“No podemos seguir implementando más programas sociales. No podemos seguir gastando como los países ricos. Recordemos que para distribuir la riqueza, primero hay que crearla.”
–Cristian Romero.
Desde hace mucho se viene debatiendo sobre los sistemas políticos de los países nórdicos y sus grandes economías. En términos de producto bruto per cápita, se trata de la agrupación de varias de las naciones más ricas del mundo: Noruega (N.º 2), Islandia (N.º 5), Dinamarca (N.º 8), Suecia (N.º 11), y Finlandia (N.º 14), siendo de gran alarde y orgullo de los políticos de izquierda en Colombia y también en toda LATAM.
Cada vez que Gustavo Petro, Gustavo Bolívar, Alberto Fernández, Bernie Sanders y todos aquellos políticos colectivistas se ven acorralados con ejemplos de países gobernados por la izquierda que gocen de éxito, suelen traer a colación la frase “como Dinamarca y no como Venezuela” para salvar sus propuestas. “Para nada, no vamos a copiar a Venezuela. No queremos nada parecido a lo que está pasando allí. Dinamarca es el modelo que queremos seguir”, así tiende a ser el discurso de nuestro primer mandatario al citar estos países (véase, por ejemplo, su discurso de balcón el pasado 14 de febrero).
Ya no solo el progresismo gobierna en los cinco países nórdicos a los que ha conducido a los mayores niveles de bienestar social y conocimiento, sino que se apresta a gobernar en Alemania. https://t.co/FRPugwEVBL
— Gustavo Petro (@petrogustavo) September 27, 2021
Lo afirmado por el Sr. Presidente no es para nada cierto. No hay nada de verdad en sus razonamientos.
Por eso, la primera incógnita que se nos viene a la mente es: ¿son realmente los escandinavos, países socialistas? Bueno, para dar desarrollo a esta pregunta, primero hay que dejar claro que los países escandinavos son países de ideal capitalista en la creación de riqueza y de ideal socialista en la distribución de la riqueza.
Dichos países tienen impuestos corporativos muy bajos: alrededor del 20%, no más altos que en los Estados Unidos. A diferencia de Colombia, ni Noruega ni Suecia ni Dinamarca tienen a la fecha un salario mínimo establecido por el Gobierno. La mayoría de estos países permite que las personas comiencen un nuevo negocio de manera fácil, lo cual aporta significativamente a la economía interna del país. Asimismo, la mayoría tiene opciones privadas de salud y educación.
Pero no todo es tan bueno ¡Claro que tienen programas sociales gigantescos! Los países nórdicos tienen un Estado de bienestar grandísimo, pero funciona porque todos financian ese sistema: ricos, clase media y pobres (nada que ver con los de acá). Ninguno escapa al recaudo de impuestos, porque es casi imposible eludir el impuesto al valor agregado del 25%; este, es un impuesto que se le aplica a las ventas y también sobre las compras, y es regresivo, lo que significa que termina golpeando más fuerte a los pobres y clase media que a los ricos.
Dado este contexto, surge otra incógnita: ¿cómo son capaces de producir y generar tanta riqueza, si están asfixiados por los impuestos? Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en su Informe Anual “RS” para el 31 de diciembre de 2018, Noruega tenía una presión fiscal del 38,2%, Islandia del 37,7%, Dinamarca del 46%, Suecia del 44% y Finlandia, del 43,3%. De entrada, vemos el panorama un poco contradictorio, pues se podría pensar cómo son capaces de incentivar la creación de pequeñas empresas con semejantes tasas fiscales. Ya con el Índice de Libertad Económica de The Heritage Foundation (enlace AQUÍ) las cosas se van aclarando un poco más, porque, pese a que los países nórdicos no están dentro de las economías plenamente libres, si están en el grupo de los 27 países cuyas economías son predominantes libres (Finlandia en el puesto N.º 9, Dinamarca en el 10, Suecia en el 11, Islandia en el 13 y Noruega en el 14). Igualmente, es pertinente traer a colación el Informe 2019 Doing Business del Banco Mundial, que compara la regulación económica en 190 países; acá, se puede presenciar que en el ranking de facilidad para hacer negocios, los países nórdicos ocupan en cabeza de Dinamarca el puesto N.º 3, Noruega el 7, Suecia el 12, Finlandia el 17 e Islandia el 21. Todas estas cifras nos llevan argüir que un leve sacrificio de la libertad económica por unas altas tasas fiscales, con el fin de financiar programas sociales con probado funcionamiento, no ha significado crear un mal ambiente para hacer negocios.
Sin embargo, ¿por qué sería un mal modelo a seguir para Colombia, si de ojo pinta tan bien? Es por el simple hecho de que estos países crearon, acumularon y siguen creando una inmensa riqueza antes de pensar siquiera en cómo distribuirla, lo cual, claramente, no sucede en nuestro país, pues es un escenario totalmente diferente. Aquí no hay suficiente riqueza para ser distribuida en programas sociales (subsidios, rentas básicas, auxilios económicos, entre otros). Si realmente queremos copiar a los países nórdicos, como dicen Gustavo Petro y su bancada de congresistas, analicemos todo el panorama completo y revisemos cuál fue el contexto histórico que produjo que estos países crecieran potencialmente; nos encontraremos con que lo que hizo realmente ricos a estos países fue liberalizar sus economías mediante reformas liberales implementadas hacia finales del siglo XIX, solución que no está siquiera en la mesa de debate del Gobierno actual, pues ellos quieren la leche, no la vaca.
Se debe observar el panorama completo y no dejarse llevar por discursos vacíos llenos de populismo, similares al que, lamentablemente, el Sr. Presidente ofreció el pasado martes 14 de febrero, haciendo comparaciones y falsas promesas como la de implementar los modelos ya mencionados en nuestro país.
Comentar