Resumen Económico de la Semana del 05 al 09 de Mayo de 2025

Resumen Ejecutivo

La semana estuvo marcada por una combinación de señales económicas mixtas en las principales economías del mundo y un entorno geopolítico que, aunque muestra intentos de moderación, sigue cargado de incertidumbre. En Estados Unidos, los datos del mercado laboral confirmaron una moderación sin deterioro abrupto, mientras que el PIB del primer trimestre se contrajo por efectos técnicos relacionados con las importaciones. La Reserva Federal mantuvo sin cambios su tasa de referencia, reafirmando su enfoque de cautela y dependencia de los datos, al tiempo que se iniciaron nuevas rondas de negociación comercial con China y se oficializó un acuerdo preliminar con el Reino Unido.

En Europa, el primer trimestre cerró con un crecimiento levemente mejor de lo previsto, impulsado por Alemania y España, aunque los indicadores adelantados apuntan a un segundo trimestre más débil. La inflación subyacente se mantiene como un desafío para el BCE, que sopesa recortes de tasas con precaución. En Asia, China muestra signos claros de desaceleración, con retrocesos en los PMIs y una reorientación del comercio exterior, mientras que Japón enfrenta debilidad industrial y prepara un nuevo paquete económico.

En Colombia, el dato de inflación sorprendió al alza, lo que complica el margen de maniobra del Banco de la República y lleva al mercado a reconsiderar la trayectoria esperada de tasas. El sector construcción, liderado por Camacol, advirtió sobre la fragilidad de la política de vivienda, mientras el sistema energético logró asegurar su cobertura futura mediante subastas exitosas. En el plano fiscal, la ejecución presupuestal revela tensiones entre sostenibilidad y necesidad de gasto, y la deuda externa retrocedió marginalmente, aunque se mantiene en niveles elevados.

Los mercados financieros reaccionaron con fuerte recuperación en la renta variable global, sostenida por resultados corporativos positivos y menores presiones inflacionarias. La renta fija presentó ajustes por duración y perfil de riesgo, mientras las divisas emergentes se apreciaron con moderación. En contraste, los commodities cerraron con un balance negativo, reflejo de una demanda global más débil y ajustes técnicos tras repuntes previos.

Este entorno de transición sigue definiéndose por la volatilidad estructural, la fragmentación comercial y una creciente dificultad para trazar escenarios base confiables, lo que obliga a mantener un análisis dinámico y una lectura crítica de las señales que emergen semana a semana.

Estados Unidos 

La semana en Estados Unidos estuvo marcada por una serie de indicadores económicos clave que delinean un panorama mixto y mantienen a la Reserva Federal en una posición de cautela. La actividad manufacturera continúa debilitándose, el mercado laboral muestra señales de moderación sin deterioro agudo, y el consumo se mantiene resiliente, aunque con una confianza del consumidor en retroceso. Este equilibrio inestable —entre una economía que no se enfría abruptamente pero tampoco acelera— refuerza la visión de una Fed paciente y dependiente de los datos antes de considerar recortes de tasas.

En materia laboral, las cifras revelan una desaceleración leve pero constante. Las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo aumentaron a 241.000, superando el consenso de 223.000, mientras que las reclamaciones continuas se ubicaron en 1,916 millones. A pesar de ello, el informe de empleo no agrícola sorprendió al alza, con la creación de 177.000 puestos en abril, aunque por debajo del dato revisado del mes anterior (185.000). La tasa de desempleo se mantuvo estable en 4,2%. En paralelo, la encuesta JOLTS mostró una caída de las vacantes a 7,19 millones, mientras que el informe Challenger registró un descenso interanual de 62,7% en despidos anunciados.

En el sector industrial, la contracción se mantiene firme. El ISM manufacturero retrocedió a 48,7 puntos y el índice manufacturero de la Fed de Dallas se desplomó hasta – 35,8 puntos, lo que evidencia una debilidad estructural en la actividad fabril. Si bien las órdenes de fábrica aumentaron un sólido 4,3% en marzo y los bienes duraderos se expandieron un notable 9,2%, estos datos positivos no compensan las señales contractivas del sector.

Por el lado del consumo, se observaron signos mixtos. El índice de confianza del consumidor del Conference Board cayó a 86 puntos —su nivel más bajo desde 2020—. El gasto en construcción disminuyó 0,5% en marzo, mientras que las ventas de vehículos, con 17,27 millones de unidades, sugieren una demanda aún firme en bienes duraderos.

La balanza comercial de bienes marcó un déficit récord de USD 162.000 millones, impulsado por un fuerte aumento de importaciones ante temores arancelarios. Este deterioro introduce riesgos adicionales sobre el crecimiento del PIB y presiona al alza la inflación.

Como se anticipaba, la Reserva Federal mantuvo su tasa de referencia en el rango de 4,25%-4,50%. Jerome Powell adoptó un tono de cautela, reconociendo que los riesgos de inflación elevada y actividad económica debilitada están en tensión. Aunque el mercado estima con una probabilidad cercana al 70% un recorte de tasas en julio, la Fed reiteró que cualquier decisión será dependiente de los datos. En el sector servicios, el ISM se ubicó en 51,6 puntos en abril, recuperando parte de la caída del mes anterior. Los precios pagados aumentaron hasta 65,1 puntos, su nivel más alto desde principios de 2023, acentuando las presiones inflacionarias.

