Se cocina una dictadura en Colombia

ALDUMAR FORERO ORJUELA

“El país está observando con miedo que Petro mediante un decreto cierre el Congreso, fulmine los tribunales, promueva una nueva Constitución, concentre todo el poder, estatice la economía, la salud, las pensiones, el trabajo y hasta la manera de respirar y emprenda una persecución sangrienta contra la oposición.”


Los últimos pronunciamientos del presidente Gustavo Petro han sido en tono incendiario, confrontacional, retador y desafiante. El presidente se ha convertido en el vocero principal y en el comandante en jefe de una posible guerra civil en Colombia. Petro, como Nerón, quiere gobernar sobre cenizas, no le importa cuántos individuos mueran, lo importante para él es tener un país donde el odio y la violencia sean el pan de cada día porque así alimenta su ego y su esquizofrenia por el poder.

Los múltiples escándalos de corrupción que rodean el gobierno, los presuntos delitos electorales cometidos en las elecciones presidenciales de 2022, la animadversión contra los poderes legislativo, judicial, electoral y de control y el irrespeto a lo que es legal y constitucional han llevado a Petro a proponer una Asamblea Nacional Constituyente y una confrontación social violenta.

Petro tiene el objetivo perverso y criminal de atornillarse al poder, eso quiso hacer a través de la violencia cuando perteneció al grupo terrorista M-19, logró llegar a la presidencia en 2022 gracias a un toma guerrillera disfrazada de “estallido social” que generó muchos muertos, terror y violencia y ahora que es el jefe de estado quiere, a través de una guerra civil, instaurar una dictadura de izquierda donde haya muertos, pobres y exiliados.

El peligro es inminente, apenas hace dos días, en medio del discurso más radical de Petro pronunciado en Cali, entre muchas cosas dijo que si el Congreso no aprueba sus reformas “sociales” una ola de violencia se instauraría en el país como respuesta a la negativa del poder legislativo de aprobar sus iniciativas. Pero por otro lado, también dijo que de ser necesario las reformas las haría a través de decretos. Prácticamente en Colombia hay un proceso dictatorial en marcha en donde las consecuencias son inimaginables.

Lamentablemente el país está observando con miedo que Petro mediante un decreto cierre el Congreso, fulmine los tribunales, promueva una nueva Constitución, concentre todo el poder, estatice la economía, la salud, las pensiones, el trabajo y hasta la manera de respirar y emprenda una persecución sangrienta contra la oposición. Las consecuencias serán millones de muertos, millones de pobres y millones de exiliados. Una catástrofe inimaginable.

Los colombianos estamos viendo ese discurso virulento y lleno de odio de quien ocupa la presidencia. Todos los días exacerba el resentimiento y con cada amenaza que lanza, la distancia entre la paz y la guerra es cada vez más corta. El odio con que habla e insulta a quienes no piensan como él son el combustible para que en cualquier momento los colombianos se dividan en dos bandos y empiecen a matarse. Con ello se constituiría una guerra civil.

Una cosa los colombianos debemos tener presente: el discurso del presidente Petro es un claro llamamiento a una guerra civil, a la instauración de una dictadura comunista y/o socialista parecida a las de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Colombia, a pesar de todas sus dificultades, no puede caer bajo el yugo autoritario y demente de la izquierda en cabeza de Petro. El supuesto “cambio” que prometió no era otra cosa que socavar el orden constitucional e institucional del país y generar millones de muertos para satisfacer su sed de poder.

Adenda: Los múltiples escándalos contra el presidente, las numerosas pruebas en su contra por delitos electorales y su discurso virulento contra la ley y la constitución son motivos legítimos para que se active el articulo 109 de la Constitución Política y Petro salga del poder ipso facto.

Aldumar Forero Orjuela

Joven oriundo de Bogotá D.C. Nacido en 1998, de familia conservadora, se ha adherido a las ideas del liberalismo que aboga por el respeto a la vida, la libertad y la propiedad como los valores más importantes de una sociedad.

Economista de la Universidad de La Salle. Con diplomados en cultura democrática y juventud constructora de paz.

Ha sido columnista en varios medios digitales de opinión y actualmente es columnista en Al Poniente.

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