Totalitarismos en expansión

Defender la libertad es una tarea de todos los días, pues como decía Thomas Jefferson: “el costo de la libertad es su eterna vigilancia”. En la actualidad, cada vez más nos vemos expuestos a grandes amenazas que atentan con arrebatarnos dicha libertad, y recae sobre nosotros, como sociedad civil, luchar por la misma. Debido a la democracia, tal lucha ya no se hace en la guerra, puesto que se llega al poder por medio del voto popular, de modo que debemos elegir muy bien quienes nos representarán como pueblo, ya que serán estos quienes tomen las decisiones que nos afectarán en un futuro.


Quien controla el presente: controla el pasado, y quien controle el pasado: controla el futuro”, señalaba George Orwell en su clásico 1984. Regímenes comunistas como China hacen estricta vigilancia y control a sus ciudadanos, donde incluso ante los ojos del mundo, silencian las voces de los que expongan hechos que los afecten; muestra reciente de ello fueron los casos de obstrucción a investigaciones que buscaban descubrir el origen del COVID-19 y el perseguimiento que sufrieron aquellos que anunciaron tempranamente las alertas sobre este virus.

¿Deberíamos escoger a un criminal para que diseñe leyes que regulen a otros criminales? Esto suena algo ilógico, pues sería incoherente escoger a un violador para que defina las leyes que castiguen a los violadores. Recientemente ocurrió un hecho análogo en la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se define a sí mismo como: “responsable de desempeñar una función de liderazgo en los asuntos sanitarios mundiales, configurar la agenda de las investigaciones en salud, establecer normas, articular opciones de política basadas en la evidencia, prestar apoyo técnico a los países y vigilar las tendencias sanitarias mundiales”.

La OMS ha incluido a China dentro de los miembros que conforman la Junta Ejecutiva de dicho organismo, es decir, se le está dando entrada a un régimen comunista que obstruyó investigaciones relacionadas con temas de salud pública y persiguió a aquellos que llevaban al resto del mundo noticias concernientes a tales temas. Ahora China forma parte del grupo que se encarga de liderar asuntos sanitarios mundiales, investigar aspectos sobre la salud y definir la normativa correspondiente.

¿Qué hacen el resto de los países ante esto? Al parecer nada. Al momento que se presentó la votación para definir si China se añadiese a la mencionada Junta Ejecutiva, ninguno de los representantes presentes expuso objeción alguna.

De esta manera, debemos cuestionarnos si, como sociedad civil, estamos eligiendo correctamente a quienes nos representan ante el mundo en instituciones internacionales como la ONU y su órgano la OMS, pues sus decisiones repercuten en el resto de los países y, al incluir a un régimen como el de China sin presentar ninguna réplica, se estaría avalando que quienes diseñen este tipo de reglas continúen normalizando violaciones a nuestras libertades; constituye además, sin duda, la aceptación, e incluso expansión, de modelos totalitarios a lo largo y ancho del planeta, dejando nuestro presente en manos de líderes que buscan controlar el pasado, y con ello, controlar el futuro al mejor estilo orwelliano.


Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.

Omar Hernández

Estudiante de Derecho de la Universidad Libre Seccional Barranquilla y miembro del Semillero de Investigación COGNITIO adscrito al Grupo de Investigación INCOM de la misma universidad. Coordinador Senior de SFL Colombia (Students for Liberty Colombia). Escritor y conferencista.

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