Se anticipa una caída de -0,7% en la productividad laboral y un aumento de 5,2% en los costos laborales unitarios, confirmando tensiones internas sobre los precios. En contraste, los inventarios mayoristas crecieron 0,5%, reflejando eficiencia en la cadena de suministro.

En el plano internacional, se confirmó una reunión en Suiza entre EE. UU. y China, orientada a reducir tensiones. Simultáneamente, EE. UU. y el Reino Unido firmaron un acuerdo arancelario parcial: hasta 100.000 vehículos británicos podrán ingresar con un arancel del 10%, mientras que el resto enfrentará un 25%. Además, el presidente Trump sugirió imponer un nuevo arancel del 80% a productos chinos, manteniendo la incertidumbre comercial.

Conclusión: la economía estadounidense sigue mostrando fundamentos sólidos, pero enfrenta riesgos importantes desde el frente externo. La Fed mantiene su estrategia de esperar y observar, mientras los mercados descuentan un eventual giro más acomodaticio si los datos lo justifican. La política comercial se consolida como la principal amenaza para el crecimiento y la estabilidad de precios en el corto plazo.

Europa

Los datos macroeconómicos publicados en Europa ofrecieron una visión matizada del estado de la economía, con señales de estabilización en algunos frentes, pero también con persistencia de tensiones estructurales. En conjunto, el panorama refleja una economía que gana algo de tracción en el corto plazo, aunque continúa sujeta a vulnerabilidades externas, especialmente por la fragilidad industrial y las tensiones comerciales globales.

En el frente manufacturero, el PMI de la zona euro repuntó en abril hasta los 49,0 puntos, su nivel más alto en 32 meses, aunque aún en terreno contractivo. Italia lideró el avance con 49,3 puntos, seguida por Francia (48,7), Alemania (48,4) y España, que se rezagó con 48,1. Aunque el subíndice de producción mejoró por segundo mes consecutivo, los nuevos pedidos —especialmente del exterior— siguieron cayendo, afectando la confianza empresarial, que marcó un mínimo anual.

En términos de precios, la inflación general de la eurozona se mantuvo estable en 2,2% interanual, pero la inflación subyacente repuntó a 2,7%, reflejando rigidez en componentes como ocio, cultura y servicios. Este repunte dificulta el proceso de desinflación estructural y obliga al Banco Central Europeo a actuar con cautela. Aunque el BCE mantiene el objetivo del 2%, la persistencia de presiones obliga a considerar recortes de tasas graduales y condicionados, posiblemente desde junio.

Los datos de PIB del primer trimestre sorprendieron al alza, con un crecimiento de 0,4% trimestral en la eurozona, duplicando el pronóstico inicial. Alemania logró salir de terreno negativo, aunque persisten dudas sobre su sostenibilidad. Francia creció apenas 0,1%, y recortó su previsión de crecimiento anual al 0,7%, obligando a nuevos ajustes fiscales. Italia también registró una expansión moderada, contribuyendo a la sorpresa positiva del conjunto.

España fue el caso más destacado. El empleo creció un 0,7% y la tasa de paro cayó al 10,7%, su nivel más bajo desde 2008. La temporalidad laboral se redujo al 15,1%, un mínimo histórico. El PIB español avanzó un 0,6% en el trimestre, impulsado por la demanda interna y las exportaciones de servicios. Además, las ventas minoristas crecieron un 3,6% interanual en marzo, apuntando a un consumo privado sólido, aunque comienzan a emerger señales de desaceleración.

En Alemania, la confianza del consumidor repuntó hasta los -20,6 puntos, superando con holgura las expectativas y revelando una resiliencia sorprendente. Sin embargo, el índice de confianza económica de la Comisión Europea se situó en 93,6 puntos, por debajo de lo esperado, lo que evidencia un deterioro en el sentimiento empresarial a nivel regional. La masa monetaria M3 mostró signos de estabilización, pero el crédito creció solo un 1,4% del PIB, lo que refleja un entorno financiero aún débil.

En el plano político, Friedrich Merz fue investido como nuevo canciller de Alemania, tras una votación accidentada. La fragilidad de la coalición CDU-SPD anticipa un mandato complejo, especialmente en lo relativo a aumentos del gasto militar e infraestructura. Mientras tanto, los pedidos industriales alemanes crecieron 3,6% en marzo, impulsados por pedidos nacionales (+2,0%) y externos (+4,7%). Sin embargo, este rebote parece responder más a un efecto anticipación ante la política arancelaria de EE. UU. que a una recuperación sostenida.

En medio de la guerra comercial, China y la Unión Europea acordaron eliminar todas las sanciones mutuas, lo que representa un avance diplomático con potencial impacto económico. En paralelo, la UE amenaza con imponer aranceles a EE. UU. si fracasan las negociaciones. En Reino Unido, el mercado recibió con escepticismo el acuerdo comercial con EE. UU., considerado insuficiente, mientras que el Banco de Inglaterra recortó tasas, en una decisión dividida que refleja la delicada situación económica británica.

En conclusión, Europa transita una fase de recuperación parcial con fundamentos heterogéneos. Si bien el crecimiento del primer trimestre y la mejora en algunos indicadores de confianza ofrecen motivos para un moderado optimismo, los desafíos persisten. La inflación estructural, las tensiones comerciales y la fragilidad del crédito siguen condicionando el margen de acción del BCE y la sostenibilidad de la recuperación en la región.

