Vivimos un momento que exige de toda nuestra fortaleza para enfrentar los retos que la pandemia del COVID-9 nos plantea. Hacemos parte de una sociedad, pisamos el mismo suelo, nos unen los sueños y los miedos, conocemos nuestros aciertos y desaciertos, tenemos los mismos derechos y estamos conectados por sangre, tierra y pasado.
La costumbre que se construye con los hábitos, las rutinas y las agendas cumplidas cada día sin excepción, nos aleja de los asuntos más importantes de la vida, nos sume en círculos viciosos, en laberintos interminables de obligaciones y tareas que nos dejan sin espacio para repensar nuestros propósitos, valorar la presencia de las personas amadas y reconocer la importancia del otro y la otra para la existencia individual, la convivencia colectiva y la supervivencia planetaria. Ahora es cuando.
Somos esta cultura, este campo y esta ciudad, pero también estamos más allá de las montañas que alcanzamos a ver, las decisiones de los gobiernos a nivel mundial nos afectan directamente, así como las guerras, la desigualdad y ahora esta pandemia. Es tiempo de volver a aprender, de abandonar prejuicios, soltar amarras, liberarnos de imaginarios limitantes; hoy necesitamos actuar con moderación, reflexionar, construir en conjunto, remar para el mismo lado y encontrar las luces que iluminen los caminos.
Medellín es nuestra casa, la de nuestras familias y amistades, donde crecimos, nos enamoramos y levantamos distintos proyectos de vida. Esta tierra es motivo de orgullo y ejemplo de pujanza, y hoy nos convoca a la solidaridad, al trabajo en equipo, a la audacia, a la creatividad, a potenciar nuestra capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias.
Sobran las actitudes egoístas, la cultura de la ventaja sobre los demás, la competencia desleal, las críticas destructivas, y los señalamientos que buscan dañar personas o procesos. En esta contingencia vamos a sacar pecho de los valores que tenemos y que van a llevarnos a superar esta etapa. Somos capaces de hacer un alto y reconsiderar las posturas narcisistas y egocéntricas para darnos cuenta que todos y todas somos importantes, que debemos cuidarnos y saber cuidar a los demás, tener compasión y solidaridad con quienes necesiten más apoyo para salir adelante.
El gobierno, las autoridades, las empresas, las organizaciones, los medios de comunicación, las comunidades, ustedes y nosotros estamos llamados a reinventar alternativas para superar esta crisis; primero la salud, después lo demás.
La invitación es a vernos como unidad, a ayudarnos, a conservar la calma, a abrirnos paso codo a codo, para avanzar y superar este suceso con entusiasmo, confianza, adaptación y esperanza.