“Ningún hombre pisa dos veces el mismo río, porque no es el mismo río y él no es el mismo hombre” Heráclito de Éfeso.
¿Cuáles son los retos que debe enfrentar la educación en Colombia frente al devenir del siglo XXI? un siglo imparable en cuanto al cambio y la transformación, un siglo que tiene hambre y sed por llegar más allá de lo visible; donde la ciencia, el conocimiento y el constante aprendizaje se han convertido en el común denominador de todas las esferas que conforman la sociedad (Familia, Economía, Gobierno, Religión, Educación, Medios de Comunicación y Celebración).
Con toda esta era en constante evolución ¿Cuáles son los retos o desafíos a los que la educación en Colombia debe sobreponerse para hacer frente al devenir de dicho siglo? ¿Hacia dónde está apuntando la educación en Colombia? o ¿Qué está haciendo el Sistema Educativo colombiano para no quedar obsoleto ante tan notable cambio?
Son preguntas inquietantes que el Sistema Educativo y el Magisterio colombiano deben plantearse frente a la constante transformación a las que nos está conllevando el siglo XXI. Pero ¿A qué hace referencia la palabra devenir y por consiguiente como la contextualizamos en la realidad de la educación colombina del siglo presente?
La palabra (Devenir) filosóficamente es atribuida a Heráclito de Éfeso, el cual sostenía en su teoría que nada en este mundo es permanente, todo está en un constante proceso de cambio continuo, dando a entender que la realidad es variable y dinámica.
El siglo XXI arde continuamente en una esfera de un mundo globalizado, impregnado por la interculturalidad y el desarrollo dinámico de la tecnología, ciencia e información; donde todo conocimiento debe girar constantemente alrededor de estos, donde todas aquellas partes que integran la sociedad que no se muevan al mismo ritmo, que estén fuera de la evolución del siglo presente, deberán ajustarse a dichos cambios o presentar alternativas que brinden respuestas o soluciones a las necesidades del presente con proyecciones futuras; es aquí donde entra a la luz de las dinámicas del siglo XXI la Educación y el magisterio en Colombia.
El artículo 67 de la constitución Política de Colombia establece que la educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social; con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica, y a los demás bienes y valores de la cultura. Sin embargo, el Sistema Educativo colombiano ha quedado corto y sin dar solución a las brechas que año tras año son más notables, pese a las condiciones educativas actuales en la sociedad colombiana y que por más reformas que han hecho para cerrar dichas brechas lo que han ocasionado es ampliar la magnitud de estas; siendo notorio tal deterioro de la calidad de la educación en Colombia los años de confinamiento y pos-confinamiento causados por la pandemia Covid-19.
Estos años de pandemia, colocaron en evidencia que efectivamente el Sistema Educativo en Colombia está fallando en cobertura con calidad, pues no ha sido capaz de responder a los educandos y garantizarles una educación satisfactoria, por el contrario, la desigualdad educativa en cuanto al acceso a la tecnología de la información fue uno de los factores causante del aumento de la tasa de deserción, repitencia escolar y bajo rendimiento académico.
Ahora bien, ¿Cuál fue la perspectiva que tuvo el cuerpo docente y que estrategias utilizó durante el confinamiento para tratar de mantener a sus educandos activos? Es una pregunta que todo docente día a día debe plantearse en su quehacer pedagógico y su en misión de educar.
Tanto el río como el hombre han cambiado, se han transformado a los largo de los siglos, de modo que la educación en Colombia debe responder con alternativas que respondan positivamente a las necesidades que cada vez son más notables y que a pesar de que el mundo ha entrado en un nivel alto de evolución, la educación en Colombia no lo ha hecho, sigue dejando de lado la realidad de los educandos con currículos desvinculados de sus necesidades y aún sigue sin dar soluciones a las brechas que demostraron que el Sistema Educativo no está apto para enfrentar un desafío igual o similar como a los años de pandemia, este no ha innovado, ni mucho menos se ha replanteado y trasformado ante los cambios actuales, haciendo que los riesgos de la baja calidad de la educación colombiana sean más altos.
Urge una revolución en el Sistema Educativo colombiano para que pueda hacer frente al devenir de este siglo; una revolución que afronte los grandes retos y cierre las grietas existentes que año tras año se han vuelto casi una misión imposible responder con soluciones óptimas, retos y/o grietas como: garantizar la calidad y cobertura de este derecho inalienable, buscar las estrategias y modelos de enseñanza que faciliten el aprendizaje significativo para la vida a la luz de las realidades de las familias colombianas y por ende de sus estudiantes, fomentar la permanencia de los educandos en los establecimientos, mejorar los espacios y ambientes educativos que reúnan al mismo tiempo las condiciones de seguridad y bienestar de toda la comunidad educativa, promover la formación continua y compromiso del cuerpo docente con su labor encomendada, fortalecer las escuelas para padres, madres y cuidadores puesto que es un derecho que a todos nos compete construir, incorporar las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) como herramientas fortalecedoras que estimule el proceso de enseñanza – aprendizaje; esta incorporación de las (TICs) debe llevar al Sistema Educativo colombiano a replantearse la noción de educación, de escuela a resignificar el rol del docente y fortalecer sus currículos.
Este siglo tecnológico impregnado por la inteligencia artificial e interconectividad, necesita de hombres y mujeres capaces de responder positivamente a los riegos a lo que este devenir del cambio, evolución y transformación nos está llevando y para esto es de carácter obligatorio educar, formar y capacitar a los educando desde los principios éticos y morales bajo el fundamento de la transparencia y esta es una tarea que nos compete a todos edificar; el Estado colombiano, el Sistema Educativo, la escuela y las familias tienen un compromiso con la sociedad del presente y la obligación debe ser asumida ahora.
¿El Sistema Educativo podrá ser capaz de afrontar los retos impostergables antes mencionados frente al del devenir de este siglo imparable?
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