The Economist, Saturno y “el fin de los tiempos”

The Economist despidió el 2024 generando sorpresa y curiosidad entre muchos de nosotros al poner en su edición anual “The World Ahead” a Saturno encumbrado en la cima de la portada, despertando interrogantes entre esoteristas, teóricos de la conspiración, políticos y lectores desprevenidos ¿Qué querrán decirnos con esta imagen?

Es inevitable preguntarse si esta portada tiene alguna relación con el cambio astrológico que ocurrió a finales de 2024, cuando Saturno pasó de Capricornio a Acuario después de casi 20 años. Este evento astrológico es especialmente notable porque la última vez que se dio esta alineación fue en 1788, justo un año antes de la Revolución Francesa, un periodo de profundas transformaciones sociales y políticas.

Según la astrología, Saturno en Acuario simboliza tiempos de revoluciones, la caída de viejas estructuras y el surgimiento de nuevos paradigmas. Se trata de un periodo en el que los sistemas políticos y sociales enfrentan cambios radicales, dejando atrás lo obsoleto para dar paso a lo nuevo. ¿Es posible que The Economist esté sugiriendo algo similar para los próximos 20 años hasta que haya un nuevo tránsito astrológico?

En este contexto, no podemos ignorar los temas que hoy nos están afectando como sociedad y que podrían ser incluidos dentro del concepto de «revolución». El surgimiento de la inteligencia artificial (IA) está transformando radicalmente nuestras vidas, desde el trabajo hasta la educación y la toma de decisiones. La IA representa una de las mayores revoluciones tecnológicas de nuestra era, con implicaciones profundas en cómo interactuamos con el mundo y entre nosotros.

Además, estamos siendo testigos de la paulatina caída de la agenda progresista en diversas partes del mundo (véase Canadá, Francia, Venezuela, Argentina). En varios países, movimientos políticos que anteriormente dominaban el discurso están perdiendo terreno, dando lugar a un cambio en las narrativas sociales y políticas. Esto también puede interpretarse como una revolución en los paradigmas ideológicos que han moldeado nuestras sociedades en las últimas décadas.

Recordemos también lo ocurrido en Siria con el dictador, criminal de lesa humanidad y terrorista de Estado, Basher al-Ásad, después de haber contenido por muchos años la presión internacional. Por último, no podemos olvidar las crisis sociales post-COVID que continúan impactando a nivel global. El COVID ha dejado una huella imborrable, revelando y exacerbando desigualdades, cambiando la dinámica laboral y afectando la salud mental de millones.

Estas “crisis” han catalizado una reflexión colectiva sobre cómo queremos reconstruir nuestras sociedades y qué estructuras deben ser desafiadas o reinventadas.

La pregunta persiste: ¿Qué querrán decir con Saturno en la portada? ¿Es una simple coincidencia o están considerando estos «fenómenos» astrológicos en su análisis de lo que vendrá en 2025? Aunque The Economist es conocido por su enfoque analítico y pragmático, esta elección de portada nos deja reflexionando sobre si también están teniendo en cuenta las corrientes menos tangibles que podrían influir en el curso de nuestra historia.

A veces no se trata de lo que creemos nosotros, sino de qué creen los que dirigen el mundo.

Aunque el “final de los tiempos” es un mensaje recurrente a lo largo de la historia, la verdadera amenaza radica en nuestra incapacidad para adaptarnos y evolucionar. El estancamiento, ya sea físico o espiritual, podría significar el fin de nuestra subsistencia. Debemos abrazar el cambio y la transformación como una oportunidad para construir un futuro más sostenible y resiliente. Este proceso de crecimiento no necesita evocaciones apocalípticas ni referencias astrológicas, sino un compromiso consciente con el mundo que soñamos para nosotros y las futuras generaciones.

César Augusto Betancourt Restrepo

Soy profesional en Comunicación y Relaciones Corporativas, Máster en Comunicación Política y Empresarial. Defensor del sentido común, activista político y ciclista amateur enamorado de Medellín.

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