Salsa y estoicismo: la Filosofía que danza ante la tragedia

 “Si la vida es incierta, si el dolor es inevitable, entonces solo nos queda el acto radical de bailar sobre nuestras propias ruinas, de encontrar en el movimiento una afirmación desafiante de la vida misma.”


En cada clave, en cada golpe de conga, la salsa narra una historia que va más allá del baile y la fiesta, Nacida en la diáspora y en las calles que nunca se rinden, es más que un ritmo,  es una respuesta a la vida misma. Entre letras de lucha y cadencias que desbordan energía, este género caribeño esconde una filosofía que, sin libros ni tratados, se inscribe en el cuerpo y la memoria de quienes la viven. Pero ¿qué nos dice realmente la salsa sobre la existencia? ¿Cómo un simple genero puede convertirse en un manifiesto de resistencia? Este viaje entre la música y el pensamiento nos llevará a descubrir cómo, en medio de la adversidad, hay quienes eligen hacer del dolor un motivo para seguir bailando.

Nacido del mestizaje y la diáspora, su esencia encarna una resistencia que no se limita a soportar el infortunio, sino que lo transforma en arte, en movimiento, en celebración. Este ritmo de las Antillas no es solo una expresión cultural, es también un saber que se inscribe en el cuerpo y la memoria de quienes la viven. En cada clave, en cada golpe de conga, se articula una filosofía que dialoga con algunas de las más profundas reflexiones sobre la existencia humana. ¿Qué nos dice la salsa sobre la condición humana? ¿Cómo su cadencia refleja la tensión entre el destino y la libertad? Al igual que el estoicismo y el existencialismo, la salsa propone una respuesta ante la tragedia: si la vida es incierta, si el dolor es inevitable, entonces solo nos queda el acto radical de bailar sobre nuestras propias ruinas, de encontrar en el movimiento una afirmación desafiante de la vida misma.

El estoicismo, nacido en la Grecia helenística, nos enseñó a distinguir entre lo que podemos controlar y lo que no,  el destino es inamovible  pero la virtud radica en nuestra respuesta ante él. Y, en la salsa, esa respuesta no se limita a resistir, se convierte en una celebración de la vida misma, en un acto de transgresión frente a lo que parece inmutable;   con sabor y cadencia, genera su propia filosofía,  un saber caribeño  nacido en esas calles que no se someten al destino, sino que lo reconfiguran y lo subliman en movimiento.

Esto se percibe claramente en las letras de Héctor Lavoe en el  «El día de mi suerte»: «Cuando llegará el día de mi suerte, Sé que antes de mi muerte Seguro que mi suerte cambiará..

Este canto no es solo una espera pasiva., es una invitación a la perseverancia, a la paciencia como acto de resistencia;  desde una perspectiva estoica  las letras de Lavoe nos recuerdan que no podemos elegir las circunstancias, pero sí cómo nos enfrentamos a ellas,  la salsa, entonces, no se limita a ser una forma simple de lidiar con la adversidad, representa  una forma de pensar la vida, de abrazar el dolor y la frustración sin rendirse, un constante movimiento hacia adelante aunque no haya garantías de éxito, porque al igual que  Sísifo, el verdadero desafío es seguir, elegir seguir.

La salsa no solo enfrenta la dureza de la vida, también la celebra,  en Juanito Alimaña, Willie Colón y Lavoe nos cuentan una historia de violencia y marginación, pero lo hacen sin perder la cadencia,  la realidad no se disfraza, se enfrenta con ritmo, sin edulcorarla ni esconderla:

«La calle es una selva de cemento Y de fieras salvajes, cómo no. Ya no hay quien salga loco de contento, Donde quiera te espera lo peor…»

Esta cruda representación de la violencia no es solo un grito de denuncia, sino también una afirmación de vida,  como lo diría  Nietzsche en su idea del amor fati,  no se trata solo una aceptación pasiva del destino, sino una afirmación de la vida tal y  como es,  la salsa se convierte entonces  en una manifestación de ese amor al destino, una danza desafiante ante la realidad, una forma de encontrar belleza en lo caótico,  no solo en la  resistencia material, sino también en la  celebración como  una respuesta vital ante lo absurdo.

Entendiendo desde dos perspectivas filosóficas la resistencia que trae consigo la aceptación del absurdo, , Si el estoicismo nos invita a resistir, el existencialismo nos lleva un paso más allá, la vida, como nos dicen Kierkegaard y Sartre, es absurda, pero el ser humano tiene el poder de darle significado,  y es en la voz de Celia Cruz, que esta afirmación existencial se convierte en un canto de libertad:

«Ay, no hay que llorar, Que la vida es un carnaval, Y es más bello vivir cantando…»

Celia Cruz no solo nos invita a sobrellevar la adversidad, sino a darle forma,  a elegir cómo enfrentarnos a lo que nos toca, a bailar en medio de la tormenta,  su mensaje al igual que el de la salsa, no es solo estoico es profundamente existencial,  la vida es caótica, pero es precisamente en ese caos donde podemos encontrar sentido, La vida sin un significado real  intrínseco  no impide que podamos disfrutarla, darle ritmo y encontrar nuestra propia manera de movernos dentro de su caos.

En Barranquilla y en el Caribe colombiano, la salsa es mucho más que música, es un lenguaje popular, una filosofía que nace del pueblo y la calle, un saber que no se encuentra en los libros, sino en el alma de quienes la viven, nos habla de  violencia,  pobreza,  amor y esperanza, pero no con la seriedad de un tratado filosófico, sino con la ligereza de un paso de baile, con la irreverencia de un grito de alegría en medio de la oscuridad. La salsa es la forma de pensar la vida desde el Caribe,  no se trata solo de sobrevivir, sino de hacerlo con dignidad, con ritmo, con fuerza,  mientras la música siga sonando, siempre habrá una forma de seguir adelante, de seguir danzando, de seguir viviendo.

Nietzsche decía: Tenemos el arte para no morir de la verdad. En el Caribe, la salsa cumple la función de no  dar respuestas fáciles, pero si la capacidad de vivir con la verdad de lo que somos, y eso, en su propio lenguaje, es la mejor filosofía que podemos abrazar.

Leidy Viviana Padilla Marquez

Abogada, filósofa y negociadora internacional, masteranda en Derechos Humanos. Su trabajo explora la conexión entre filosofía, derecho y cultura desde una perspectiva social. En su investigación reciente, analiza cómo la salsa expresa ideas filosóficas de resiliencia y fortaleza.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.