Resumen Económico de la Semana del 25 al 29 de Agosto de 2025

Resumen Ejecutivo

La última semana de agosto estuvo marcada por señales mixtas en la economía global, con EE. UU. reafirmando la narrativa de un aterrizaje suave gracias a un crecimiento revisado del PIB al 3,3% y un PCE estable en 2,9%, aunque los mercados accionarios mostraron leves retrocesos tras los resultados corporativos de Nvidia y la toma de utilidades en máximos históricos.

En Europa, la atención se centró en la debilidad del 2T (PIB de la eurozona +0,1%), el deterioro del mercado laboral alemán —con más de tres millones de desempleados por primera vez en una década— y la crisis política en Francia ante la moción de confianza contra el Gobierno Bayrou. Estos factores, sumados al choque comercial con EE. UU. por los aranceles, refuerzan un entorno de bajo crecimiento y tensiones fiscales.

En Asia, Japón enfrenta señales contradictorias: mejora de la confianza del consumidor y caída del desempleo, pero con retrocesos en ventas minoristas e industria que limitan la capacidad del BoJ de normalizar tasas. La reducción de subsidios energéticos presiona la inflación, mientras persiste la incertidumbre por el elevado “tansu yokin” (ahorros fuera del sistema financiero). En China, el yuan se debilitó pese al fixing más fuerte del PBoC, en medio de tensiones con EE. UU. por la ampliación de la lista de minerales críticos y la disputa por las tierras raras.

En América LatinaBrasil proyecta un superávit primario de 0,25% del PIB en 2026, aunque con cuestionamientos por la exclusión de gastos judiciales que distorsionan la foto fiscal, mientras el presidente Lula opta por negociar antes que responder de inmediato a los aranceles de EE. UU. México, por su parte, avanza en su agenda comercial con Brasil y revisa al alza proyecciones de inflación y crecimiento, lo que fortaleció al peso y reafirmó la postura restrictiva de Banxico.

En Colombia, el Presupuesto General de 2026 expone un déficit de $26,3 billones, cuya financiación depende de la inminente reforma tributaria. Tanto Fedesarrollo como el CARF advirtieron sobre los riesgos de sostenibilidad fiscal, en un contexto donde el gasto en funcionamiento crece por encima de la inflación y las inflexibilidades limitan el ajuste. Fitch alertó sobre los riesgos de escasez energética si se modifican los esquemas del Cargo por Confiabilidad, mientras que los datos del DANE confirmaron una mejora en el empleo (desempleo 8,8%) y la confianza empresarial mostró repuntes en julio. En paralelo, MinHacienda ejecutó una operación de recompra de bonos globales por USD 2.958 millones, que generará ahorros fiscales significativos.

En los mercados financieros, la renta variable global cerró en rojo tras semanas de máximos, con retrocesos en Wall Street y Europa, mientras que en Colombia el COLCAP se ajustó a la baja por el rebalanceo del MSCI y la incertidumbre fiscal. En la renta fija, la curva de TES mostró presiones alcistas en los tramos cortos por la tributaria, mientras los tramos largos se beneficiaron de flujos internacionales hacia duration, en línea con la expectativa de recortes de la Fed. En divisas, el dólar (DXY) se apreció marginalmente, aunque cerró agosto con caída acumulada de más del 2%, mientras el peso colombiano lideró las valorizaciones en la región (+4,3% en el mes). En commodities, el petróleo se mantuvo estable por señales de sobreoferta de la OPEP+, los metales preciosos ganaron tracción como refugio y el café volvió a brillar por las tensiones arancelarias y climáticas.

En síntesis, agosto cierra con un entorno global en el que EE. UU. mantiene el liderazgo económico, Europa enfrenta un cuadro de estancamiento y crisis política, Asia lidia con contradicciones estructurales, y Colombia se debate entre un repunte del empleo y una fragilidad fiscal creciente. Los mercados financieros reflejan este balance de riesgos con mayor volatilidad en renta variable, un sesgo bajista en el dólar y un renovado apetito por activos de cobertura.

 

Estados Unidos

El panorama económico estadounidense mostró en la última semana un repunte sólido del PIB en el 2T 2025, con la segunda estimación revisada al alza en +3,3% frente al +3,0% preliminar y contrastando con la contracción de -0,5% en el trimestre anterior. El impulso provino principalmente de la inversión (+5,7%) y el consumo privado (+1,6%), que representan dos tercios de la economía. Sin embargo, la debilidad de la inversión en vivienda y la reducción del gasto público reflejaron ciertos frenos estructurales. La caída de las importaciones en un entorno de guerra arancelaria también favoreció el resultado, mientras que el deflactor del PIB se moderó a +2,5%, confirmando un alivio en las presiones inflacionarias. Este desempeño refuerza la expectativa de un recorte de 25 pb por parte de la Fed en septiembre, que podría sostener la expansión en los próximos trimestres.

