«Las víctimas de tiroteos en colegios en Estados Unidos aumentaron especialmente a partir de 2017 siendo 2021 el año con más personas heridas y fallecidas”.
«¿Cuándo, en el nombre de Dios, vamos a hacer frente al lobby de las armas?», dijo Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, tras el tiroteo en la escuela primaria Robb de la ciudad de Uvalde en Texas, que ha dejado por lo menos 21 muertos; 19 de ellos niños.
Una masacre que es aterradora e indignante, pero la realidad es aún peor. De acuerdo a cifras de EpData, los tiroteos en los Estados Unidos han ido creciendo en lo que va de esta década y cada vez son más violentos.
En su reporte Tiroteos en colegios en Estados Unidos, datos, gráficos y estadísticas afirma que “las víctimas de tiroteos en colegios en Estados Unidos, aumentaron especialmente a partir de 2017 siendo 2021 el año con más personas heridas y fallecidas”.
Así, en 2021 registró 224 víctimas de algún tiroteo en colegios y en lo que va del 2022, son ya 140 víctimas.
Mientras que los incidentes relacionados con tiroteos en las escuelas, fueron 251 en 2021 y en lo que va de 2022 ya suman 138.
“California, Texas y Florida son los estados con más incidentes relacionados con tiroteos en colegios en Estados Unidos”, dice este reporte.
Una nueva epidemia
Tan grave es esto, que los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos señalaron hace un mes que “las armas de fuego se habían convertido en el primer factor de muerte para los niños y adolescentes”, incluso por delante de los accidentes de coche.
No es fácil dimensionar estas cifras, ya que más allá de los números absolutos están las tragedias humanas, el dolor y la impotencia por no poder hacer nada para frenar las matanzas escolares.
Está el sufrimiento de cientos de familias que han visto cómo mueren sus hijos, hermanos o primos, en las escuelas. Justo en esos espacios en donde se supone que todos asisten para tener un mejor futuro.
La cerrazón republicana
La cultura norteamericana ha privilegiado el uso de las armas como un derecho individual, pero detrás de esto hay un tema de poder político y de dinero.
El partido Republicano es el mayor defensor de estas ideas, el mayor socio de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) y también, uno de los impulsores para frenar las leyes que permitan regular de manera más estricta la venta y uso de las armas en los Estados Unidos.
Pero, ¿cuál es al argumento con el que algunos republicanos quieren explicar los tiroteos escolares? La respuesta para ellos es muy simple: desequilibrio mental de los tiradores.
Pero si hablamos de desequilibrios, ahí está el caso de Donald Trump; o el senador de Texas, Ted Cruz; o el gobernador del estado, Greg Abbott, figuras republicanas prominentes y defensores del lobby de las armas, que tampoco demuestren una salud mental superior al de cualquier otro estadounidense.
Ellos no usan armas de fuego para matar personas, pero usan su poder político y económico para avalar el hecho de que cualquier persona -desequilibrada o no- pueda tomar una pistola y matar a decenas de niños.
Acceso a las armas
El tema del desequilibrio mental de los tiradores puede ser válido para tratar de entender que una personas con ese tipo de problemas, puede pensar -y subrayo pensar- en realizar esas acciones.
Pero es muy complicado que lo pudiera materializar si no tiene acceso a las armas de fuego de manera inmediata.
Aquí el problema es que prácticamente cualquier persona puede acceder a las armas de fuego en los Estados Unidos.
Eso amplifica el riesgo de que un “desequilibrado mental” -como llaman los republicanos a los tiradores- tome un rifle de asalto, vaya a una escuela, se encierre en un salón y mate a todos los que están ahí.
Y para complementar la idea de que el lobby de las armas es mucho más poderoso de lo que nos imaginamos, aquí las palabras de frustración de Joe Biden con respecto a los tiroteos en las escuelas.
«Este tipo de tiroteos masivos rara vez ocurren en otras partes del mundo. ¿Por qué estamos dispuestos a vivir con esta carnicería? ¿Por qué seguimos dejando que esto suceda…?»
Comentar