Sociología de pacotilla

“En la actualidad esa problemática del abordaje y la explicación de los problemas ha pasado de ser una elemental retórica enrevesada a tomar la forma de simples mentiras que paradójicamente captan mucha opinión favorable. La bandera de las mentiras o incluso las propuestas dañinas que afectan a las mayorías sociales, pero que sin embargo resultan muy votadas, son un hecho político extendido por todo el mundo.”


Por inverosímil que parezca existen muchas personas que dan por cierto aseveraciones como “el que es pobre es porque quiere”. Se trata de la muy extendida y popular, llamémosla por lo pronto, sociología de pacotilla, desde la que se piensa que se pueden solucionar los problemas tomando atajos o hasta negando lo evidente.

Es por eso que entre numerosos dirigentes de la derecha colombiana pululan ideas disparatadas y tontas, pero también criminales. ¿Cómo puede entenderse que una precandidata a la presidencia haga una exposición sobre educación y el argumento central sea que no le gustan ni los colegios ni las instituciones educativas? O ¿cómo se entiende que se discuta sobre problemas como drogas o seguridad y se utilicen como argumentos las mismas fórmulas que nunca funcionaron ni funcionarán como la prohibición o el exclusivo uso de la fuerza y la persecución, más parecida en la práctica a una vindicta punitiva? Por no mencionar la célebre y macabra “no estarían cogiendo café”.

En la actualidad esa problemática del abordaje y la explicación de los problemas ha pasado de ser una elemental retórica enrevesada a tomar la forma de simples mentiras que paradójicamente captan mucha opinión favorable. La bandera de las mentiras o incluso las propuestas dañinas que afectan a las mayorías sociales, pero que sin embargo resultan muy votadas, son un hecho político extendido por todo el mundo.

Y no es sólo los migrantes votando por Trump o los pensionados que votaron a Milei los que ilustran esa tendencia, sino que se evidencia en el propio estilo de las decisiones personales de muchísimas personas, convertidas gracias a la omnipresente virtualidad en “tendencia”. Existe una poderosa influencia desde las plataformas y las redes sociales que buscan modelar el comportamiento colectivo, lo que explica que la casi totalidad de multimillonarios dueños de dichas plataformas sean entusiastas adeptos a Trump.

El cretinismo crece y con este el posicionamiento de personajes e ideas que nunca debieron tener la menor oportunidad en el ámbito público. Sin embargo, eso no significa que estemos ad portas de otro Hitler u otro Mussolini, sino ante el advenimiento de líderes con ideas tan radicales como extravagantes, capaces de vender sus propios prejuicios como si fueran grandes análisis y que en consecuencia orientan decisiones delirantes, pero con consecuencias para todo el mundo.

Trump dice que todos los migrantes son criminales sin que se le mueva una sola pelambre de su cuasi peluca. Fico finge preguntar con tierna ingenuidad por el costo de los habitantes de calle a sabiendas de que ese solo gesto puede traducirse en más agresiones y muertes entre una población al límite de las vulnerabilidades. Bukele construye cárceles tan grandes como el crimen mismo con lo que tendría que usar el planeta entero como una penitenciaría, lo que parece ser su sueño. Esos ejemplos no solo son formas erróneas de pensar los problemas, sino que suelen estar motivados por intereses ocultos casi siempre en beneficio personal.

Pero lo que resulta más problemático y peligroso es que tales ideas, que presentan aparentes soluciones radicales a los problemas más acuciantes, captan adeptos en grandes cantidades, aunque esos mismos militantes de la idiotez sepan que en el fondo son meras bravuconadas que no solucionan nada. Recordemos que justo en Colombia, el país del Sagrado corazón, una multitud entusiasta de desarrapados, trabajadores en precariedad o simples inquilinos del diario un día votaron para poder “regresar a la finca”.

Andrés Arredondo Restrepo

Antropólogo y Mg. Buscando alquimias entre Memoria, Paz y Derechos Humanos.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.