En el frente inmobiliario, las preventas de vivienda repuntaron ligeramente en julio (+0,3% interanual), apoyadas por la moderación de las tasas hipotecarias a largo plazo (6,63% a 30 años). No obstante, la desaceleración en la creación de empleo —promedio de 35 mil plazas en los últimos tres meses frente a 130 mil previamente— y los elevados precios aún limitan una recuperación más sólida del sector.

La dinámica de precios mostró señales mixtas: el PCE de julio subió 0,2% mensual (2,6% anual), en línea con lo previsto, mientras que el PCE subyacente escaló a 2,9% interanual, su nivel más alto en cinco meses. Aunque la inflación permanece contenida, la persistencia del núcleo refuerza la cautela de la Fed.

En contraste, la confianza del consumidor (Universidad de Michigan) descendió a 58,2 puntos en agosto (vs. 61,7 en julio), reflejando un mayor pesimismo en expectativas y un incremento en las proyecciones de inflación a 5 años (3,5%). La percepción de condiciones económicas se deteriora, lo que podría limitar la tracción del consumo en la segunda mitad del año.

En el plano político-comercial, un tribunal federal declaró ilegales la mayoría de los aranceles impuestos por Trump, aunque mantuvo su vigencia hasta el 14 de octubre en espera de apelaciones. El fallo pone de relieve los límites constitucionales a la autoridad presidencial para imponer gravámenes, pero abre un frente de incertidumbre sobre la continuidad de la estrategia arancelaria en medio de crecientes tensiones comerciales. Trump calificó la decisión de “desastre” y ratificó que mantendrá su política como “herramienta clave” para proteger la industria estadounidense.

En paralelo, la Reserva Federal enfrenta un choque institucional sin precedentes. La gobernadora Lisa Cook demandó a la administración Trump tras el intento de destituirla por presunto fraude hipotecario previo a su nombramiento, alegaciones que ella rechaza por infundadas. El caso, aún en tribunales, pone a prueba la independencia de la Fed frente a la Casa Blanca: si prospera la destitución, Trump obtendría mayoría en la Junta y podría presionar por recortes más agresivos de tasas, con riesgos inflacionarios y de credibilidad para la política monetaria.

Finalmente, en el ámbito geopolítico, Estados Unidos denegó el visado al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, impidiéndole asistir a la Asamblea General de la ONU donde varios aliados —incluidos Francia, Reino Unido y Canadá— planean reconocer formalmente al Estado palestino. La medida generó críticas internacionales y tensiones diplomáticas, reavivando el debate sobre el rol de Washington en el proceso de paz y el cumplimiento del acuerdo de sede de la ONU.

Conclusión — Estados Unidos combina señales de fortaleza cíclica en su PIB con un trasfondo de riesgos institucionales y políticos que podrían alterar la trayectoria económica. El litigio sobre los aranceles y la disputa por la independencia de la Fed reflejan la fragilidad del marco de política económica bajo la administración Trump, mientras que la desaceleración del consumo y la persistencia inflacionaria sugieren que la Fed se verá obligada a calibrar con precisión sus próximos movimientos. La economía estadounidense, si bien retoma dinamismo, se enfrenta a un entorno de volatilidad política y geopolítica que aumenta la incertidumbre global.

 

Europa

La eurozona cerró un 2T 2025 débil, con un crecimiento de apenas 0,1% intertrimestral tras el +0,6% del trimestre anterior. Alemania (-0,3%) e Italia (-0,1%) se contrajeron, mientras que Francia logró expandirse un 0,3% apoyada en inventarios. La región enfrenta ahora un 3T complejo, condicionado por la imposición de aranceles estadounidenses y por la necesidad de sostener la demanda interna. Los planes fiscales —como el programa de infraestructuras en Alemania y el ReArmUE a nivel comunitario— podrían mitigar parcialmente este choque externo, pero la actividad continúa lejos de su potencial. Los indicadores adelantados reflejan fragilidad: el PMI Markit apenas alcanzó 51,1 puntos en agosto y el índice de sentimiento económico retrocedió a 95,2, señalando un clima empresarial aún débil.

