Hay prácticamente un consenso en que Petro representa una amenaza a la democracia colombiana, la libertad y la Economía de Mercado. Lo que no ha podido entender el santismo es que una eventual llegada de Vargas a la presidencia solo va a precipitar el fortalecimiento del populismo encarnado en Petro.
Últimamente he preferido no usar adjetivos fuertes en el marco de esta contienda presidencial. Cuánto mejor hablar de ideas y no de agravios. Pero francamente me pareció risible la posición de los David (Barguil y Luna) en el lanzamiento de una campaña de contraste contra Petro, con el argumento de que prefieren un escenario donde el exvicepresidente y excopiloto Germán Vargas Lleras llegue al gobierno.
No podrían ser más miopes. La crisis de legitimidad que hoy tiene la clase política colombiana es lo que ha volcado, según la última encuesta Invamer, a casi un tercio del electorado a ver en Petro, pese a su tormentoso pasado, una opción presidencial viable. Una crisis que, por demás, fue profundizada por el gobierno del que Vargas Lleras hizo parte.
Tenemos un problema de corrupción desbordado. La Contraloría informó en 2010 que los recursos robados por los corruptos ascendían a 13 billones de pesos. Tras 7 años del Gobierno Santos-Vargas, se cuadriplicó la cifra y saltó a los 52 billones.
La exclusión de la sociedad colombiana de la mesa de diálogo en La Habana, y la grieta que causó la clasificación del país entre “amigos” y “enemigos” de la paz para la reelección del gobierno Santos, solo atizó el ambiente de polarización, más que manifiesto en estas elecciones.
Y ni se diga de la insana y antiética relación con el legislativo, con una bancada de gobierno pegada con mermelada que, con su aplanadora, aprobó hasta el aumento del IVA al 19% en medio de una etapa de desaceleración económica producida por el mismo gobierno con su irresponsable manejo de los recursos de la bonanza petrolera.
¡¿Y en serio creen los señores Barguil y Luna que, replicando esas prácticas 4 años más en cabeza de Vargas Lleras, van a evitar una eventual llegada del populismo al poder?! La clase política colombiana debe tener la capacidad de autorreformarse, de despojarse de su actitud displicente frente a la realidad de los colombianos de a pie, de entender que se requiere una transformación generacional y de sus prácticas.
Seguir con una política transaccional, ensimismada, paquidérmica e irrespetuosa con la voluntad popular, solo va a lograr que el descontento aumente y, con él, el margen de posibilidad de que propuestas populistas, de planificación económica y de doblegación de libertades como las de Petro, eventualmente lleguen con más holgura al poder.
Adenda: Qué bueno ver en Iván Duque un apasionamiento inusitado en la cultura y el arte, y voluntad de reformar el sistema político para hacerlo más transparente, muy a pesar de algunos miembros de su partido. Es el único que puede contener los vientos populistas a largo plazo.