En los debates públicos sobre los salarios de los profesores universitarios, surge frecuentemente la idea de que los docentes perciben ingresos muy altos y que existe una gran desigualdad entre ellos. Este ensayo tiene como objetivo seguir proporcionando un análisis claro y comprensible de los salarios de los profesores de la Universidad de Antioquia (UdeA), utilizando datos concretos para mostrar que los ingresos son mayormente moderados y que la desigualdad, aunque presente, es menor en comparación con los datos de cualquier país del mundo. En este caso, diferente al texto anterior, donde evidenciamos la realidad con las distribuciones, vamos a discutir más sobre la desigualdad. También se proponen algunas soluciones para buscar un sistema más equitativo, dos propuestas principales: niveles los salarios con un mejor valor de enganche y una propuesta para modificar el decreto de asignación de puntaje salarial para buscar redistribuir mejor los recursos con un tope al salario y una forma equitativa de asignar los puntos sin destruir los incentivos a la productividad.
1. De los promedios y la necesidad de nivelar el enganche
El salario promedio (también llamado «media») de los profesores de la UdeA es de 10,57 millones de pesos, mientras que la mediana es de 9,57 millones de pesos. La «media» es lo que conocemos como el promedio: se suma el salario de todos los profesores y se divide entre la cantidad de profesores. En cambio, la «mediana» es el punto medio; es decir, la mitad de los profesores ganan menos de 9,57 millones de pesos y la otra mitad gana más. La diferencia entre media y mediana nos muestra que hay algunos profesores con salarios más altos que aumentan el promedio, pero que no representan a la mayoría.
Un ejemplo cotidiano para ilustrar esto es pensar en un grupo de amigos. Si entre cinco amigos, uno gana mucho más que el resto, el promedio del grupo será más alto, pero la mayoría de los amigos ganará menos que ese promedio. Esto es lo que ocurre con los profesores de la UdeA: aunque algunos pocos tienen salarios altos, la mayoría de los profesores gana más cerca de la mediana. No obstante, mientras el salario de entrada para un profesor con doctorado en la UdeA ronda los 8 millones de pesos mensuales, en el sector privado un profesional con doctorado puede comenzar ganando cerca de 12 millones de pesos. Esto resalta que, a pesar de los salarios más altos, la mayoría de los profesores no están sobreremunerados.
Una propuesta que ha sonado en los pasillos es nivelar los salarios. Para que todos los profesores que están debajo de la media alcanzaran el salario promedio de 10,57 millones de pesos, se necesitarían 3.278,95 millones de pesos adicionales mensuales en el presupuesto, es decir, una adición anual de alrededor de 39 mil millones de pesos en el presupuesto de la Universidad. Posible desde la norma, porque el efecto retroactivo de la probable ley le daría beneficios a las personas que cobija, en este caso a los profesores. Sin embargo, para poner en contexto la cifra, el valor requerido del desfinanciamiento actual esta aproximadamente en 350.000 millones de pesos al año. Entonces, sería sumar unos 39.000 millones más al desfinanciamiento para buscar nivelar los salarios y mantener un salario de enganche más alto. Por supuesto que las cifras tienen matices, puesto son alrededor de 470 profesores de medio tiempo que deben considerarse en el ajuste de la propuesta.
Ahora, hagamos algunas hipótesis. Para desmentir el argumento de que los salarios de los profesores son responsables del déficit financiero, consideremos cuánto ahorro generaría la UdeA al fijar un límite máximo de salario de 40 millones de pesos. Este valor es hipotético, representando el salario máximo que podría alcanzar un profesor en su carrera. Con esta suposición, la Universidad se ahorrarían 67 millones de pesos mensuales, lo cual equivale a 804 millones anuales. Este ahorro cubriría solo el 2,1% del monto necesario para aumentar los salarios de todos los profesores al valor medio actual y representan el 0,22% del valor del desfinanciamiento actual. Cabe destacar que solo cinco profesores tienen salarios superiores a 40 millones de pesos, siendo casos atípicos en la universidad.
En una hipótesis más extrema, si se estableciera un límite de salario de 20 millones de pesos, se podría ahorrar 7.387 millones de pesos anuales, suficiente para cubrir 2,2 veces el monto necesario para llevar todos los salarios que están debajo la media a su valor de 10,57 millones de pesos; además, sería el equivalente al 2,11% del déficit actual de la Universidad de Antioquia. Sin embargo, esta medida podría afectar la producción académica debido a la reducción del incentivo asociado a la productividad. Es importante señalar que cualquier medida de ajuste salarial no debe ser regresiva respecto a los derechos adquiridos, entonces, no se podría implementar. La intención aquí de evaluar algunas hipótesis es evidenciar que no hay tal desfinanciamiento por los altos salarios y, en lugar de centrar la atención ahí, destacar la necesidad de enfocar los esfuerzos en mejorar los salarios de los profesores que se encuentran por debajo de los valores medios actuales, priorizando a los más desfavorecidos cuando la desigualdad es relativamente baja.