El foco político se trasladó a Francia, donde el primer ministro François Bayrou anunció una moción de confianza para el 8 de septiembre tras las dificultades para aprobar un presupuesto con recortes por 44.000 millones de euros (1,5% del PIB). La probable derrota parlamentaria abre la posibilidad de la dimisión del Gobierno y nuevas elecciones, en un contexto de elevada fragmentación política. Esta incertidumbre compromete el ajuste fiscal que busca reducir el déficit al 4,6% del PIB en 2026 desde el 5,4% previsto para 2025, presionando la prima de riesgo francesa.

En Alemania, el mercado laboral mostró un deterioro simbólico: el desempleo superó los tres millones de personas por primera vez en una década, reflejo de la recesión acumulada en los últimos años. Las ventas minoristas cayeron un 1,5% en julio, confirmando que el consumo interno no compensa la debilidad exportadora generada por los aranceles de EE. UU. La inflación preliminar repuntó a 2,2% interanual, por encima de lo previsto, sumando presión sobre los hogares. Italia, por su parte, confirmó una contracción de 0,1% en el 2T y una inflación a la baja (1,6% interanual en agosto), mientras que España mantuvo un IPC de 2,7% en línea con el consenso, aunque todavía por encima del objetivo del BCE.

Los datos de precios sugieren que la inflación en la eurozona se mantiene controlada: Francia redujo su IPC a 0,9%, España estabilizó su subyacente en 2,4% y la inflación armonizada europea se situó en 2,6%, su nivel más bajo desde febrero. Esto da cierto margen al Banco Central Europeo, que evalúa los tiempos y la magnitud de futuros recortes de tasas en un contexto de actividad debilitada pero con presiones de precios relativamente acotadas.

En el plano geopolítico y regulatorio, se intensificó la tensión con Washington. Trump amenazó con nuevos aranceles contra Europa por la Ley de Servicios Digitales (DSA) y la Ley de Mercados Digitales (DMA), a lo que Francia y Alemania respondieron con firmeza, defendiendo el derecho soberano del bloque a regular a las grandes tecnológicas. París y Berlín advirtieron que cualquier intento de coacción sería replicado con medidas de represalia al amparo del instrumento anti-coacción de la UE, reforzando la narrativa de una Europa que busca autonomía estratégica frente a la presión estadounidense.

Conclusión — Europa en cara el cierre del 3T 2025 con una combinación de estancamiento económico, tensiones políticas y fricciones comerciales que cuestionan su resiliencia. Aunque los programas fiscales y el margen del BCE ofrecen cierto colchón, el deterioro del mercado laboral en Alemania, la crisis política en Francia y la debilidad industrial plantean un escenario de crecimiento limitado. La confrontación con EE. UU. por el frente tecnológico y comercial añade un riesgo geopolítico que podría agravar la incertidumbre económica y financiera en los próximos meses.

 

Asia

En Japón, los indicadores recientes ofrecieron un panorama mixto. La confianza del consumidor repuntó en agosto hasta 34,9 puntos, su nivel más alto desde enero, y la tasa de desempleo descendió a 2,3%, lo que refleja resiliencia en el mercado laboral. Sin embargo, la economía mostró debilidades en la producción y el consumo: la producción industrial retrocedió -0,9% interanual en julio (vs. +4,4% en junio), con un desplome de -6,7% en el sector automotor, y las ventas minoristas apenas crecieron +0,3%, el menor registro desde 2022. El BoJ enfrenta así un dilema: las cifras restan margen para endurecer política monetaria, aunque el mercado descuenta hasta dos subidas de 25 pb en los próximos doce meses. A ello se suma la presión sobre los hogares por el incremento de tarifas de electricidad y gas, tras la reducción de subsidios estatales, lo que limita el consumo privado.

El trasfondo cultural y financiero japonés sigue marcado por el fenómeno del “tansu yokin”: ahorros en efectivo guardados fuera del sistema financiero que ascienden a unos 60 billones de yenes (US$407.000 millones). Esta acumulación de liquidez en los hogares refleja tanto desconfianza hacia la intermediación bancaria como una preferencia por reservas tangibles en un contexto de inflación persistente y tipos históricamente bajos.