Asia 

Los datos publicados durante la semana sugieren que la economía china ha iniciado el segundo trimestre con una inercia más débil de lo anticipado. Aunque el gobierno aún dispone de margen para actuar, podrían ser necesarias nuevas medidas de estímulo para sostener el crecimiento y restaurar la confianza del sector privado ante un contexto internacional cada vez más adverso.

El PMI manufacturero oficial cayó a 49,0 puntos en abril, por debajo del umbral de expansión y de las previsiones del mercado (49,7), marcando un retroceso desde el 50,5 de marzo. El indicador vuelve a terreno contractivo, reflejando el impacto de las tensiones comerciales con Estados Unidos. El PMI no manufacturero también se debilitó, bajando de 50,8 a 50,4 puntos, lo que afectó tanto a servicios como a construcción. Como consecuencia, el PMI compuesto descendió a 50,2, desde 51,4 el mes anterior. Por su parte, el PMI Caixin de manufactura, que representa mejor a las pequeñas y medianas empresas privadas, también se moderó, al caer de 51,2 a 50,4 puntos. Aunque sigue en terreno de expansión, la caída refuerza la señal de enfriamiento en el sector productivo más expuesto.

Este debilitamiento se produce a pesar de las recientes políticas de estímulo fiscal, apoyo crediticio y flexibilización regulatoria implementadas por el gobierno. Las expectativas empresariales se han deteriorado, especialmente en lo relacionado con pedidos y exportaciones, lo cual podría frenar nuevas inversiones en el corto plazo.

En el frente externo, las exportaciones chinas crecieron 8,1% interanual en abril, por debajo del 12,4% de marzo. En términos ajustados por estacionalidad, también se observó una desaceleración, aunque menor a lo esperado. Por destino, se destaca una caída del 21% interanual en las exportaciones hacia EE. UU., mientras que los envíos a países de la ASEAN crecieron 21%, con avances notables hacia Indonesia (38,9%) y Tailandia (29,4%). Las exportaciones a India también mostraron fuerza, con un incremento de 21,9%, mientras que los envíos a la Unión Europea se mantuvieron estables (+8,2%). Las importaciones disminuyeron solo 0,2% interanual, mucho mejor que el -4,3% del mes previo, aunque las importaciones desde EE. UU. cayeron 14%, reflejando el impacto comercial bilateral.

Pese al deterioro parcial, China reportó un superávit récord por cuenta corriente en el primer trimestre de USD 165.600 millones, producto de un alza en exportaciones y contención en importaciones. Este saldo refleja una clara reorientación del comercio hacia Asia, América Latina y Europa, mientras se reduce la exposición a Estados Unidos.

En Japón, los datos también reflejaron un entorno débil. La producción industrial cayó 1,1% en marzo, más de lo previsto, mientras que las ventas minoristas crecieron 3,1%, por debajo del 3,5% esperado. El consumo privado mostró cierta resiliencia, pero fue contrarrestado por la debilidad en los salarios reales y el aumento del desempleo al 2,5%. Los indicadores adelantados y coincidentes también retrocedieron. El Banco de Japón mantuvo su tasa de referencia, reflejando cautela en un entorno de escasa tracción económica.

En el plano diplomático y comercial, el ministro japonés para la Revitalización Económica, Akazawa Ryōsei, reiteró el viernes que Japón continuará exigiendo a Estados Unidos el retiro de los aranceles adicionales sobre automóviles y otras importaciones, impuestos por la administración Trump. Aunque el Reino Unido alcanzó un acuerdo parcial con EE. UU., Japón mantiene su postura firme y anunció reuniones ministeriales intensivas a partir de mediados de mayo, para revisar el estatus comercial entre ambos países.

Por último, este sábado comenzó en Ginebra una reunión de alto nivel entre China y Estados Unidos sobre temas económicos y comerciales. Por parte de China asistió He Lifeng, viceprimer ministro y miembro del Buró Político del Partido Comunista, mientras que EE. UU. estuvo representado por el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Aunque no se esperan avances inmediatos, el simple hecho de reanudar el diálogo marca un paso clave en medio del deterioro comercial global.

México

México logró evitar una recesión técnica en el primer trimestre de 2025, pese al entorno interno incierto y la presión de factores externos como la volatilidad cambiaria y las tensiones comerciales con Estados Unidos. Según la estimación preliminar del INEGI, el PIB creció un 0,2% trimestral, superando levemente las expectativas del mercado. Este modesto avance permitió una transición de crecimiento negativo a uno ligeramente positivo, aportando de manera limitada al desempeño del conjunto de las principales economías de América Latina (AL7).

Un informe reciente de Goldman Sachs, liderado por el economista jefe Alberto Ramos, señala que México hizo una débil contribución al crecimiento regional, en comparación con el impulso observado en Argentina, Brasil y Colombia. El conjunto de las siete mayores economías de América Latina —Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México y Perú— creció 0,8% interanual en el primer trimestre, frente a un magro 0,2% registrado en el último cuarto de 2024. En este contexto, México aparece como una economía que logró estabilizarse, aunque con una composición de crecimiento frágil, basada en el sector primario, sin un soporte claro de la demanda interna ni del sector manufacturero.

