Si hay un lugar en Colombia que se caracteriza por su belleza exótica (las elevaciones montañosas más altas del mundo, junto a la orilla del mar), es la Sierra Nevada de Santa Marta. No solo por su flora y fauna, sino por ser una de las grandes despensas para la costa caribe (principalmente para los departamentos de Magdalena, Guajira y Cesar), porque hay interés de muchos inversionistas nacionales y extranjeros, así como por indagar sobre el estilo de vida de las comunidades étnicas presentes en la zona y por ser zona de importancia estratégica para la policía y las FFMM. Eso sí, para que esto se lleve a cabo con los mínimos impactos posibles, se debe acordar con las comunidades circundantes unos puntos importantes para todo esto. ¿Esto se ha llevado a cabo tal como debe ser? Todo indicaría que no. Existen varios antecedentes al respecto que valen la pena para tratar un asunto tan espinoso como este, y que dejan reflexiones sobre que las charlas comunitarias no solo se limitan a decir que se va a hacer x o y proyecto en tal parte, sino explicar sus bondades, sus posibles impactos y las soluciones que se tendrían para los mismos, ¿cierto?
En plena Seguridad Democrática (2009), la empresa Brisa S.A pretendió realizar un proyecto en la zona, como el Puerto Multipropósito. ¿Qué pasó? El gobierno de ese entonces, quien se caracterizaba por no ser muy amigo de las comunidades presentes en la zona, al contrario, las consideraba auxiliares de las «Far» (según el cascarrabias de Álvaro Uribe Vélez, el hermano del detenido Santiago), se opuso a que se hicieran las consultas, aliándose con la multinacional para hacer los trabajitos a las buenas o a las malas, pues se necesitaban mostrar obras para la reelección perpetua, que fue tumbada por la Corte Constitucional al año siguiente. Las autoridades ambientales regionales condicionaron la entrega de la Licencia Ambiental a la realización de un “Proceso de Concertación para Acceso al Sitio Sagrado”, en pocas palabras, algo no vinculante y de no obligatorio cumplimiento para el gobierno ni para la multinacional; para las autoridades indígenas fue un desaire y sus argumentos válidos y respetables (con razones de soporte técnico y económico, junto con los principales, ancestrales y sostenibles) fueron desechados por los blancos como si fuesen perorata comunista (típica falta de respeto uribista). Hoy en día, el daño está hecho.
Después, en la primera parte de la Prosperidad (2013), el Consejo de Estado tuvo que tomar una decisión polémica pero necesaria frente a la misma Sierra Nevada; suspender la visita de turistas en inmediaciones de zonas sagradas presentes en la zona, gracias a la acción de tutela interpuesta en el Tribunal Supremo del Magdalena, por parte de la Fundación Misión Colombia contra la Unidad Administrativa Especial Sistema de Parques Nacionales Naturales para proteger los derechos de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada. ¿A qué se debe? a la famosa Concesión del Parque Tayrona para administrar y disfrutar de los servicios del Parque Nacional Natural Tayrona, algo que sigue despertando mucha polémica hoy en día. Ya las comunidades indígenas habían empezado a sentar su voz de protesta mediante la única forma que les quedaba; no asistir a las Charlas Comunitarias porque sus argumentos no eran lo suficientemente respetados y existían intereses de grupos económicos y políticos de alto poder, que solo admitían la presencia de gente de ascendencia aria y con buena billetera; basta con mencionar otras dos joyitas; Six Senses, hotel que no se llevará a cabo, afortunadamente, y Los Ciruelos (defendido a capa y espada por el supuesto izquierdista Ramón Jimeno).
¿Sí sirvió de algo la tutela? En algo, porque se siguieron metiendo en plena playa y en plena Sierra Nevada, los indígenas cada vez se sienten más desprotegidos por un Estado mediocre y centralista al extremo; de ahí salió una decisión radical; las comunidades indígenas decidieron no volver a ninguna charla comunitaria, ni siquiera habiendo representación del alto gobierno nacional, porque de los regionales no se puede esperar nada bueno (basta con mirar lo que pasa en La Guajira). El mejor argumento lo da el líder indígena Gelvez Zapata a Caracol Radio: «Le hemos mostrado la buena voluntad de nuestros pueblos en el desarrollo y crecimiento de las regiones, pero lo único que hemos recibido a cambio son incumplimientos. En obras construidas como Puerto Brisa, Ruta del Sol, Los Ciruelos en inmediaciones del Parque Tayrona, la represa el Cercado y el proyecto Ranchería, entre otros, los compromisos no fueron cumplidos y hoy estamos con dudas en que nos cumplan los nuevos proyectos inmediatos que existen».
Conclusión; más que darle el si o el no a los posibles proyectos, se necesita recuperar la confianza de la comunidad afectada. Eso si, se necesitará trabajo, tiempo, paciencia, y principalmente, verdades.
PD1: Es mejor tener una pizca de desconfianza con las Farc, per saecula saeculorum.
PD2: Cómo será la crisis de la Justicia Colombia, que nadie quiere postularse a los altos cargos de esta rama.
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