En China, el Banco Popular elevó su tipo de referencia diario un 0,4%, la mayor corrección desde septiembre de 2024, buscando contener la depreciación del yuan y reforzar la estabilidad cambiaria en un escenario de tensiones comerciales con EE. UU. La política monetaria se articula además con la disputa por los minerales críticos: Washington amplió su lista estratégica a 51 materias primas, incluyendo cobre, plata, potasa y silicio, con el fin de relocalizar cadenas de valor en sectores como semiconductores, automoción y energías limpias. Este movimiento apunta directamente a reducir la dependencia de China, que controla cerca del 60% de la producción mundial de tierras raras y el 90% de su procesamiento.

Las medidas de EE. UU. se interpretan como un intento de blindar la seguridad nacional y reconfigurar la geoeconomía de los minerales estratégicos, mientras que China responde restringiendo exportaciones, lo que expone la vulnerabilidad de las cadenas globales. La dinámica anticipa un reordenamiento del comercio internacional, donde la competencia por recursos críticos se convierte en un eje central de la rivalidad entre Washington y Pekín.

Conclusión — Asia transita un escenario de fragilidad interna y tensiones externas. Japón muestra señales de resiliencia laboral pero enfrenta presiones sobre el consumo y la producción, mientras que la reducción de subsidios energéticos amenaza con enfriar aún más la demanda. En paralelo, la pugna entre EE. UU. y China por los minerales estratégicos trasciende lo comercial y se convierte en un factor estructural que redefine la seguridad económica global. El bloque asiático, motor tradicional del crecimiento mundial, se enfrenta a un entorno de incertidumbre donde la política industrial y los equilibrios geopolíticos marcarán el rumbo de la región.

 

México y Brasil

En Brasil, el gobierno presentó al Congreso el proyecto de presupuesto para 2026, que contempla un superávit primario del 0,25% del PIB (34,5 mil millones de reales). No obstante, esta cifra se sostiene en el criterio de excluir cerca de 57,8 mil millones de reales en gastos judiciales, lo que en términos reales implicaría un déficit primario del 0,17% del PIB. La práctica, aunque legal, ha sido cuestionada por economistas por “maquillar” la sostenibilidad fiscal, ya que la deuda bruta continúa en ascenso y habría aumentado en más de 10 puntos porcentuales desde la llegada de Lula al poder en 2023. La política fiscal, más flexible que en administraciones anteriores, enfrenta el desafío de conciliar un gasto creciente en pensiones y transferencias sociales con la necesidad de anclar expectativas de deuda.

El desempeño económico reciente mostró señales mixtas: la inflación medida por el IPCA-15 se moderó en agosto hasta 4,95% interanual, en línea con la meta de convergencia, mientras que el mercado laboral sorprendió positivamente con la creación de 129.775 empleos formales en julio. Estos resultados sugieren que la economía mantiene un nivel razonable de dinamismo, aunque condicionado por la incertidumbre fiscal y el impacto de la guerra arancelaria con Estados Unidos.

En el frente externo, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó que “no tiene prisa” en responder a los aranceles de 50% impuestos por EE. UU. a productos brasileños, aunque instruyó a la Cancillería a explorar la aplicación de la ley de reciprocidad como herramienta de presión. Washington justificó la medida con acusaciones de comercio desleal y en medio de tensiones políticas por el juicio a Jair Bolsonaro, mientras que Brasil busca mantener espacio para la negociación. Si bien algunas exportaciones estratégicas como jugo de naranja y aeronaves fueron exentas, bienes de alto peso como café y carne quedaron gravados, lo que plantea riesgos relevantes para la balanza comercial y la competitividad del país.

En México, aunque los datos macroeconómicos de la semana fueron más limitados, el gobierno anunció junto con Brasil la intención de firmar acuerdos comerciales complementarios en 2026, lo que podría reforzar la integración regional en un contexto de crecientes tensiones con EE. UU. El país se prepara, además, para absorber los impactos de los aranceles estadounidenses, en un escenario donde la inversión extranjera y la relación con Brasil adquieren un valor estratégico como mecanismos de diversificación.

Conclusión — Brasil enfrenta un delicado equilibrio entre sostenibilidad fiscal y negociación comercial. Si bien la moderación de la inflación y la creación de empleo ofrecen cierto alivio, la credibilidad de las cuentas públicas sigue bajo escrutinio y la guerra arancelaria con EE. UU. amenaza con erosionar sectores clave de exportación. México, por su parte, apuesta por reforzar lazos con Brasil para reducir su exposición a la política proteccionista de Washington. En conjunto, ambos países buscan blindarse ante un entorno internacional marcado por tensiones geopolíticas y fiscales, pero su capacidad para lograrlo dependerá de la solidez institucional de sus políticas internas y de la eficacia en las negociaciones externas.