Goldman Sachs advierte que el dato de crecimiento mexicano aún es una estimación oportuna y que deberá ser confirmado a finales de mayo. De ratificarse el avance de 0,2% trimestral, el país se encaminaría hacia un crecimiento anual de apenas 0,3% en 2025, cifra que, aunque positiva, estaría por debajo del potencial estimado. Este resultado podría significar una revisión al alza frente al pronóstico anterior del banco, que contemplaba una contracción de 0,5% para el año completo.

En medio de este escenario, el componente inflacionario obliga a actuar con cautela. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de abril mostró una aceleración de la inflación subyacente, reforzando el argumento del Banco de México para mantener una postura monetaria prudente. Aunque no se esperan aumentos adicionales de tasas, la posibilidad de recortes sustanciales también se reduce ante la persistencia de presiones en precios de servicios y alimentos.

Desde el plano político, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó un nuevo plan nacional de inversión en infraestructura y energía, orientado a sostener el crecimiento y aumentar la competitividad. Además, pidió públicamente a la banca ampliar el acceso al crédito productivo, especialmente en regiones con menor desarrollo financiero. No obstante, el impacto de estas medidas podría verse limitado en el corto plazo, dado que la volatilidad del tipo de cambio y la incertidumbre sobre los aranceles estadounidenses continúan afectando las expectativas empresariales.

Por último, el informe de Goldman Sachs también advierte sobre la pérdida de confianza entre inversionistas y consumidores, producto de los recientes cambios en la política comercial bilateral. A pesar de que las remesas continúan en niveles elevados, su comportamiento se anticipa más volátil y moderado frente a los récords alcanzados en años anteriores.

Colombia

La dinámica económica en Colombia estuvo marcada esta semana por un inesperado repunte inflacionario, una ejecución fiscal que refleja restricciones en el gasto público, avances en sostenibilidad urbana y energética, y una reducción parcial en la deuda externa. El contexto sigue siendo complejo, con señales mixtas entre los indicadores macroeconómicos y la formulación de políticas públicas.

El dato más relevante fue el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de abril, que registró una variación mensual de 0,66%, superior al 0,47% esperado por el consenso. Con este resultado, la inflación anual se elevó a 5,16%, frente al 5,09% del mes anterior. Los principales aportes provinieron de las divisiones de alimentos y bebidas no alcohólicas (1,10%), y alojamiento y servicios públicos (0,74%), destacándose subclases como electricidad (0,97%), papas (8,42%), y arriendos (0,60%). Aunque aún no se percibe como una reversión estructural del proceso desinflacionario, sí complica el margen de maniobra del Banco de la República, que recientemente redujo su tasa de política en 25 puntos básicos. El mercado ya empieza a ajustar sus expectativas, anticipando un cierre de año entre 4,44% y 4,55% en inflación, y posiblemente una postura más cautelosa por parte del Emisor.

En paralelo, desde el sector construcción, Camacol lideró el Congreso Verde “Territorios Sostenibles” en Bucaramanga. Su presidente, Guillermo Herrera, alertó sobre el impacto negativo de la suspensión del programa ‘Mi Casa Ya’ y reclamó una política pública más articulada que combine la construcción de vivienda nueva con el mejoramiento habitacional. Según Herrera, de las 4,5 millones de viviendas construidas entre 2005 y 2018, 1,6 millones fueron informales, y actualmente el país enfrenta una carrera “contra la informalidad y la pobreza”. La meta proyectada para 2025-2035 es atender la demanda de 4,1 millones de viviendas nuevas, por lo que el sector privado ha reforzado su apuesta por modelos sostenibles como VIS 4.0, certificación EDGE y economía circular, con más de 1.000 proyectos certificados en 19 regiones del país.

En el frente energético, la CREG y el Ministerio de Minas y Energía confirmaron el éxito de tres subastas de reconfiguración de compra de energía, realizadas entre abril y mayo, en las que se asignaron 7,6 GWh/día para 2025-2026, 6,4 GWh/día para 2026-2027, y 7,5 GWh/día para 2027-2028. Estas asignaciones garantizan el suministro dentro de los márgenes definidos por la UPME. Además, se anunció una nueva subasta para proyectos de expansión entre 2029 y 2030, clave para afrontar escenarios climáticos complejos como el fenómeno de El Niño.

Desde el punto de vista fiscal, la ejecución acumulada del Presupuesto General de la Nación a abril alcanzó el 33,9%, equivalente a $178,2 billones, sobre una apropiación total vigente de $525,8 billones. Del total comprometido, $113 billones ya han sido pagados, incluyendo $21,5 billones al servicio de la deuda pública. No obstante, la ejecución de inversión cayó 10,3% frente a 2024, reflejando restricciones en el gasto productivo. El rezago presupuestal acumulado asciende a $63,2 billones (3,5% del PIB), lo que compromete la capacidad de respuesta del Gobierno ante los retos sociales y de infraestructura.

Por último, el Banco de la República informó que la deuda externa del país se redujo ligeramente en febrero, ubicándose en US$201.136 millones, equivalente al 48% del PIB —nivel no visto desde mayo de 2020. Tanto la deuda pública (US$112.996 millones) como la privada (US$88.140 millones) disminuyeron su participación en 10 puntos básicos cada una. Aunque el flujo neto total de deuda externa fue negativo en US$962 millones, esta reducción aún no implica un cambio estructural y debe leerse con prudencia, dado el entorno global de tasas de interés aún restrictivo.

