“Colombia es un país de cultura vibrante, arte deslumbrante y paisajes impresionantes; somos mucho más que mariguana, pepas, tusi y cocaína. Nuestra identidad se enriquece con la calidez de su gente, la diversidad de su música y la belleza de sus tradiciones. Es hora de que el mundo reconozca la riqueza que realmente nos define”.
Estos artistas, y en especial Karol G, se han destacado por llevar en alto el nombre de Colombia, especialmente el de Medellín, de donde es originaria la artista. Sin embargo, esta canción, que esperaba que fuera una de las mejores producidas por estos grandes músicos, ha resultado ser un completo fiasco, ya que sus versos hacen apología de la sexualización de menores. Los versos entonados con energía por Feid y Maluma son: “una mamacita desde los fourteen”, que en español se traduce como “una mamacita desde los 14 años”. La línea continúa: “Entra a la disco y se siente ki/Mami, estos shots yo me los doy por ti”.
Lo anterior es especialmente decepcionante viniendo de Karol G, quien conoce de primera mano la narco cultura y la cultura de violencia y prostitución en Medellín. Es preocupante que siga tocando y promoviendo temas como la sexualización de menores en sus canciones. Parece que la artista desconoce las alarmantes cifras de prostitución infantil en la ciudad, que ha sido noticia constante por los casos de turismo sexual con menores de edad. Medellín se ha convertido en un atractivo para visitantes que buscan sexo con menores y drogas. Según el Observatorio de Explotación Sexual Comercial de Niñas, Niños y Adolescentes (ESCNNA) de la ONG Valientes, en 2023 se reportaron 329 víctimas por delitos asociados a la explotación sexual de menores en la ciudad.
No solo la sociedad colombiana ha rechazado la canción y su tono de apología a la sexualización de menores; también medios internacionales, como el diario español Marca, han expuesto que los artistas plantean en la canción “la idea de que el reguetón de Colombia es sinónimo de drogas, prostitución y excesos”. Asimismo, la revista Rolling Stone la calificó como “un desastre”. Sin importar el género musical, cantar sobre niñas que “están buenas” no está bien; en lugar de romper con la normalización, este sencillo perpetúa la sexualización de menores. Esto es especialmente preocupante, ya que la prostitución y el tráfico de menores en Medellín son problemas que han empeorado en los últimos años. La revista puntualizó: “Es como si el esfuerzo se hubiera centrado únicamente en producir un tema pegajoso para discotecas, sin ningún valor artístico duradero, contribuyendo a la estigmatización de la ciudad con líneas como: ‘Aquí lo que hay es exotic, pepas, guaro, Hpnotiq’”.
Además, algunos políticos, incluido el presidente, han opinado sobre el tema. Él mencionó: “Está bien el debate cultural. Hay una confrontación cultural entre la superficie y el fondo de las cosas que la juventud está librando en sus barrios”. La representante a la cámara, Cathy Juvinao, también se pronunció: “Si van a hacer una canción que se llame +57, al menos hagan un esfuerzo de creatividad por el país. ¿Pero salir con el pum pum monótono de hace 20 años y la misma letra vulgar trasnochada? ¡Qué desperdicio!”. Por su parte, Goyo, cantante y productora, expresó: “Lo mismo de siempre”.
Estos artistas tenían la oportunidad de elevar el nombre de Colombia, pero al reunirse, se esperaba más en la producción de una pieza musical. Sin embargo, el resultado ha sido un desastre que cosifica a las mujeres y presenta una canción burda. Es evidente que se perdió la oportunidad de resaltar lo mejor de nuestro país. En lugar de eso, su música y las experiencias de la juventud en Medellín se reducen a clichés que retratan a Colombia como un lugar donde se pueden encontrar “niñas vírgenes”, “tusi”, “mariguanas”, “pepas” y demás. Esta canción no solo refleja una imagen negativa de Medellín, sino que también perpetúa la sexualización de menores. Sin importar el género musical, cantar sobre niñas que “están buenas” no está bien. En lugar de romper con la normalización de estos mensajes, este sencillo contribuye a ella. La crítica no se dirige únicamente al reguetón, sino a cualquier expresión que degrade a las mujeres y a nuestra sociedad.
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