 

Colombia

El Presupuesto General de la Nación 2026 se radicó con un faltante de $26,3 billones, que el Gobierno pretende cubrir con la nueva Ley de Financiamiento. El proyecto contempla un aumento nominal del 9% frente a 2025, con un crecimiento de 15,9% en inversión, 13,7% en funcionamiento y una reducción de 9% en servicio de deuda. Sin embargo, Fedesarrollo alertó que este diseño “profundiza los riesgos fiscales”, en un contexto marcado por el incumplimiento de la Regla Fiscal en 2024 y la activación de la cláusula de escape en 2025, que posterga el ajuste hasta 2028. El centro de pensamiento enfatizó que la expansión del gasto supera las posibilidades reales de financiamiento y que la sostenibilidad fiscal dependerá del éxito de la tributaria, que enfrenta grandes restricciones políticas y de recaudo.

En paralelo, el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF) calculó que alcanzar la meta de déficit de 2026 (6,2% del PIB) exige un ajuste adicional de COP 45,4 billones (2,4% del PIB), superior a la estimación inicial. El organismo alertó que la sobrestimación de ingresos, el aumento de las inflexibilidades del gasto y la creciente reserva presupuestal han deteriorado la planeación fiscal, comprometiendo la credibilidad del ajuste.

Confianza empresarial y advertencias del sector financiero

La coyuntura se combina con señales más favorables en los indicadores de confianza. Según la Encuesta de Opinión Empresarial de Fedesarrollo, el Índice de Confianza Comercial subió en julio a 27,2% (+3,2 pps frente a junio) y el Índice de Confianza Industrial alcanzó 6,7% (+5,2 pps), reflejando mejores pedidos, expectativas de producción y reducción de inventarios. En comercio exterior, los empresarios reportaron mejoras en el valor exportado y los pedidos, aunque con expectativas a tres meses en retroceso.

Desde el frente financiero, Asobancaria advirtió que el déficit fiscal proyectado cercano al 7% del PIB eleva el costo de la deuda pública y presiona al alza las tasas de interés en toda la economía. Jonathan Malagón cuestionó: “¿Con qué incentivo un banco presta al 9% para un crédito hipotecario, si al Gobierno le presta al 12%?”. Subrayó que este desbalance afecta el acceso al crédito de hogares y empresas, y reclamó disciplina fiscal antes que mayores impuestos.

No obstante, resaltó avances en varios frentes: la inflación cayó a 4,8%, el desempleo bajó a 8,6%, la confianza del consumidor pasó a terreno positivo y la inversión muestra recuperación hacia niveles de 17% del PIB. El sector financiero también evidenció mejoras: la cartera regresó a tasas de crecimiento real, la mora cayó de 6% a 4,2% y la solvencia bancaria se mantiene en niveles robustos. Asimismo, el “Pacto por el Crédito” proyecta desembolsos por 55 billones de pesos en sectores estratégicos, con un cumplimiento anticipado de la meta. Pese a estos progresos, Malagón insistió en que la sostenibilidad fiscal sigue siendo el factor crítico para anclar las tasas y estimular el financiamiento productivo.

En este escenario, la inversión inmobiliaria surge como catalizador. Según Camacol y ColCapital, el sector ya representa el 2% del PIB y podría sumar un punto adicional gracias a proyectos de gran escala como el metro de Bogotá. Con más de $33 billones en inversiones de capital privado y rentabilidades promedio del 6,3%, el sector busca convertirse en motor de crecimiento, aunque enfrenta desafíos regulatorios y de acceso a financiamiento.

El mercado laboral confirmó una mejora en julio: la tasa de desempleo cayó a 8,8% (vs. 9,9% un año antes), con 23,9 millones de ocupados y una creación neta de 766 mil empleos en el año. Las mayores contribuciones provinieron de servicios de comida, transporte y actividades profesionales. Sin embargo, persisten focos de deterioro: Quibdó, Riohacha e Ibagué exhiben tasas de desempleo de dos dígitos, contrastando con Medellín y Villavicencio, que lideran las menores tasas.

El panorama energético suma riesgos. Fitch Ratings advirtió que eliminar o modificar el Cargo por Confiabilidad pondría en entredicho la expansión de la matriz energética y podría derivar en escasez eléctrica hacia 2028, dada la alta dependencia hidroeléctrica y la lenta adición de nueva capacidad.

