El siglo XX fue uno de los siglos más turbulentos en lo que tiene que ver con las artes, ya sea literatura, música o pintura. Durante este siglo nacieron movimientos culturales que cambiarían para siempre la perspectiva del arte a nivel mundial, y la forma como los artistas ven el mundo basados en conceptos completamente revolucionarios que hasta aquel momento no se había concebido. Es así como, entre muchas otras corrientes, y atendiendo al objetivo del presente artículo, nos encontramos con el surrealismo y uno de sus máximos exponentes, Salvador Dalí. Pero antes de entrar a hablar sobre este polémico artista, resulta conveniente hacer una pequeña reseña sobre el estilo al cual dedicó su obra, el Surrealismo.
A principios del siglo XX, cuando se presentaban los grandes cambios culturales y artísticos a nivel mundial, apareció una corriente artística denominada Surrealismo, cuyo precursor fue André Breton, escritor y poeta francés que concibió y dio forma a las primeras creaciones de esta corriente artística. Pero qué es en sí el surrealismo, pues bien, la expresión del arte surrealista consiste en la representación del inconsciente, dejando de lado cualquier tipo de control racional en su creación y manifestación, descargando en su obra todo aquello que se presenta sin control alguno de la mente, frustraciones, deseos, fantasías, sirviéndose para ello de las concepciones psicoanalíticas desarrolladas por la teoría de Sigmund Freud. Ésta corriente busca dentro de su creación, la provocación, la libertad sin miramientos de estética racional, más que aquella que el pensamiento involuntario pueda brindarle. Éste concepto de surrealismo quedará un poco más claramente explicado mediante el desarrollo de la obra daliniana que a continuación procedo a exponer.
Salvador Felipe Jacinto Dalí, más conocido como Salvador Dalí, nació en Figueras, el 11 de mayo de 1904, y resulta desde este momento importante hacer alusión a una de las situaciones que marcaron fuertemente su personalidad y su obra, pues, sus padres le habían puesto el mismo nombre de su hermano mayor, Salvador, fallecido en 1903 a la edad de dos años de gastroenteritis, haciendo este hecho que Dalí se sintiera viviendo con la carga de la existencia de su hermano, tal y como el mismo artista lo manifestó: “A fin de extraer de mi a mi hermano muerto, tuve que desempeñar el papel de genio para asegurarme que en todo momento en realidad yo no era él, que yo no estaba muerto; como tal, me vi obligado a adoptar toda clase de poses excéntricas” . Este hecho, junto con otros factores como el concepto de la sexualidad que desarrollo durante sus primeros años, y el cual posteriormente denominaría como su “complejo de impotencia”, marcarían decisivamente características particulares de su personalidad, tales como el narcisismo, (se denominaba a sí mismo “El divino Dalí”), el afán de reconocimiento y la excentricidad tan característica que fue mutando durante toda su vida de acuerdo a los intereses en que posaba su atención.
Y resulta de gran importancia tener en cuenta los rasgos de su personalidad en lo que tiene que ver con fijaciones, frustraciones y deseos, pues todo este cumulo de sensaciones se verían vertidos en su obras de forma abundante, cargada en muchos casos de simbologías que generarían conflictos de carácter intelectual, al punto de verse expulsado del mismo grupo de surrealistas por causa de la provocación generada en algunas de sus pinturas que se volvieron intolerables para el grupo de intelectuales comandado por André Breton.
De esta forma, no entraremos a analizar pinturas en particular de Dalí pues resultaría demasiado extenso el presente artículo, pero se hará alusión a algunas de ellas, representativas de los elementos a que se haga alusión, identificando dichos elementos característicos en su obra en general, que se presentan una y otra vez, permitiéndole al observador, entrar más profundamente en el concepto de inconsciencia que se concebía en su obra, y que Dalí desarrolló bajo el título de “método paranoico crítico”, sobre el cual llegó a escribir una tesis que fue presentada personalmente por él a Sigmund Freud cuando tuvo la oportunidad de conocerle. Y es finalidad del presente artículo, presentar esos elementos objeto de sus composiciones, para entender un poco más la forma como el artista concibió su obra, y generar tal vez en el lector, curiosidad por conocer un poco más sobre su creación artística y la corriente surrealista en general.
El primer elemento importante en su obra se desprende del estudio del psicoanálisis, del cual se desarrolló la obra surrealista y que comprendía la interpretación del inconsciente, de todas las fantasías y frustraciones del sujeto que se manifestaban a través de los sueños y que posteriormente se verían plasmadas en el lienzo. Es así como se encuentran en sus primeras obras, representaciones cargadas de erotismo, como desnudos, figuras fálicas y de expresión explicita, reforzadas por los nombres mismos de las obras, como por ejemplo “el gran masturbador” de 1929, e inclusive se pueden hallar alusiones respecto a su madre y su criadora de infancia, figuras que el mismo Salvador Dalí representaría en pinturas como “El enigma del deseo – mi madre, mi madre, mi madre” de 1929 y “el destete del mueble-nutrición” de 1934.