2. Desigualdad del ingreso: analizando los quintiles
Para entender mejor la distribución de los salarios, podemos dividir a los profesores en quintiles, es decir, en cinco grupos del mismo tamaño (20% cada uno) según sus ingresos y dejando un grupo que sería el 1% que más salarios gana. De esta forma:
- El quintil con menores ingresos (el 20% de los profesores con salarios más bajos) solo recibe el 11,8% del ingreso total de todos los profesores.
- En cambio, el quintil superior (el 20% de los profesores con mayores ingresos) concentra el 33,4% del ingreso total.
- Los quintiles intermedios (el 60% de los profesores restantes) acumulan el 54,8% del ingreso total.
Esto nos muestra que, aunque hay desigualdad, la mayoría de los profesores no tienen salarios extremadamente altos. En comparación con los datos de Colombia, donde el 1% más rico concentra entre el 18% y el 20% del ingreso nacional, el 1% de los profesores de la UdeA solo recibe el 3,8% del ingreso total (sumamos el 3,8% y el 29,6% del gráfico), lo cual desmitifica la percepción de una gran concentración de ingresos.
Gráfico 1. Desigualdad en el ingreso en la Universidad de Antioquia de acuerdo con el grupo de ingreso. Datos de Octubre de 2024.
Para visualizar mejor esta desigualdad, pensemos en cómo se reparte un pastel entre varias personas. Si cortamos el pastel en cinco partes iguales, pero las porciones no tienen el mismo tamaño, algunos recibirán una parte mucho más grande que otros. Esto es lo que ocurre con los salarios de los profesores: algunos reciben una parte mayor, pero la mayoría se queda con una porción similar, y esta diferencia no es tan extrema en comparación con otros sectores de la economía. La distribución igualitaria de los ingresos es una utopia dificil de sostener bajo un sistema de incentivos y de diferencias naturales, también dificil de sostener desde la perspectiva única del ingreso. Pero, para comprender mejor la desigualdad veamos otras cifras.
3. Índice de Gini y Curva de Lorenz: medidas de la desigualdad
Para medir cuánta desigualdad hay en los salarios, se utiliza el índice de Gini, que va de 0 a 1. Un valor de 0 significa que todos tienen el mismo salario, mientras que un valor de 1 indica la mayor desigualdad posible. En la UdeA, el índice de Gini es de 0,216, lo que indica una desigualdad baja y menor que la de sectores como el financiero o el extractivo, incluso menor que la reportada por el Banco Mundial para los países con menor indice GINI, que se encuentran alrededor de 0,24 y, mucho menor, que el vergonzoso dato de 0,54 que tiene Colombia.
Otra forma de visualizar la desigualdad es la Curva de Lorenz, que compara la distribución real de los salarios con una distribución perfectamente igualitaria. En la UdeA (Gráfico 2), la línea curva del gráfico muestra que, aunque no todos los profesores ganan lo mismo, la desigualdad no es extrema. Si la curva estuviera mucho más alejada de la línea diagonal (que representa igualdad perfecta), eso indicaría una concentración más alta de ingresos en unos pocos. En la UdeA, la curva está cerca de la línea de igualdad, lo que indica una distribución relativamente equitativa para la mayoría de los profesores, lo cual significa que la mayoría de los profesores tienen ingresos bastante cercanos entre sí.
Gráfico 2. Desigualdad en el ingreso en la Universidad de Antioquia representada en la curva de Lorenz. Datos de octubre de 2024. La línea punteada significa la igualdad perfecta, es la referencia de la línea azul que es el resultado para UdeA.
4. Contribución al Índice de Theil: ¿De dónde viene la escasa desigualdad?
El índice de Theil es otra herramienta para analizar la desigualdad y nos ayuda a entender quiénes contribuyen más a ella. En la UdeA, la mayoría de la desigualdad salarial proviene de un pequeño grupo de profesores con ingresos altos (gráfico 3), pero este grupo no es lo suficientemente grande como para causar una concentración extrema de ingresos. Las diferencias salariales tienen que ver con factores como la antigüedad, los títulos logrados y, principalmente, por la producción académica, asuntos ya tratado en el anterior ensayo. La mayor parte de los profesores tiene contribuciones muy bajas al índice de desigualdad. Es decir, la mayoría de los docentes tiene salarios cercanos a la media y, por lo tanto, no contribuyen significativamente a aumentar la desigualdad.
Podemos pensar en la desigualdad salarial como si se tratara de una escalera. Algunos profesores están más arriba porque llevan más tiempo trabajando, tienen más experiencia y han contribuido más al conocimiento con su producción académica. Esto explica por qué hay diferencias, pero no son tan grandes como para ser injustas o extremadamente desiguales.
Gráfico 3. Desigualdad en el ingreso en la Universidad de Antioquia representada en el gráfico de Theil. Datos de octubre de 2024.