En materia de deuda, el Ministerio de Hacienda realizó una segunda recompra de bonos globales en dólares, acumulando operaciones por más de USD 6.400 millones y generando un ahorro fiscal de USD 135 millones para 2026. La estrategia busca reducir la deuda neta sobre PIB y mejorar el perfil de intereses, en línea con la reciente gestión de TES en el mercado local.

Finalmente, el canal tradicional de comercio enfrenta presiones. Fenalco celebró el Día Nacional del Tendero resaltando el rol de más de 450 mil tiendas de barrio, que concentran el 45% del consumo masivo. Sin embargo, las ventas caen 1,9% en lo corrido del año, afectadas por inflación de alimentos (5,65%), mayores impuestos a ultraprocesados y problemas de seguridad. El gremio pidió crédito, asistencia técnica y reducción de trámites, advirtiendo que la sostenibilidad del canal es esencial para la cohesión social y el empleo urbano.

Conclusión — Colombia enfrenta una crisis fiscal sin precedentes: el presupuesto 2026 llega desfinanciado, la regla fiscal sigue suspendida y las presiones de gasto estructural aumentan. Aunque indicadores como inflación, desempleo y confianza empresarial ofrecen un respiro, el país sigue atado a la urgencia de un ajuste fiscal creíble. La sostenibilidad de la deuda, la estabilidad del sistema eléctrico y la preservación del tejido productivo —desde grandes proyectos inmobiliarios hasta tenderos de barrio— serán decisivos para evitar que la coyuntura derive en una pérdida estructural de confianza económica.

 

Renta Variable

Los mercados accionarios internacionales cerraron la última semana de agosto con leves retrocesos tras un mes de marcados contrastes. En Estados Unidos, el S&P 500 cedió 0,1% hasta 6.460,26, el Dow Jones retrocedió 0,2% a 45.544,88 puntos y el Nasdaq Composite bajó 0,2% hasta 21.455,55. Pese a que el índice alcanzó nuevos máximos históricos impulsado por la revisión al alza del PIB del segundo trimestre (+3,3%) y por un PCE en línea con las expectativas (2,9% subyacente), el mercado giró hacia la toma de utilidades al cierre de la semana. Los resultados corporativos mixtos, en particular la reacción adversa a las sólidas cifras de Nvidia, presionaron el segmento tecnológico y moderaron el apetito por riesgo.

En Europa, la renta variable también se vio presionada: el CAC 40 francés perdió 0,76% y el STOXX 600 retrocedió 0,64%, con especial castigo al sector bancario tras las propuestas fiscales en Reino Unido que afectaron al NatWest(-5%). En Asia, los resultados fueron mixtos: el Shanghai Composite (+0,37%) y el Hang Seng (+0,32%) lograron avances, mientras que el Nikkei 225 retrocedió 0,26% afectado por la caída en la producción manufacturera. En India, el Nifty 50 perdió 0,30%, y en China destacó la publicación de pérdidas del ICBC (-1,4% en utilidades trimestrales). Entre los movimientos corporativos, resaltó Puma (+14,7%), tras rumores sobre la venta de la participación del 29% de la familia Pinault, y Valneva (-24,2%), luego de que la FDA suspendiera la licencia de su vacuna contra el chikungunya.

En el frente local, el MSCI Colcap cerró en 1.845,60 puntos, con una caída de 0,7% en la semana, influenciado por el rebalanceo trimestral del índice, el mayor free float de Sura y Argos y la incertidumbre fiscal derivada de la nueva reforma tributaria. El flujo vendedor limitó la recuperación de Ecopetrol pese a la leve valorización del crudo en el rango de US$67–68/barril. En las jornadas más recientes, el Colcap mostró cierta resiliencia (+0,39%), con PFCIBEST como la acción más negociada (COP$25.464 millones) y valorizaciones relevantes en CNEC (+19,7%), Mineros (+4,7%) y Conconcreto (+3,3%). Entre las caídas se destacaron Valsimesa (-6,4%), Fabricato (-4,6%) y ENKA (-3,0%). También generó expectativa la valorización de Canacol Energy, en medio de rumores sobre una eventual negociación con Ecopetrol, y el anuncio del PEI de lanzar una oferta pública de títulos participativos por COP$500.000 millones.

Conclusión — La renta variable global entró en una fase de consolidación tras un verano de máximos históricos en Wall Street. La expectativa de un recorte de tasas por parte de la Fed sostiene la narrativa de “aterrizaje suave”, pero el inicio de septiembre —históricamente adverso para los mercados— podría traer mayor volatilidad. En Colombia, la presión fiscal y la fragilidad del petróleo continúan limitando el desempeño del Colcap, aunque episodios corporativos puntuales siguen ofreciendo focos de dinamismo.

