Se necesita un paro, no necesitamos marchas. La urgencia del paro nacional

LUIS CARLOS GAVIRIA ECHAVARRIA

En Colombia, las protestas han sido una herramienta de expresión histórica que ha dado voz a las demandas de los ciudadanos. Sin embargo, la realidad nos muestra que las marchas han causado más víctimas que soluciones efectivas. En lugar de seguir este camino, es momento de considerar un paro nacional, una estrategia que ha demostrado ser efectiva en la historia colombiana para impulsar cambios significativos.

Recordemos que fue con un paro nacional en mayo de 1957 que el país logró derrocar la dictadura de Rojas Pinilla. En ese entonces, un paro total, que involucró a trabajadores, comerciantes, y profesores, paralizó el país y en solo cuatro días el presidente se vio obligado a renunciar. Esta acción colectiva demostró el poder de la unidad y la determinación.

Actualmente, los caficultores colombianos están enfrentando una crisis profunda. La baja en el precio del café, sumado a los altos costos de producción, ha llevado a muchos a operar a pérdida. En respuesta a esta situación, campesinos de diez departamentos del país, incluyendo Antioquia, Quindío, y Santander, han iniciado un paro nacional cafetero con el objetivo de presionar al Gobierno Nacional para que tome medidas urgentes.

Los cafeteros están exigiendo un precio de compra del grano cercano a los dos millones de pesos por carga, créditos de fomento con tasas de interés iguales o menores al 2% anual, y alivios a las deudas ya contraídas. Además, reclaman subsidios para insumos agropecuarios y la revisión del catastro multipropósito que ha generado incrementos impagables en el impuesto predial.

El paro nacional cafetero no es solo una protesta; es una llamada de atención urgente sobre la situación crítica que enfrentan los caficultores colombianos. La movilización de estos campesinos en carreteras y vías principales del país muestra la determinación y el compromiso de un sector que es vital para la economía y la cultura colombiana.

Los intentos del Gobierno Nacional por disuadir a los cafeteros de llevar a cabo su protesta han sido infructuosos. La respuesta de los caficultores ha sido clara: no están dispuestos a dialogar hasta que se vean soluciones reales y concretas.

Es hora de que Colombia entera se una en un paro nacional para apoyar las demandas de los cafeteros y exigir al Gobierno acciones inmediatas para resolver la crisis del sector cafetero. Las marchas pueden ser un medio de expresión, pero es el paro nacional el que tiene el potencial de generar cambios significativos y soluciones efectivas.

No necesitamos más marchas que no conducen a nada. Necesitamos un paro nacional que nos una como país y nos impulse hacia un futuro mejor para todos los colombianos.


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