En resumen, Colombia enfrenta una etapa de transición económica con señales mixtas: un mercado inmobiliario golpeado por decisiones de política pública, una inflación que amenaza con desacelerar el ciclo de recortes del BanRep, y una ejecución fiscal que revela tensiones entre sostenibilidad y necesidad de gasto. A esto se suma un sector energético más sólido gracias a avances regulatorios, y una deuda externa estabilizada, pero aún elevada. El camino hacia la convergencia inflacionaria y el crecimiento sostenible requerirá disciplina macroeconómica y coordinación institucional.

Renta Variable 

Los mercados bursátiles globales extendieron su recuperación durante la semana, impulsados por una combinación de resultados corporativos sólidos, expectativas más moderadas sobre inflación y tasas, y una disminución temporal de la tensión arancelaria entre Estados Unidos y China. El apetito por el riesgo se sostuvo, especialmente en Estados Unidos y Europa, mientras que Asia mostró señales mixtas y América Latina enfrentó presiones externas.

En Estados Unidos, el S&P 500 repuntó un 2,92%, sumando su tercera semana consecutiva de ganancias. El Nasdaq subió un 3,42% y el Dow Jones un 3,00%, impulsados por los buenos resultados de grandes tecnológicas como Meta y Microsoft, cuyas cifras superaron ampliamente las expectativas. No obstante, el PIB del primer trimestre se contrajo un 0,3% anualizado, reflejando una desaceleración liderada por la caída del consumo privado, que pasó de 2,7% a 1,2%. Esta contracción técnica fue interpretada con optimismo, dado que coincidió con un deflactor PCE plano en marzo, lo que sugiere moderación en los precios y reduce la probabilidad de nuevas alzas de tasas por parte de la Fed.

En Europa, la semana fue igualmente positiva: el EuroStoxx 50 avanzó un 2,54%, el DAX alemán un 2,62% y el CAC 40 francés un 2,33%. La clave fue una campaña de resultados favorable, con un 63,2% de las empresas del EuroStoxx superando las estimaciones de beneficios por acción, por encima de su promedio histórico. Además, la inflación armonizada se moderó al 2,1% interanual, reduciendo la presión sobre el Banco Central Europeo. Sin embargo, el euro se ha fortalecido cerca de un 10% desde marzo frente al dólar, lo que podría afectar la competitividad de sectores exportadores clave. A pesar del repunte bursátil, los PMIs manufactureros siguen por debajo de 50 puntos y el crecimiento del PIB en Alemania y Francia fue marginal, lo que obliga a los inversionistas a diferenciar entre coyuntura macro y solidez corporativa.

En Asia, el Nikkei japonés subió un 3,15%, beneficiado por la expectativa de que el Banco de Japón mantenga su política expansiva. Sin embargo, los mercados chinos mostraron un comportamiento mixto tras la publicación de PMIs por debajo de lo esperado, lo que reavivó las dudas sobre la solidez de su recuperación. El sector manufacturero volvió a contraerse y los servicios se desaceleraron, afectando las expectativas de crecimiento del segundo trimestre.

En América Latina, el desempeño fue más débil. El índice regional cayó un 0,10%, presionado por una corrección superior al 8% en los precios del petróleo y la fortaleza del dólar, que afectaron a los mercados emergentes exportadores de commodities. En este entorno, las monedas latinoamericanas perdieron terreno y los capitales se replegaron hacia activos refugio.

En Colombia, el índice COLCAP cerró en 1.645 puntos, con una variación semanal de -0,59%, en una semana marcada por la estabilidad relativa del entorno local y el bajo volumen negociado. El desempeño fue mixto a nivel sectorial. Canacol Energy cayó tras reportar una disminución del 6% en sus ingresos netos trimestrales (USD 72,7 millones), impactado por menores ventas de gas natural. En contraste, Mineros repuntó un 9,73%, tras presentar sólidos resultados financieros en el primer trimestre, con ingresos por COP $671,24 mil millones y utilidades netas por COP $159,22 mil millones, apoyados en precios récord del oro y un crecimiento del 21% en su producción aluvial.

A nivel global, los inversionistas permanecieron atentos a las negociaciones comerciales entre EE. UU. y China en Suiza, tras la insinuación del presidente Trump de reducir los aranceles del 145% al 80% sobre productos chinos. Aunque la medida aún no es oficial, el mercado reaccionó con cautela positiva. En paralelo, Estados Unidos y Reino Unido oficializaron un acuerdo preliminar, mientras en Europa el Stoxx 600 subió 0,4%, impulsado por el sector tecnológico, y el Banco de Inglaterra recortó su tasa a 4,25% en una decisión dividida.

En resumen, la renta variable global ha consolidado su rebote gracias a una narrativa más favorable en materia de inflación y política monetaria, junto con reportes empresariales que han superado las previsiones en múltiples regiones. No obstante, el trasfondo económico sigue siendo frágil, con riesgos latentes como la desaceleración del crecimiento, las tensiones geopolíticas y las distorsiones en los flujos comerciales. La sostenibilidad de este rally dependerá de los próximos datos de inflación, consumo y producción, así como de la evolución de las negociaciones comerciales en curso.

