibrio de las dos.

Con el paso del tiempo se han desencadenado mecanismos de defensa como reacción a una situación de amenaza externa, mediante acción o actitud no siempre buena a los ojos del buen obrar, que se genera psicológicamente al enfrentarse a la actividad del pago impositivo contra la no observancia de la retribución del pago;  por lo tanto, tiene una lectura de amenaza, mas no de inversión por el bien propio y el bien común. Si la lectura del tributo fuera positiva, a lo mejor se eclipsaría la cultura sistemática de la evasión y la elusión. Todo esto ha estimulado el pensamiento y las verbalizaciones colectivas censurables: tal contador te pone a pagar menos; hagámosla así que en caso de que nos cojan la multa es menor; cómpreles a ellos porque no cobran IVA… influenciando factores psicodinámicos a la invocación al delito tributario en aumento exponencial, como son el contrabando, el lavado de activos, los depósitos de paraísos fiscales, todo ello dada la complejidad normativa e inseguridad jurídica que deja vacíos en la regulación y que son aprovechados para el delito. Necesitamos un sistema fiscal más competitivo, donde el premio y el castigo tengan la misma polaridad, que se oriente en función de la productividad país y se encamine a un sistema más justo de redistribución del tributo, donde se conjugue la premisa de la inversión por inversión, la extensión por reinversión, la compensación de pérdidas igualitaria, los impuestos alternativos por uso de la infraestructura pública, la base gravable inversamente proporcional al  ingreso  y  demás  variables  socioeconómicas  de equilibrio fiscal.

Hay que formular un programa de lealtad y honestidad tributaria que incluya a todos los actores de la población contribuyente, en constante motivacion, para cambiar la cultura del miedo institucional infundado y aumentar la autoestima para que se llegue a sentir satisfacción por el tributo con una visión de modelo del autocontrol tributario. Los incentivos actuales tienen la mejor de las intenciones para el comercio, como “el día sin IVA”, pero hay que porcentualizar para que no se pierda el control y se desencadenen actos en contra del mercado. Prueba de todo lo anterior es que, cíclicamente, cada año y medio se realiza una reforma fiscal.

Con relación a la búsqueda de nuevos recursos tributarios en referencia a la canasta familiar, hay que diferenciar el elemento necesario del suntuario, con IVA gradual conexo con la necesidad. Con relación al comercio internacional, se debe pensar en la unificación globalizada de la doble tributación, técnicamente, el impuesto a la digitalización y, por último, gravar entidades sin ánimo de lucro que se han convertido en la antítesis de la reinversión.

A una justicia igualitaria corresponde también una igualitaria aplicación de los impuestos (Thomas Hobbes).

 

Carlos A. Gomescasseres Vergara

Presidente de la Cámara y empresarios del Mercosur regional Colombia

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