¡Ser “pillo” con la educación superior no paga presidente!

La democracia participativa obliga a pedagogizar  la sociedad

Con actitud –deleznable- el presidente Duque ha salido a medios de comunicación a decir que “no hay más dinero para las universidades en lo que resta del año”- posiblemente será la frase cliché  de lo que resta de este gobierno- ¡No sea un “pillo” señor presidente, eso no paga! Aunque la política de su gobierno indique el deterioro de la educación superior, y que decir de su ley de financiamiento -que en palabras más o palabras menos- no es otra cosa que,  la canasta familiar que alcazaba para un mes ya no duraría sino quince días.

Por temas como la educación superior y otros… en gracia de la discusión, amerita un análisis sobre el quehacer político en asuntos tan transcendentes en las democracias contemporáneas- ¿si esta aún existe en Colombia?- como es: la defensa de lo público y la construcción de la democracia participativa.

En estricto sensu el presidente Duque hacía referencia a los 500.000 millones de pesos, que fue objeto de discusión en la mesa de negociación que se llevó a cabo con los estudiantes, maestros y  el gobierno nacional el paso seis de noviembre donde no hubo acuerdo, a contrario sensu la movilización estudiantil sigue en pie de lucha caminando las calles de Colombia. Sin embargo, en mi opinión esto va mucho más allá que un tema financiero; por lo que cabe preguntar: ¿reconoce el señor presidente que el asunto de los maestros y los estudiantes para llegar a unos acuerdos promisorios es la lucha por mantener el carácter de lo público en la universidad y la ampliación de la democracia participativa?

Empecemos por lo segundo. Al respecto es relevante señalar; en palabras del profesor-investigador Daniel libreros que “La democracia participativa obliga a pedagogizar  la sociedad”. Es un llamado  a la importancia de la formación de los ciudadanos a que discutan –aunque sean tiempos sórdidos- la política y sus derechos, que cada vez languidecen por decisiones de gobiernos de derecha que en su actuar neoliberal está a la orden del día la desregulación de los derechos sociales. Primer punto de la agenda, la educación superior.

Finalmente lo primero. Agregado a lo anterior, se debe de sumar en ese proceso de pedagogizar, el sentido de pertenencia por lo público. Es decir, lo que la sociedad en su conjunto ha construido como patrimonio público a lo largo de sus ahorros en varias décadas, pues  ha sido el punto de partida de la universidad pública. Lo que deseo que me entiendan es que ¡Lo público es social! ¡Lo público es comunitario! Lo público es popular! ¡De todas y todos! pero que hoy lamentablemente quieren sacrificar a través de la privatización, verbigracia por las decisiones de un presidente que no representa al conjunto de los Colombianos sino a una plutocracia “cómplice” de sus actuaciones.

En conclusión,  la concepción de lo público es también la educación, y en esta coyuntura lo es del mismo modo ¡la educación superior pública! Que en momentos de amnesia temporal se nos olvida. Que el compromiso en su defensa no es solo de los maestros y los estudiantes, sino de toda la ciudadanía en aras de construir más  democracia participativa nunca menos.

En síntesis, la invitación es acompañar en todas sus expresiones culturales a la movilización de las universidades públicas. Porque, además, debe quedar en la retina de los colombianos y el mundo, la memoria colectiva e histórica de su lucha en defensa de lo público. Ya decía Josep Fontana “si para alguna cosa sirve la historia es para hacernos conscientes de que ningún avance social se consigue sin la lucha”. Y que mejor avance social que la universidad del siglo XXI ¡es y será! pública.