De la misma manera, como se plasmó en sus obras la concepción del psicoanálisis que tenía el pintor, se hicieron elementos importantes de sus obras en este periodo, las figuras derretidas de autorretratos, cuerpos desnudos, instrumentos musicales y relojes, tal y como se puede observar en obras tales como “La persistencia de la memoria” de 1931, y “El gran masturbador” de 1929. También los huevos ocuparon gran parte de su obra tal y como se observa en “Niño geopolítico contemplando el nacimiento del hombre nuevo” de 1943, “huevos fritos en un plato sin el plato” de 1932 y “La metamorfosis de Narciso” de 1937.
Igualmente se encuentran elementos representativos de putrefacción, representados a través de animales en descomposición tal como lo hizo en su obra “La miel es más dulce que la sangre” de 1926, y llegó inclusive a incluir en sus composiciones manchas fecales, como ocurre en la ropa de uno de sus personajes de “el juego fúnebre” de 1929, situación ésta, que le llevo al primer juicio frente a los surrealistas por sus manifestaciones expresamente provocativas intelectual y políticamente hablando, ya que muchas de sus obras de este periodo incluían representaciones de Lenin y Hitler dentro de sus pinturas, lo que finalmente llevó a los miembros del grupo surrealista a enjuiciarlo nuevamente por sus posiciones políticas y definitivamente expulsarlo del grupo.
Todos estos elementos sirvieron como introducción en el concepto pictórico de las figuras dobles sobre las que se basaba su método paranoico crítico, el cual permitía ver, dependiendo de la atención del observador, imágenes diferentes en un mismo cuadro, como se puede observar por ejemplo en su obra “Aparición de cara y plato de frutas en una playa” de 1938.
Toda su obra de la primera etapa, se basó fuertemente en el concepto psicoanalítico y su concepción del método paranoico crítico, hasta que llegó un acontecimiento que desviaría su vista del psicoanálisis y lo centraría profundamente en el mundo de las ciencias, y esto fue la explosión de la bomba de Hiroshima el 6 de agosto de 1945, cuya fascinación produjo en el artista un redireccionamiento de su obra, comenzando desde allí a realizar sus representaciones artísticas, teniendo como fundamento las diferentes ciencias como la física nuclear, la química y las matemáticas. Sin embargo es de anotar que en periodos anteriores se pueden notar ya influencias de estas ciencias como la teoría de la relatividad de Einstein.
Salvador Dalí siempre fue un interesado del estudio de las ciencias y un gran estudioso de las mismas, sin embargo, hasta la explosión de la bomba de Hiroshima, no se había dado con tanta fuerza el vertimiento de estas ciencias en su obra, las cuales a partir de aquel acontecimiento se hicieron más frecuentes y de una forma mucho más estructurada en cuanto a sus composiciones como se presenta en sus obras “Las tres esfinges de Bikini” de 1947 y “Galatea de las esferas” de 1952.
Así mismo, se encuentra fuertemente marcado en este periodo el concepto de lo religioso, que Dalí comenzó a representar a través de figuras en las que utilizaba a su esposa Gala como modelo en algunos casos, y en otros la representación de escenas religiosas clásicas plasmadas en el lienzo con su estilo particular, cargado en muchas ocasiones de elementos simbólicos y representativos de las ciencias objeto de su estudio. Es así como en este periodo se encuentran obras de gran calidad pictórica como el “Cristo de San Juan de la Cruz” de 1951 y “La ultima cena” de 1955.
Concluyamos diciendo que este pintor en particular representa uno de los iconos más representativos del arte del Siglo XX, cuya obra marcó un surco realmente importante en la forma como se concibe el arte a través de elementos salidos de lo racional, cargados de contenido onírico y subjetivo, dedicando su composición a la libertad exenta de cualquier control de la consciencia, intentando traer al mundo material lo inmaterial del inconsciente, de los sueños, de las fantasías y las frustraciones. Tan polémico como genial, así fue su vida, y tal vez estos elementos, característicos de muchos genios, fue lo que le dio la fuerza espiritual para expresar su concepción del mundo a través del arte, sin ningún tipo de restricción, tabú o censura, a pesar de las consecuencias que pudiera generar su producción artística. Por esto y mucho más, de lo cual existe muchísima literatura, es que Salvador Dalí ocupa uno de los lugares más importantes dentro del mundo del arte del siglo XX y tanto su obra como su personalidad, quedarán grabados en letras doradas en la historia del arte, junto a los grandes de la pintura.