El fundamentalismo islámico ha sido codo a codo con la pobreza extrema, las mayores complicaciones para la desarrollo de una vida tranquila para los ciudadanos de medio oriente, que han tenido que enfrentarse durante siglos a procesos de exterminio y esclavitud por parte del imperio otomano y luego las potencias europeas, cuyas fronteras establecidas a dedo sin ningún tipo de reparo étnico ha conducido a la formación de conflictos culturales tan graves como el mismo yihadismo islámico, que hoy parece obtener después de catorce años de una guerra civil de repercusiones incluso peores que las guerras con sus vecinos árabes.
El Estado Árabe de Siria, un país que en 2010 oscilaban los 22 millones de personas, hoy con decenas de grupos armados ilegales, donde ha intervenido mayoritariamente el estado islámico, el mayor problema en términos de occidente, del grupo con peores atentados en los cinco continentes, con un modus operandi similar a AL Qaeda, autor clave en la caída de las torres gemelas en 2001. Resultó con la muerte de al menos medio millón de ciudadanos sirios y la migración de al menos 11 millones de personas y la dependencia de su población a la ayuda humanitaria de países que mucho han tenido que ver con la complejidad y longevidad de este conflicto.
FAMILIA AL-ASÁD
El día de ayer, se confimó la dimisión del presidente Bashar Al-Ásad, quien junto con su padre Háfez al-Ásad, quien ya había gobernado el país desde que asumió el poder como militar en 1970, cuando teniendo el control militar, obligó al presidente Atassi de dimitir del cargo, instaura un presidente, por un año mantiene su rol como primer ministro para luego un año después, nombrarse a si mismo también presidente del Estado Sirio; su hijo, Bashar, quien educado en occidente y a quien los ciudadanos en los años noventa no creyeron que fuese a asumir el poder por su carencia de educación militar, puesto que su profesión había sido la de medico oftalmólogo, es llamado por su padre, seis años antes a ser entrenado militarmente, graduándose en 1999 de coronel, junto con la jubilación de los miembros mas importantes del ejercito de su padre y nombrando leales hombres a Bashar.
Desde el principio, incluso occidente creyó en su reformismo, tanto político como diplomático, cuando libera más de 100 hombres de la intelectualidad durante la primavera de damasco, muchos de ellos, con orígenes en los hermanos musulmanes, cuya relevancia había sido mayor en el país vecino de Egipto. No obstante, dicho régimen novedoso no tardía nuevamente en perseguirlos, encerrarlos nuevamente y mediante lo que en occidente se conoce como ley marcial o estado de excepción, que no había cesado desde 1963.
El régimen nuevo de Asad, que no tuvo mayor connotación política sino hasta que fue acusado su gobierno de asesinar al primer ministro de Líbano, Rafiq Hariri, a quien le fue detonada una carga de al menos mil kilos de TNT, lo cual, intensificó la histórica tensión entre ambos países, puesto que llevó a una revolución en dicho país que hizo retroceder las fuerzas armadas de Siria que estaban ocupado por lo menos desde hacia más de 25 años.
DIMISIÓN DE BASHAR AL ÁSAD.
El 7 de diciembre, después de una de las mayores intervenciones y ataques que había sufrido Damasco, en un momento ideal, puesto que el apoyo del estado árabe había sido disminuido dado que sus grandes aliados se han concentrado en sus propios conflicto, donde hablamos de Rusia, quien lleva más de 2 años en una invasión al país a ucrania e Irán quien ha comenzado a tener enfrentamientos directos con Israel, ha hecho que el grupo Hayat Tahrir al Shams (HTS), cuyo líder, Mohammed al Jawlani.
Este hombre quien hasta antes de la primera década de este siglo era uno de los duros hombres de AlQaeda y el Estado Islamico, forma el Al Nusra, y decide alejarse de las medidas del fundamentalismo de dichos grupos para formar una forma de república islámica más moderada, cuya decisión incluyó hasta alejarse de los uniformes militares y vestir más como un político reformista, como todos los peores dictadores que ha tenido medio oriente han comenzado para tratar de convencer a ciudadanos desamparados con esperanza de volver a su territorio, como está ocurriendo en este momento.
Tras 13 días de un nivel de combate insostenible, el gobierno ruso confirmó Bashar Al-Ásad que se encontraba en Moscú posterior a su dimisión al estado mayor de las fuerzas armadas Sirias. Ahora, pareciera que occidente celebra la llegada de los “rebeldes” al poder, pese a estar todos sus miembros en las listas de peores terroristas del mundo.
Para terminar y mi mayor temor respecto a los que pueda pasarle al pueblo sirio que no ha vivido en paz en los últimos 70 años, es Mohammed Al Jawlani, quien ante su llegada al poder, proclama en discurso: “Esta es una victoria para todos los sirios”, Jawlani quien ha deambulado de grupo en grupo, y donde se cree conoció en sus inicios a los yihadistas islámicos del Estado islámico preso por Estados Unidos en Kuwait, ha sostenido control militar de las zonas de Idlib al noroeste de Siria, donde se escucha que consagra en territorios dominados la “ley de salvación o gobierno de salvación”.
Donde se dice, garantizan su control al organizar las zonas militarmente y proporcionar alimento y servicios esenciales a la población, ha alcanzado su mayor logro militar que es tener el centro y noroeste sirio, sin que ello signifique que la llegada de Jawlani signifique la conquista y plenitud soberana de todo el territorio sirio, donde es altamente probable que sobre las zonas fronterizas comience una segunda ocupación israelí, puesto que en este momento se habla de una presencia que se dice oficialmente temporal por parte de las fuerzas armadas israelíes, pero es probable ver intensificado el conflicto Sirio-Israelí.
En definitiva siempre será una aspiración a veces hasta metafísica, no obstante intensa y profunda, que en algún momento el pueblo Sirio, consiga arar definitivamente dicha guerra, reconstruya su nación, sin priorizar su fe extrema y desentendida, las disputas económicas derivadas de los recursos naturales y las posiciones estratégicas de invasión, por encima de la esperanza de un pueblo que siempre ha querido vivir en paz y que hoy tiene la mitad de su población fuera de su tierra.
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