 

Renta Fija

El mercado de deuda mostró la última semana de agosto una dinámica diferenciada entre curvas locales e internacionales, en medio de un entorno marcado por señales dovish de la Fed y la persistente incertidumbre fiscal en Colombia.

En el ámbito local, los TES tasa fija presentaron presiones alcistas en los tramos cortos, con alzas en noviembre 2025 (+20,3 pbs), agosto 2026 (+10,0 pbs) y abril 2028 (+15,0 pbs), afectados por la expectativa de la radicación de la reforma tributaria y el repunte en la prima de riesgo soberano. En contraste, la parte larga registró valorizaciones significativas, con descensos en septiembre 2036 (-33,2 pbs), octubre 2034 (-14,1 pbs) y mayo 2042 (-17,0 pbs), impulsadas por el mayor apetito global por duration tras el tono dovish en Jackson Hole. Los TES UVR también mostraron un comportamiento mixto: repuntes en los nodos de corto y mediano plazo (enero 2031: +5,9 pbs; marzo 2027: +3,5 pbs), reflejando expectativas de inflación, y caídas en los vencimientos más largos (marzo 2033: -11,4 pbs; abril 2035: -9,4 pbs), señal de búsqueda de cobertura en plazos extendidos. El saldo total de TES se ubicó en COP$666,4 billones al 27 de agosto, con un incremento de 1,1% mensual, impulsado por colocaciones en corto plazo, UVR y tasa fija, parcialmente compensadas por canjes y operaciones de manejo de deuda.

En el frente internacional, los Treasuries cerraron con un tono mixto: los tramos cortos y medios (2 y 5 años) se valorizaron con caídas de -8,0 y -6,3 pbs respectivamente, favorecidos por el PCE de julio en línea con lo esperado y los comentarios de Waller que reforzaron la expectativa de recortes desde septiembre. Sin embargo, el 30 años repuntó (+5,2 pbs) tras la revisión al alza del PIB del 2T (+3,3%) y mayores utilidades corporativas, generando un empinamiento tipo twist en la curva. En Europa, la renta fija también mostró inclinación en los tramos largos: el bund a 30 años repuntó a 3,33% (+3 pbs) y el bono francés a 30 años a 4,93% (+6 pbs), con diferenciales frente a Alemania relativamente contenidos pese a la crisis política en Francia.

La sesión final de agosto estuvo marcada por un leve repunte de las TIRes en Alemania y Estados Unidos, tras datos de inflación algo superiores a lo previsto. El Bund a 10 años cerró en 2,72% (+3 pbs) y el Treasury a 10 años en 4,23% (+2 pbs), aunque sin alterar sustancialmente el escenario de recortes agresivos que sigue descontando el mercado.

Conclusión — La renta fija global refleja una transición hacia un entorno de política monetaria más flexible, con los inversionistas extendiendo duration y anclando expectativas en un inminente recorte de tasas por parte de la Fed. En Colombia, la pendiente positiva entre corto y largo plazo denota la presión fiscal de corto plazo y el atractivo relativo de los tramos largos como refugio, aunque la sostenibilidad de esta valorización dependerá de la credibilidad del ajuste fiscal y de la dinámica inflacionaria en los próximos meses.

 

Divisas

El dólar estadounidense cerró la última semana de agosto con una leve apreciación de 0,1% en el DXY, en medio de señales mixtas provenientes de la Reserva Federal y de la expectativa por los datos de inflación PCE. Comentarios de Waller y Williams reforzaron la probabilidad de un recorte de tasas en septiembre —que el mercado ya descuenta en un 86%—, aunque la revisión al alza del PIB al 3,3% y la resiliencia del consumo han moderado la magnitud de ese ciclo de relajación.

Entre las principales divisas desarrolladas, el euro retrocedió -0,3% a pesar de la sorpresa inflacionaria en Alemania, reflejando que los mercados ya habían descontado el dato; la libra esterlina cayó -0,2% tras el anuncio de un impuesto extraordinario a la banca que reavivó dudas fiscales; el franco suizo se apreció marginalmente (-0,1%) por su papel de refugio; y el yen japonés avanzó +0,1% ante nuevas advertencias oficiales frente a movimientos cambiarios excesivos, manteniendo latente el riesgo de intervención. Por su parte, el yuan chino fue la divisa más débil (-0,7%), pese a un fixing más fuerte del PBoC, ya que el mercado privilegió otras emergentes.