Renta Fija 

La semana concluyó con un comportamiento mixto en los mercados de renta fija, marcado por la estabilización de las expectativas inflacionarias, la pausa de los principales bancos centrales en sus ciclos de tasas, y la lectura prudente de los inversionistas ante la desaceleración económica global. Aunque no se registraron disrupciones relevantes en las curvas, se observaron ajustes por duración y perfil de riesgo en los distintos segmentos del mercado.

En los títulos soberanos, los bonos del Tesoro de EE. UU. cerraron con leves alzas en sus rendimientos: el bono a 2 años subió 6,7 puntos básicos (pbs), el de 10 años 7,4 pbs, y el de 30 años 4,7 pbs, con el 10 años cerrando en 4,38%. Este repunte respondió a señales de fortaleza relativa en el mercado laboral y los servicios, lo que moderó las apuestas por recortes de tasas cercanos por parte de la Fed. El spread 2s10s se aplanó hasta -34,5 pbs, consolidando la lectura de una curva plana y aún invertida. En términos de tasas implícitas, los OIS descuentan actualmente 66 pbs de recortes acumulados para fin de año, con apenas 4 pbs asignados a la reunión de junio.

En Europa, el movimiento fue más contenido. El bund alemán a 10 años subió 2 pbs hasta 2,55%, mientras el gilt británico a 10 años cerró en 4,56% (+1 pb). La sesión fue marcada por la cautela previa a las negociaciones comerciales entre EE. UU. y China, lo que limitó la toma de posiciones agresivas. El mercado monetario mantuvo sin cambios las expectativas sobre los próximos pasos del BCE y el Banco de Inglaterra, con 23 pbs de recorte descontados para junio en el caso europeo, y 59 pbs acumulados proyectados para cierre de 2025.

En cuanto al crédito corporativo global, los bonos investment grade retrocedieron un 0,28% semanal, aunque acumulan un avance de 0,90% en el año y 6,05% en los últimos 12 meses. El segmento high yield cedió 0,07%, manteniendo su atractivo relativo con una rentabilidad acumulada de 7,88% anual. En deuda emergente, se registró una recuperación semanal de 0,23%, aunque el índice aún acumula una caída de -5,75% en lo corrido del año, castigado por la volatilidad cambiaria, la caída del petróleo y el fortalecimiento del dólar.

El tramo monetario global permaneció estable, con un avance semanal marginal del 0,04%, cumpliendo su función de refugio en medio de un entorno aún incierto sobre la dirección estructural de las tasas de interés.

En Colombia, el mercado de renta fija local presentó una dinámica heterogénea. La curva de TES Tasa Fija mostró valorizaciones relevantes en tramos largo y corto, destacándose los nodos noviembre 2025 (-58,0 pbs), mayo 2042 (-21,6 pbs) y octubre 2050 (-18,4 pbs). Estas caídas respondieron a una combinación de apetito global por duración, señales de distensión comercial y una lectura menos agresiva del Banco de la República, tras su reciente recorte de tasas. Sin embargo, el nodo agosto 2026 subió 2,3 pbs, evidenciando cierta exigencia de prima en tramos medios.

En los TES UVR, se destacó la valorización del marzo 2027 (-25,8 pbs) tras el dato de inflación superior al esperado, que reactivó la demanda de protección contra pérdida de poder adquisitivo. En contraste, el marzo 2041 se desvalorizó levemente (+3,4 pbs).

En la última jornada de la semana, la curva TES COP registró un desplazamiento alcista generalizado entre +1,10 y +10,40 pbs, especialmente en el tramo corto, lo que contrajo el spread 2s10s en 6,30 pbs. Este movimiento refleja una recalibración de expectativas frente a la trayectoria de tasas, en medio de un repunte inflacionario que podría frenar la continuidad del ciclo de relajación monetaria.

En resumen, los mercados de renta fija consolidaron una semana de transición, donde la combinación de tipos estables, presiones inflacionarias contenidas y una postura de esperar y ver por parte de los bancos centrales, permitió preservar la demanda por activos de calidad. En Colombia, la respuesta a los últimos datos macroeconómicos evidencia una mayor dispersión en los rendimientos, lo que subraya la necesidad de mantener una estrategia selectiva, con énfasis en la duración y el tipo de indexación.

Divisas 

El mercado de divisas cerró la semana con movimientos moderados pero significativos, reflejo de una coyuntura dominada por la postura cautelosa de la Reserva Federal, la expectativa sobre las negociaciones comerciales entre EE. UU. y China, y ajustes técnicos tras los avances recientes de varias monedas frente al dólar. La percepción de que los grandes bancos centrales se aproximan al final de sus ciclos de política restrictiva sigue redefiniendo el atractivo relativo de las principales divisas.

El dólar estadounidense se fortaleció de forma generalizada, con el índice DXY avanzando un 0,4% hasta cerrar cerca de 100,51, tras haber tocado un máximo mensual de 100,86. Este movimiento estuvo respaldado por la reafirmación de una “pausa prolongada” en la política monetaria por parte de Jerome Powell, lo que ancló las expectativas de tasas y reforzó la demanda por activos en dólares. Aunque el acuerdo comercial anunciado con el Reino Unido tuvo un efecto inicial positivo, su carácter limitado —al mantener aranceles clave— moderó el entusiasmo. El foco se trasladó entonces a las conversaciones con China en Suiza, que aunque no prometen resultados inmediatos, podrían aliviar tensiones sistémicas.

