“Los libros de él expresan, como él mismo precisó “la crisis total del hombre”, porque en el proceso de escritura y el universo de Sábato, hay un intento incesante de conocerse así mismo en el propio sentido de conocer la totalidad del hombre”
Nació el 24 de junio de 1911 en una provincia de Buenos Aires. Fue el décimo de una familia de once hijos. Doctor por la Universidad de La Plata en Física y algunos estudios en Filosofía. Alcanzó la comprensión y la vivencia comunista al ser nombrado secretario general de la Juventud Comunista Argentina en 1933 y delegado del partido en Bruselas en 1934. A pesar de sus inclinaciones políticas se distancia del comunismo en 1934; parte de dicho distanciamiento radica en sus comprensiones filosóficas y políticas de Karl Marx y Friedrich Engels, pero en especial por los crímenes cometidos por el estalinismo. De igual importancia se encuentra su separación con el mundo de la ciencia, de la cual él mismo afirma que llegó a las fronteras propias de la ciencia y que la decisión tiene determinada influencia en el año de 1938 en aquella reunión del átomo de Uranio, de donde salió la bomba atómica y la dominación del hombre por la ciencia y la técnica.
Sábato fue un hombre controvertido. Un novelista argentino que recibió grandes reconocimientos entre los cuales se encuentran el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) en 1974; La condecoración de la Orden de Boyacá de Colombia en 1983; Premio Miguel de Cervantes (España) en 1984; Premio Jerusalén (Israel) en 1989; además de ser nombrado Doctor honoris causa por universidades como Murcia (España), Rosario (Argentina), Torino (Italia). Una mente prodigiosa no solo en la literatura sino también en la política.
Los libros de él expresan, como él mismo precisó “la crisis total del hombre”, porque en el proceso de escritura y el universo de Sábato, hay un intento incesante de conocerse así mismo en el propio sentido de conocer la totalidad del hombre. Es, por tanto, una dicotomía de aquella definición del yo individual. Algo similar se encuentra en Muhammad Ali cuando menciona aquel corto poema “Me, we”. Yo, nosotros. En este sentido, precisa Sábato que el hombre fue atropellado, reducido, menoscabado por la civilización racionalista y técnica, de lo cual se alimenta profundamente la crisis.
En la entrevista realizada a Ernesto Sábato por Joaquín Soler Serrano, en el programa “A fondo” de la televisión española, en 1977, expone y se anticipa a la crisis del hombre al precisar “El hombre conquistó el mundo de las cosas con un gran riesgo para su alma y ha terminado por cosificarse”. Esto se generó a partir de la separación del hombre frente a la razón y la ciencia; pero, también, es una crisis que el mismo hombre produce en su afán de construir mundos y dominarlos que termina dominado a sí mismo. Por otra parte, expone que para salvar al hombre de dicha crisis se encuentra el camino y la expresión del arte. En este sentido, el arte es la posibilidad con la que cuenta todo individuo para expresarse en diferentes ámbitos -como la escultura, la pintura, la danza, la poesía, la música, la escritura, el cine, el teatro, la fotografía, etc.-, y es lo que problematizó Pablo Picasso cuando comentó “Todo niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo artistas al crecer».
Ahora bien, un gran porcentaje de la crisis del hombre de hoy es de carácter educativo. La educación, en su gran mayoría concibe al estudiante como un objeto, algo que debe ser moldeado para determinada función, para el amor, para el sistema, para la muerte, etc. Sábato conocía muy bien este problema educativo, tanto así que menciona en La Resistencia “Lo he dicho en otras oportunidades y lo reafirmo: la búsqueda de una vida más humana debe comenzar por la educación.» pero la educación para Sábato es un renacer, o mejor dicho, la búsqueda del arte en la medida en que permite superar el hombre cosificado.
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