En América Latina, el desempeño fue mayoritariamente positivo. El peso mexicano se fortaleció (+0,4%) tras el ajuste al alza de las proyecciones de Banxico sobre inflación y crecimiento para 2025, que elevó expectativas de tasas más restrictivas; el peso chileno lideró las ganancias (+0,8%) favorecido por flujos técnicos pese al lastre de los datos manufactureros en China; y el real brasileño mostró estabilidad (+0,1%) ante la cautela del Banco Central de Brasil sobre el proceso de convergencia inflacionaria.

En Colombia, el peso cerró en $4.015,92, estable en la semana (+0,1%) pero acumulando una revaluación cercana al 4,7% en agosto, lo que lo convirtió en la moneda más fuerte de la región. Esta dinámica se explica por factores externos —fortaleza de commodities y expectativa de recortes de la Fed— y por elementos internos, como la operación de manejo de deuda externa del Ministerio de Hacienda por hasta US$10.000 millones, que alimenta el flujo de dólares hacia el país, y la expectativa de que el Banco de la República mantenga su tasa en niveles altos (9,0–9,25%). El sesgo, no obstante, sigue siendo volátil y dependiente del avance de la reforma tributaria y del tono del mercado frente a la sostenibilidad fiscal.

Conclusión — El mercado cambiario refleja una transición hacia un dólar global más débil en el mediano plazo, condicionado a la confirmación de recortes de tasas por parte de la Fed. En este contexto, las monedas emergentes mantienen espacio para valorizaciones tácticas, aunque la sostenibilidad dependerá de factores idiosincráticos: en el caso colombiano, la consolidación fiscal será determinante para que la reciente fortaleza del peso se convierta en un ancla de estabilidad y no en un rebote transitorio.

 

Commodities

El mercado de petróleo se mantuvo estable durante la semana, con variaciones leves de +0,5% en el WTI (USD 64,01) y +0,6% en el Brent (USD 68,12), en un contexto de aparente equilibrio entre oferta y demanda. La encuesta de Reuters del 29 de agosto anticipó un exceso de oferta en 2025, derivado de un incremento de producción de la OPEP+ de 547 mil barriles diarios desde septiembre, lo que ha mantenido los precios anclados en rangos acotados. Factores geopolíticos, como la incertidumbre sobre una posible cumbre entre Volodymyr Zelensky y Vladimir Putin, han limitado las presiones bajistas, aunque el final de la temporada estival y la desaceleración prevista del consumo energético actúan como freno para nuevos repuntes.

En los metales preciosos, el oro avanzó 2,3% hasta USD 3.448 por onza, alcanzando máximos de más de un mes, apoyado en el debilitamiento del dólar y las expectativas de recortes de tasas de la Fed tras un PCE en línea con lo esperado (2,6% interanual). La plata también mostró fortaleza, con un repunte semanal de 2,1% hasta USD 39,7 por onza, aunque retrocedió parcialmente hacia el cierre por toma de utilidades y la resiliencia del dólar. Ambos metales mantienen su atractivo como refugio en un escenario de tensiones políticas en torno a la independencia de la Fed y la incertidumbre global.

Entre los metales industriales, el cobre subió 1,4% hasta USD 459,1 por libra, impulsado por expectativas de inversión ligadas a la transición energética, aunque con presiones bajistas derivadas de la debilidad manufacturera en China, cuyo PMI de agosto se anticipa por debajo de 50. En paralelo, el aluminio y el zinc registraron avances, respaldados por restricciones a la capacidad productiva en China y mayores costos energéticos en otras regiones, mientras que el níquel y el estaño se beneficiaron de una oferta limitada en medio de expectativas de demanda sostenida.

En el frente agrícola, el café continuó destacándose con alzas significativas: el robusta alcanzó máximos de tres meses y el arábica subió con fuerza, impulsados por el arancel del 50% que Estados Unidos impuso a las importaciones brasileñas, lo que llevó a los tostadores estadounidenses a aumentar inventarios. Este factor, combinado con la persistente volatilidad climática en países productores, mantiene la presión alcista sobre los precios internacionales.

Conclusión — El complejo de materias primas transita una fase de contrastes: mientras el petróleo permanece en rangos limitados por la acción de la OPEP+ y la expectativa de menor demanda estacional, los metales preciosos refuerzan su papel como refugio en un entorno monetario y geopolítico incierto, y los agrícolas —con el café a la cabeza— reflejan la creciente interacción entre política comercial y riesgos de oferta.

 

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Enrique Ariza

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