Se solicitan rebeldes

“Me gusta ser demasiado porque son quienes empiezan la revolución”.


Pareciese que la pandemia por el COVID-19, le permitió a defensores de desigualdades descansar de los manifiestos, toma de calles, mítines y acusaciones públicas de conquistadores de derechos; sin embargo, siguen adueñándose de plataformas socio digitales porque el mundo paró, pero las violencias no.

La generación Z se ha caracterizado por su capacidad organizativa para los movimientos sociales, que no solamente se traducen en manifestaciones sino en creación de campaña en los medios socio digitales y construcción de iniciativas colectivas con el propósito de defender los derechos humanos de todas las personas. Actividades vivas por la capacidad adaptativa a la realidad traída por la contingencia.

Lamentablemente, a la par, las generaciones anteriores -principalmente- y personas dentro de la misma generación Z son fieles defensoras del sistema de desigualdades que lleva en función desde hace, al menos, dos mil años: racismo, misoginia, clasismo, entre otras violencias estructurales que invisibilizan y afectan a poblaciones con características específicas; permitiendo la permanencia de grupos beneficiados por la opresión y
discriminación.

Se han creado falacias para peyorizar o desacreditar a las rebeldes que entregan cuerpo y reputación para ir en contra del estatus quo. Comentarios repetidos y que cualquier persona activista con antigüedad habrá escuchado por parte de familiares y colegas: “te lo tomas muy en serio”, “las cosas siempre han sido así”, “no es para tanto” y, mi favorito, “eres demasiado…”. Enunciaciones que logran desubicar la primera vez que son escuchadas o
leídas, desanimar a las y los más novatos, incluso que lleguen a claudicar.

El temor a quienes son demasiado es comprensible, pues hay antecedentes fatídicos de vivir los ideales al extremo como los campos de concertación hitlerianos y la explotación sexual a las mujeres por el Estado Islámico. No obstante, también existen quienes han logrado transformar las realidades que atraviesan a millones de personas y, en su tiempo fueron consideradas “extremistas”, “radicales”, “demasiado”: las sufragistas para el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas, las Panteras Negras con el movimiento antirracista y Malala Yousafzai para la educación de las niñas.

Si la generación Z desea seguir contribuyendo en la construcción de una comunidad
democrática e incluyente, es necesario reivindicar los adjetivos que intentan desestimar las causas sociales. En un sistema alimentado por las desigualdades, son necesarias agentes que abracen los radicalismos porque el problema debe ser atendido de raíz. Se solicitan las rebeldes y exageradas para romper el sistema y transformar el mundo porque no tenemos otro.

Ser demasiado significa alzar la voz ante las violencias culturales y estructurales, perder el miedo a difundir los discursos políticos pese se pierdan amistades y vivir con la loca idea de que es posible el bienestar generalizado.

Me gusta ser demasiado porque son quienes empiezan la revolución

Sofía J. Brega

“Demasiado feminista según mi mamá y utilizo el femenino como plural universal”. Mexicana comprometida con la transformación social, estudiante de Derecho en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez [México], fundadora de Girl Up Campus Juárez, Activadora de Paz.

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