Y sí, las cartas ya están echadas. El próximo 17 de junio, es muy probable que en segunda vuelta gane Uribe nuevamente, a través de Iván Duque, su títere. Bastante probable es que sigamos siendo un país gobernado por los mismos de siempre. Es casi un hecho: Colombia estará gobernada por un ‘selecto’ equipo que, si llega al poder, llevará el país al atraso.
¡Este es un equipazo! Eligieron a los mejores entre tantos políticos. Iván Duque y su partido, se fajaron en esa elección. Lo bueno es que les resultó fácil hacer un equipo de trabajo; los mismos fueron sumándose, uno a uno, a la campaña uribista. Sé que esperan llegar – de la mano de Duque – al poder, para así, seguir robando. Cuando las personas no tienen principios ni valores, comportarse de esta manera resulta sencillo. Requieren de un nivel de actuación no muy avanzado, ya que han aprendido a lo largo de sus vidas, a venderse al mejor postor.
Como dice un dicho, “dime con quién andas y te diré quién eres”. Pues bien, es un dicho muy cierto. Dependiendo de las personas con las que entablamos relaciones, los demás podrán deducir algo de lo que somos.
Analizando los programas de gobierno, entre Duque y Petro hay una brecha gigante. Duque, busca darle continuidad a un gobierno que, por ocho años, hizo muchas cosas malas contra los colombianos y la soberanía del país. Sólo por citar algunos hechos, la eliminación de las horas extras, las bases militares de Estados Unidos en nuestro territorio y los falsos positivos, fueron decisiones nefastas para el país. Un país que, sin duda, no tiene memoria. Pero claro, como eso a muchos no los afectó de forma particular ni sustancial, no pasa nada, ¿verdad?
Gustavo Petro, por su parte, propone un programa de gobierno en donde se vela por el medio ambiente, la educación y la salud de los colombianos. Un programa en donde se reconocen las diferencias y la riqueza de nuestras regiones, se busca desarrollar el agro y las zonas rurales del país.
Soy consciente de las fallas que tuvo Petro en la administración de Bogotá, pero durante el tiempo que estuvo como congresista, denunció diversos hechos de corrupción que lo convirtieron en un político ‘peligroso’. De mi parte, él recibe total admiración, a pesar de sus errores como gobernante. Pero así mismo han hablado de Sergio Fajardo y de Humberto de La Calle, quienes también tuvieron errores en sus gestiones, han sido investigados e hicieron parte de gobiernos corruptos.
Muchas personas detestan a Petro; odian su personalidad y su manera de comportarse. Pero para mí, importan más las ideas y lo que él quiere hacer como presidente, que las cosas malas o errores de los cuales ha sido señalado, en infinidad de ocasiones.
Todo lo que aquí manifiesto, lo digo desde lo que he experimentado a lo largo de mis 22 años. Puede que no sean muchos, a diferencia de la edad que otras personas tienen, pero esta es mi visión de lo que ocurre en Colombia y de lo que no debería seguir ocurriendo.
De corazón, me duele que se siga estigmatizando en esta ‘suciedad’ a una persona por haber pertenecido a una guerrilla. Me duele que las personas sean indolentes al dolor de las víctimas del conflicto armado, que vivimos y seguimos viviendo, a pesar de haberse firmado un acuerdo. Me duele que cientos de niños se sigan muriendo de hambre, y que los medios de comunicación, junto a muchos políticos y empresarios, se encarguen de sembrar el miedo y de compararnos con un país vecino, del cual no distamos mucho.
Si seguimos con gobernantes como los que hemos tenido, llegaremos a una dictadura mucho más rápido que en Venezuela. Que la concentración de poderes esté en manos de Duque y Uribe, traerá sin duda medidas y sanciones desfavorables para buena parte de los colombianos. Unos cuantos, eso sí, seguirán intactos, reinando entre la podredumbre y la miseria de la gente.
Muy seguramente, con Duque y Uribe en el poder, la inequidad existente en el país seguirá igual. O quién quita, tal vez y se propongan modificar esas cifras, empeorando la situación y la calidad de vida de los colombianos de a pie. Todos los días, tanto en las ciudades como en el campo, muchos se levantan para conseguir algo de dinero, con mucho trabajo y esfuerzo, a pesar de la falta de oportunidades y de la ausencia estatal que siempre se ha tenido.
A los votantes por Sergio Fajardo, Humberto de La Calle y Gustavo Petro, les pido unidad. A los políticos y líderes de opinión, les pido sensatez. Sé que la situación es difícil, y que la corrupción y falta de ética que tienen los políticos y ciudadanos de derecha – aclaro, no todos – es bestial. Pero siempre pasa lo mismo: los de derecha sí son capaces de unirse para llegar al poder, mientras los de centro e izquierda no son capaces de hacerlo. ¿Y todo por qué? Porque no se piensa en un proyecto de país, y preferimos que nos sigan gobernando los mismos petardos de siempre, a ver un cambio en el poder. Como dice otro dicho que nos mantiene en el conformismo, “es mejor malo conocido que bueno por conocer”.
Creo que debemos al menos intentarlo y unirnos para conseguir ese cambio que tanto queremos. Si no, vendrán cuatro años – y quién sabe cuántos más – de desidia y miseria, para un país que, como cualquier otro, lo merece todo.
Aquí no se hará la voluntad de Dios… se hará la voluntad de los colombianos. Dios nos da un libre albedrío, y somos nosotros los responsables de elegir bien, a conciencia, pensando en un mejor presente, no en un mejor futuro. Este momento es histórico y está en nuestras manos valorarlo.