Entre las monedas desarrolladas, el euro retrocedió un 0,4%, presionado por declaraciones dovish desde el Banco Nacional Suizo y señales de posibles recortes por parte del BCE. El cruce EUR/USD cerró en 1,13, con un retroceso semanal del -0,60%, interpretado como una toma de beneficios luego de una apreciación acumulada del +9,12% en el año. Frente al yen japonés, el euro ganó un +0,30% semanal, aunque la divisa nipona sigue siendo una de las más débiles del G10. El yen cedió un 0,3% en la semana, impactado por la permanencia de la política monetaria ultralaxa del Banco de Japón, aunque mostró episodios puntuales de recuperación ante aumentos en la aversión al riesgo.

La libra esterlina avanzó un 0,2%, estabilizándose en torno a 1,3270, tras el anuncio del acuerdo comercial con EE. UU. y a pesar del recorte de tasas de 25 pbs por parte del Banco de Inglaterra. La votación dividida (7 a 2) y una revisión al alza del crecimiento para 2025 al 1% reforzaron una visión de cautela con sesgo hawkish, lo que sostuvo el valor de la libra frente al euro.

En los mercados emergentes, el balance fue positivo. El peso chileno lideró las ganancias con un avance del +1,2%, impulsado por un entorno favorable de tasas y mejores perspectivas para los commodities. Le siguieron el peso mexicano (+0,7%), el peso colombiano (+0,5%) y el real brasileño (+0,1%), este último beneficiado por la sorpresiva decisión del COPOM de subir tasas, lo que reactivó flujos de carry trade. En contraste, el yuan chino cayó un 0,4%, afectado por señales de debilidad en el sector servicios y el PMI compuesto, lo que revive los temores sobre una desaceleración prolongada en China.

En el caso del peso colombiano, la divisa continuó su recuperación, respaldada por el repunte inesperado de la inflación, que reduce el margen para recortes adicionales por parte del Banco de la República, y por un entorno externo más favorable para activos de riesgo. La prima de riesgo país también mostró un comportamiento benigno, con los CDS a 5 años en 262 puntos, y el tipo de cambio se movió en un rango de COP $4.220 – $4.275, con posibles extensiones hacia COP $4.200 y COP $4.290.

En resumen, el mercado de divisas continúa en un escenario de transición, con el dólar consolidando su fuerza en medio de la moderación de expectativas de recortes por parte de la Fed, y los pares desarrollados ajustando sus valoraciones en función de diferenciales de tasas y perspectivas de crecimiento. En Latinoamérica, el apetito global por riesgo y la estabilidad relativa en commodities han permitido un rebote ordenado de las monedas, aunque la volatilidad estructural y los riesgos geopolíticos seguirán marcando la pauta de cara al segundo semestre.

Commodities 

El mercado de materias primas cerró la semana con un balance predominantemente negativo, arrastrado por la debilidad del petróleo, la corrección del oro y una persistente fragilidad en los metales industriales. El escenario de desaceleración económica global, junto con la revisión a la baja en la demanda energética y señales técnicas de sobrecompra en algunos activos refugio, configuraron un entorno adverso para los precios.

El precio del petróleo registró la mayor caída semanal entre los principales commodities. El WTI retrocedió un 8,34%y el Brent un 7,95%, cerrando en USD 61,08 y USD 63,96 por barril, respectivamente. Esta corrección profundiza las pérdidas acumuladas en lo corrido del año, que ya se sitúan en -17,89%. El descenso estuvo impulsado por una combinación de factores: señales de ralentización en el crecimiento económico en EE. UU., Europa y China; menor dinamismo en la demanda esperada; y la falta de nuevas acciones de recorte por parte de la OPEP+. Aunque el cartel anunció la devolución parcial de 411.000 barriles/día en junio, la medida fue interpretada más como un ajuste técnico que como un cambio de política estructural. El mercado sigue extremadamente sensible a cualquier indicio de exceso de oferta, en un contexto de débil visibilidad sobre la trayectoria de la demanda.

En contraste con el impulso alcista de semanas previas, los metales preciosos también cedieron terreno. El oro corrigió un 2,39%, cerrando en USD 3.327 por onza, mientras que la plata retrocedió un 2,2% hasta USD 32,7. Aunque ambos metales mantienen una fuerte valorización en el acumulado anual —el oro avanza +23,47% en 2025—, el ajuste de esta semana fue leído como una toma de ganancias natural tras alcanzar máximos recientes. El menor nerviosismo en los mercados financieros y la estabilización de las expectativas sobre los tipos de interés redujeron temporalmente la demanda de activos refugio. Aun así, informes como el de Goldman Sachs, que favorecen posiciones largas en oro frente a plata, podrían seguir sosteniendo un sesgo estructuralmente alcista para el metal dorado en el mediano plazo.

