La reciente cumbre de los BRICS en Kazán marcó un punto clave en la evolución de estas nuevas coaliciones entre los Estados no occidentalizados, aunque la prensa anglosajona no haya dado una mayor cobertura e importancia de su incidencia en estas latitudes y, en particular Colombia concentrada y “engolosinada” con la COP16, esta cumbre que se va llevar a cabo de nuevo en Brasil 2025, busca redefinir el orden económico y político global.
La expansión de los BRICS, con la adhesión de nuevos miembros como: Egipto, Irán y Emiratos Árabes Unidos, amplía su influencia en regiones clave y refuerza su capacidad para contrarrestar la hegemonía de Estados Unidos y la Unión Europea. Estamos hablando de países que componen casi el 40% del PIB mundial. Esta ampliación no solo refuerza el peso del grupo en la política-económica global, sino que también subraya su estrategia de presentar una alternativa a las instituciones dominadas por Occidente, como el FMI y el Banco Mundial.
Desde una perspectiva geopolítica, el grupo enfrenta desafíos internos, como las diferencias políticas y económicas entre sus miembros, lo cual limita su cohesión y eficacia. Por ejemplo, mientras China y Rusia buscan rivalizar directamente con Estados Unidos, India mantiene una postura de “multilínea” para maximizar su autonomía. Brasil y India optan por no alienarse completamente de Occidente, dado que estos países dependen como es el caso de la bolsa de valores Sao paulo, de las finanzas dictadas por el wall Street.
Tal como anota de primera mano, uno de los grandes analistas de la geopolítica global, Alfredo Jalife-Rahme “Tanto Brasil como India son más dependientes de las geofinanzas de la anglósfera en contraste con Rusia, en mayor medida, y China, todavía en menor medida, como denota la internacionalización de su plaza financiera en Hong Kong”.
Económicamente, la iniciativa de los BRICS de reducir su dependencia del dólar y promover el comercio en monedas locales ha ganado relevancia, aunque enfrenta obstáculos considerables debido a la preeminencia del dólar y la infraestructura financiera global dominada por Occidente. Este enfoque hacia la “desdolarización”, de acuerdo con la observación de Jalife “se desprende que el rol de los energéticos del Sur Global y, en particular, de las seis petromonarquías árabes del golfo Pérsico serán determinantes para la nueva divisa BRICS que se pudiera muy bien llamar petro-BRICS o agro-BRICS y que si desbancarían la hegemonía del dólar”. No es casual que, responde a la búsqueda de una mayor soberanía económica y la reducción de la influencia estadounidense, aunque el éxito de estos esfuerzos dependerá de la implementación de infraestructuras financieras alternativas robustas.
La Unión Europea y Estados Unidos perciben el crecimiento de los BRICS como una amenaza a su dominio, y probablemente aumentarán sus esfuerzos diplomáticos y económicos para mantener su influencia en regiones en las que los BRICS están expandiendo su alcance. La cumbre en Kazán ha demostrado que los BRICS buscan posicionarse como una voz significativa para el Sur Global, presentándose como una alternativa que promete mayor equidad en el sistema internacional y respondiendo a la creciente demanda global de un orden más multipolar.
Los BRICS enfrentan desafíos internos y limitaciones estructurales, su expansión y ambición de desafiar las normas establecidas por Occidente son una señal de que el equilibrio de poder global está en transición. La cumbre en Kazán representa un paso importante en este camino, y los resultados dependerán en gran medida de la capacidad de los BRICS para superar sus divisiones internas y establecerse como un bloque cohesionado y operativo.
Si vis pacem, para bellum. Si quieres la paz, prepárate para la Guerra. Aunque esta sea económica y financiera.
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