5. Propuestas para mayor equidad
Aunque los salarios de los profesores de la UdeA no son extremadamente altos ni presentan una gran desigualdad, hay cosas que se pueden mejorar para hacerlos más justos:
5.1. Mejorar los salarios del quintil inferior
Es crucial que los profesores del quintil inferior reciban un salario de enganche acorde con su formación, cualificación y el rol que desempeñan en la educación pública. Un salario inicial justo que refleje sus credenciales académicas y ofrezca un equilibrio con los valores del mercado, que a menudo pagan mejor a profesionales con doctorado. Además, asegurar un salario competitivo es clave para el retorno de la inversión en educación realizado por los profesores, quienes han dedicado años a su formación con la expectativa de que esta se traduzca en un nivel de vida acorde con sus esfuerzos y contribuciones al desarrollo académico y social. Este debe ser el valor moral cuando la desigualdad es baja, como es el caso de la UdeA. Es decir, el enfoque debe estar en mejorar las condiciones de quienes se encuentran en la base, aquellos profesores con más desventaja y dificultades para lograr mejores salarios.
5.2 Valorar el aporte social del docente
Invertir en las condiciones laborales de los profesores es una inversión en el desarrollo de la educación pública y en el bienestar de las comunidades que atiende la universidad. Los profesores de las universidades públicas desempeñan un rol esencial al trabajar con comunidades vulnerables, contribuyendo al cierre de brechas sociales al atender a estudiantes de los sectores más pobres del país. Además, su trabajo tiene un impacto significativo en la ciencia y la economía a través de sus publicaciones, que generan nuevo conocimiento y promueven el desarrollo económico. También contribuyen a la política pública mediante sus investigaciones, que ofrecen soluciones basadas en evidencia para los problemas sociales. Al igual que cuando un agricultor invierte en sus cultivos para asegurar una buena cosecha, invertir en los profesores asegura una mejor calidad educativa, impulsa el desarrollo social y económico, y genera beneficios para toda la sociedad.
5.3. Modificar los incentivos al crecimiento salarial
Si hay una preocupación por el crecimiento del salario, aquí va una propuesta simple para modificar el decreto 1279. Primero, establecer un tope de crecimiento al salario que estén entre 30 y 40 millones de pesos a precios del 2024, que crecerá de acuerdo con el aumento legal anual del salario de servidores públicos; en ese valor, actualmente, se pueden encontrar más del 90% de los profesores de la UdeA. Al llegar a ese tope, propongo hacer pagos de compensación por producción académica u otros constitutivos de puntos, pero sin ser parte del salario y ajustando pagos menores para la productividad por estar en el tope de salario; ese pago menor sería una especie de impuesto a la riqueza por el crecimiento adicional. Segundo, dado que la producción académica es la principal causa del crecimiento, la propuesta es modificar el incentivo para la asignación de puntaje; por un lado, asignar más puntos a los productos de las áreas de ciencias sociales, humanidades y artes, quienes son los que se encuentran más atrás en el crecimiento; por otro lado, modificar la asignación de puntaje salariar de acuerdo con la autoría y la contribución a la obra, es decir, ponderar más a quienes aparecen de primeros autores en las publicaciones científicas, o contribuyan más al producto académico; una especie de factor multiplicador asociado a la contribución. Con lo anterior se promueven varias: los profesores que ayudan a varios estudiantes crecen por volumen, se promueve la competencia sin destruir los incentivos a la productividad científica, se regula la asignación de puntaje para autores con contribuciones menores, se elimina las prácticas cuestionadas de instrumentalizar los estudiantes y se promueve la justicia y la redistribución basada en el mérito.
Conclusión
El análisis nos permite comprender que la desigualdad, aunque presente, es considerablemente menor en comparación con cualquier economía del mundo y de otros sectores económicos. Los datos muestran que la mayoría de los profesores tienen ingresos moderados y que los altos salarios no representan la realidad de la gran mayoría. A pesar de la percepción generalizada sobre una posible sobrerremuneración, la realidad es que muchos profesores están en desventaja frente al sector privado.
Las propuestas expuestas en este ensayo apuntan a mejorar la equidad salarial y las condiciones laborales de los profesores que se encuentran por debajo del valor promedio, aquellos que se encuentran en la base de la pirámide salarial. Incrementar los salarios de estos docentes, valorar su aporte social y redefinir los incentivos salariales son pasos fundamentales para construir una universidad más justa y equitativa. Además, la propuesta de controlar posibles valores atípicos y buscar la equidad y redistribución con el sistema de asignación de puntaje es una responsabilidad igualmente apremiante.
La inversión en condiciones justas para los docentes beneficiará a los profesores y al sistema educativo y, en última instancia, a la sociedad en general. Un enfoque en mejorar los salarios de quienes más lo necesitan y en reconocer el valor de su contribución social es un compromiso moral. Invertir en los profesores significa asegurar una educación de calidad, un mayor impacto social y un desarrollo sostenible para el futuro del país.
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