En el caso de los metales industriales, la semana también fue negativa. El índice de metales básicos cayó 1,69%, aunque acumula un avance mensual de 1,25%, gracias a repuntes anteriores. En términos anuales, sin embargo, aún muestra una caída del -8,08%, en línea con la debilidad persistente en sectores intensivos como la construcción y la industria pesada, especialmente en China. El cobre descendió 0,4% hasta USD 465,5 por tonelada, a pesar de señales diplomáticas que apuntan a una distensión comercial —como el acuerdo EE. UU.–Reino Unido y el reinicio de negociaciones con China—. El impulso externo no ha sido suficiente para revertir la tendencia bajista en los precios industriales, que siguen reflejando una recuperación muy heterogénea y dependiente de factores cíclicos.

En síntesis, las materias primas enfrentan una etapa de ajuste tras un primer trimestre marcado por revalorizaciones. El petróleo refleja el nerviosismo por el exceso de oferta y el debilitamiento macro global, mientras que el oro y la plata corrigen tras fuertes subidas, en medio de un reacomodo de expectativas monetarias. Los metales industriales, por su parte, continúan afectados por la lenta recuperación de la demanda real, particularmente en Asia. El sesgo bajista persiste en el corto plazo, a la espera de catalizadores más sólidos en crecimiento y comercio global.

Cierre General 

La situación global transita por una fase compleja de transición, marcada por intentos de desescalada en las tensiones comerciales, pero aún plagada de incertidumbre estructural y riesgos latentes. Si bien los episodios de disrupción extrema —como la amenaza de aranceles del 150% a las importaciones chinas o los rumores sobre la destitución del presidente de la Reserva Federal— parecen haber quedado atrás, la volatilidad no ha desaparecido. Estados Unidos ha optado por una estrategia de moderación discursiva, tanto para calmar a los mercados como para reposicionarse diplomáticamente frente a sus principales socios comerciales.

Este nuevo enfoque quedó reflejado en los mensajes emitidos durante las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial, donde altos funcionarios estadounidenses reafirmaron su compromiso con el multilateralismo y sugirieron que el nuevo esquema arancelario podría consolidarse con un arancel universal del 10% para el resto del mundo, mientras que China enfrentaría una tasa en torno al 60%. Aunque menos disruptivo que el diseño original, este marco seguiría implicando una desvinculación gradual de China, con impactos aún inciertos sobre la arquitectura del comercio internacional.

El daño ya infligido, sin embargo, no es menor. La tarifa promedio ponderada de EE. UU. asciende hoy a 23%, casi diez veces el nivel observado en 2023. Esta distorsión ha afectado la formulación de escenarios base: incluso el FMI ha optado por trabajar con trayectorias múltiples ante la imposibilidad de modelar con certeza un entorno que ya no responde a los parámetros tradicionales de estabilidad. La falta de visibilidad y la permanente revisión de las reglas del juego son tan perjudiciales para la economía global como las propias medidas arancelarias.

Las negociaciones bilaterales ofrecen señales contradictorias. EE. UU. ha avanzado en acuerdos parciales con India, Corea del Sur y Japón, aunque este último sigue resistiendo concesiones clave.

Mientras tanto, los indicadores de alta frecuencia muestran que el comercio mundial se está ralentizando. Las exportaciones surcoreanas y el tráfico portuario entre Shanghái y Los Ángeles presentan caídas sostenidas, lo que sugiere un menor dinamismo para el segundo semestre de 2025. En paralelo, el frente geopolítico sigue tensionado. La guerra en Ucrania continúa sin resolución, pese a los intentos de Washington por forzar un alto el fuego. Rusia ha propuesto congelar el conflicto en sus líneas actuales, pero Ucrania no acepta concesiones territoriales, lo que podría llevar a EE. UU. a reconsiderar su respaldo si no se materializan avances inmediatos.

Desde la óptica macroeconómica, la narrativa dominante es de desaceleración generalizada con divergencias regionales. En EE. UU., el PIB del primer trimestre cayó un 0,3%, afectado por un incremento del 40% en las importaciones, atribuible al adelanto de compras ante nuevos aranceles. Se espera una recuperación parcial en el segundo trimestre, con un crecimiento proyectado de +1,0%, impulsado por consumo residual. El mercado laboral, sin embargo, se mantiene sólido: en abril se generaron 177.000 empleos no agrícolas, por encima de lo esperado, y la tasa de desempleo se mantuvo estable en 4,2%. Esta combinación de crecimiento débil pero empleo resistente sugiere una economía aún en transición, no exenta de riesgos, pero también lejos de una recesión inminente.

En Europa, el primer trimestre habría cerrado con un leve crecimiento, sustentado en exportaciones adelantadas. No obstante, el segundo trimestre se inicia con indicadores débiles, caída en la confianza empresarial y una inflación subyacente aún persistente, pese al retroceso en los precios de la energía. La narrativa es similar en Asia: China intensifica sus estímulos fiscales y crediticios, mientras que el Banco de Japón sigue con atención el frente cambiario y comercial, sin descartar ajustes si las presiones externas se intensifican.

En suma, la economía mundial se encuentra atrapada entre esfuerzos por estabilizarse y una realidad que impone cautela estructural. Aunque algunos de los peores escenarios se han evitado, la imprevisibilidad sigue dominando. La combinación de desconfianza institucional, ajustes geopolíticos y volatilidad de política económica configura un entorno en el que la visibilidad estratégica es limitada. Para los próximos meses, el reto será navegar entre señales de reactivación parcial y riesgos latentes, sin perder de vista que los desequilibrios estructurales del orden económico global están lejos de haberse resuelto.

Nota del Autor:

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Enrique Ariza

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