¿Han ido a un buffet de comida donde tienen la opción de escoger diferentes porciones y cantidades según tu gusto y apetito? Así empezó el XXVI Seminario de Comunicación Juvenil: Ética y Posverdad, liderado por la Secretaría de la Juventud. De plato fuerte, un pedazo suculento de taller de producción audiovisual con Espacio en off o con Desenfoque. De seco, un encuentro de revelado de fotografía con Cinestrato o Taller de Radio con La Tribu Comunicaciones; la sobremesa tras un variado plato lo vierte Youdellín o la creación de un cómic y fanzine.
De esta forma, 14 colectivos de comunicación y periodismo de la ciudad se articularon a esta versión del Seminario, que empezó el 26 de agosto con una cátedra inaugural y cuyos talleres se está desarrollando hasta finales de noviembre (la fecha de evento de cierre aún no se ha concretado). Y además de los talleres con estas entidades que trabajan desde sus territorios, se suma el enlace con procesos de ciudad como Fiesta del Libro y la Cultura y Festival Gabo.
Entonces, ya se tiene el plato fuerte servido y así como sugiriendo la harina para el postre, Julio Orozco, coordinador del Observatorio de Juventud, comenta que se están definiendo aspectos como “si podemos seguir trabajando con los pelaos, cómo hacemos que ellos produzcan historias que podamos replicar”. Esa es la idea, que los jóvenes con su particular modo de ver y actuar en el mundo, cuenten historias de Medellín.
¿Quién prepara el clímax del paladar?
Ahora bien, los encargados del postre son jóvenes como Sandra Molina del municipio Caicedo. Ella ha encontrado en las artes, en especial en el teatro, una semilla para transformar el mundo y quiere ser productora audiovisual para que las historias sobre lo bueno, lo malo, lo bonito y lo feo, que se representan sobre las tablas acerca de su municipio y el contexto colombiano, pase de las tablas de teatro a gestar reflexiones y movilizar acciones.
Y se aclara, el postre es creación de los dioses y sería un pecado que solo se hiciera uno, por tanto, a los más de 5 mil jóvenes que han participado en el seminario desde 1992, se le suma un pastelero más: Juan Camilo Pérez de 18 años. Él está en segundo semestre de comunicación audiovisual, y tiene toda la pinta al sacar su cámara en los talleres para capturar sabores. Para Juan, el seminario le aporta bases para su carrera profesional y sobre todo, para darle rienda suelta a su ingenio a la hora de crear sus piezas audiovisuales.
Estos chicos y chicas están cocinando historias. Pero el repostero que está a punto de salir del primer horno es Juan José. Este año se gradúa del colegio y se perfila como un periodista. Juan José quiere recorrer la ciudad y está en el Seminario porque quiere recorrer la ciudad para contar esas historias de dolor que la ciudad no debe olvidar.
Voces como las de Juan José, Sandra y Juan Camilo son las que el Seminario resalta en este espacio de encuentro, reflexión, formación y creación con jóvenes estudiantes de secundaria, universitarios, líderes juveniles y, en general, pasteleros de la comunicación, sobre la importancia de hacer una lectura crítica que permita narrar, desde sus palabras y sentidos, el mundo en que habitan, sus prácticas e intereses. Y por eso el tema de ética periodística, ya que la formación de criterio es clave para ser contadores de historias.
Muchachos y muchachas como estos gomosos de la comunicación no están desconectados de la realidad, ellos son los nuevos narradores de la ciudad y se perfilan como sujetos clave en la transformación del territorio. 109 jóvenes, 14 aliados, 25 talleres, 5 eventos generales: el postre que se está cocinando huele bien.