La cantidad de asesinatos que se reportan cuando estos gobiernan son sorprendentes y sus objetivos siempre serán los líderes y jóvenes, ya que estos son la piedrita en el zapato de estos gobernantes.
En Colombia los jóvenes y líderes sociales han sido silenciados durante un largo periodo, problemática que se viene presentando desde el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, donde las cifras de asesinatos fueron más 10.000; después llegó el gobierno Santos en el que se reportaron más de 700 asesinatos; y en los años de gobierno Duque se están superando las 1.000 muertes.
¿Dónde está la anhelada tranquilidad que siempre promete el dictador Álvaro Uribe cuando gobierna? ¿Serán palabras que se lleva el viento?
Iniciemos con las cifras tan alarmantes que nos dejó el gobierno de Uribe, en el cual se decía que la seguridad había regresado al territorio colombiano, que no había nada de qué preocuparse, pero la totalidad de asesinatos registrados nos deja claro que eso no fue así. Esa tal seguridad que su gobierno planteó solo fue disfrutada para los ricos que gobiernan este país, porque el pueblo pobre de Colombia atravesó los peores años de su vida gracias a la violencia generada por grupos armados y fuerzas públicas.
Los falsos positivos son los primeros en salir a luz, en este caso fueron más de 10.000 jóvenes asesinados por las fuerzas militares en este gobierno. A esto se le unen 32.348 desaparecidos, entre los que se encuentran Líderes Sociales, Jóvenes e Indígenas; esto según un reporte realizado por la Unidad de Justicia y Paz entre el 2009 y 2010. Algunos de estos desaparecidos han sido confirmados como asesinados por jefes paramilitares, quienes aseguran que estos asesinatos fueron realizados en las masacres que este grupo armado organizaba. Eso quiere decir que el gobierno Uribe nos dejó un total de 40.000 mil muertos.
En el Gobierno Santos la cifras bajaron a un 97.5% sobre las 40.000 que dejó el gobierno Uribe, esto nos deja claro que durante los ochos años de presidencia de Santos los asesinatos y desaparecimientos disminuyeron drásticamente, gracias a los diálogos de paz realizados en su mandato, ya que en estos se estableció una tregua entre grupos armados y Estado, lo que frenó los tiempos de violencia que el pueblo colombiano estaba viviendo. En este gobierno miles de familias se atrevieron a registrar y denunciar los desaparecidos que la guerra les había dejado. Un dato curioso es que los meses más violentos de este período de gobierno se vivieron en la época electoral; principalmente en la segunda vuelta elecciones presidenciales, esto según el informe realizado por el portal Más allá de las Cifras.
En los dos años de Gobierno Duque quien pertenece a la corriente política de Álvaro Uribe, las muertes han superado el 95% de las registradas en los ocho años de gobierno Santos. Esta última semana ha dejado gran huella en los colombianos; ya que se reportó la muerte de 16 personas, 14 de ellas jóvenes, todas estas brutalmente asesinadas por grupos armados, muertes que se unen a los más de 750 líderes sociales asesinados últimamente en colombia.
Estas cifras reportadas en el gobierno Duque nos dejan claro que la tan anhelada tranquilidad que estos siempre prometen en sus campañas son solo palabras que se lleva el viento, estos partidos de derecha se han centrado en la guerra para poder gobernar a los colombianos. La cantidad de asesinatos que se reportan cuando estos gobiernan son sorprendentes y sus objetivos siempre serán los líderes y jóvenes, ya que estos son la piedrita en el zapato de estos gobernantes.
Ya es hora de que el pueblo colombiano despierte, tiene que darse cuenta de que los jóvenes, líderes sociales e indígenas están siendo masacrados, con el fin de cerrar las bocas y darle fin a mentes cuyos pensamientos proponen un cambio para el desarrollo de Colombia, estas personas son indicadas para tomar las riendas del país y la dictadura por la que estamos atravesando no quiere dejar que esto suceda, por eso ellos siempre usarán la violencia como su mayor carta de gobierno; porque estos payasos no son capaces de luchar ideológicamente.
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