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Resumen Ejecutivo
La semana cerró con señales mixtas en los mercados globales. En Estados Unidos, la fortaleza del sector servicios (ISM 52,4) contrastó con un consumo más débil y la incertidumbre fiscal derivada del cierre parcial del gobierno. La Reserva Federal mantuvo un tono prudente y dependiente de los datos, mientras el mercado redujo las apuestas de recorte de tasas en diciembre y comienza a proyectar estabilidad monetaria hacia el cierre de 2025.
En Europa, la actividad continúa débil y el Banco de Inglaterra mantuvo la tasa en 4,0%, en una votación dividida que refleja la tensión entre sostener el crecimiento y contener la inflación. En Asia, las exportaciones de China cayeron –1,1% interanual, con una contracción del –25,2% hacia Estados Unidos, reflejando la fragilidad de la recuperación comercial. En Japón, persiste la presión por la caída de los salarios reales y el debate sobre la flexibilización de las horas de trabajo reactivó la preocupación por los riesgos laborales.
En Latinoamérica, México recortó su tasa a 7,25%, respaldado por una inflación en descenso (3,57%), mientras Brasil mantuvo la Selic en 15%, enfatizando prudencia ante la persistencia inflacionaria. Ambos países reflejan trayectorias divergentes, pero con un mismo objetivo: preservar la credibilidad monetaria.
En Colombia, las minutas del Banco de la República reflejaron un debate interno más ajustado, con varios miembros advirtiendo que si se materializan riesgos inflacionarios —particularmente por un aumento elevado del salario mínimo o mayores precios regulados—, el Emisor podría considerar ajustes adicionales de política. El equipo técnico proyectó una inflación de 5,1% para 2025 y 3,6% para 2026, destacando la importancia de mantener la credibilidad del régimen de metas. El reciente informe del IPP confirmó una leve moderación en los precios al productor, aliviando parcialmente las presiones de costos, aunque los precios regulados de la energía y el gas continúan siendo un riesgo fiscal y social.
En los mercados financieros, el S&P 500 acumula un avance del 18% en el primer año tras la reelección de Donald Trump, impulsado por las grandes tecnológicas y la inteligencia artificial, aunque persisten advertencias sobre valoraciones excesivas y concentración. En Colombia, el MSCI Colcap subió 1,7%, liderado por Bancolombia, Grupo Sura y Conconcreto, favorecido por los resultados del tercer trimestre y el interés renovado en activos locales.
Entre los commodities, el Brent (–2,2%) y el WTI (–2,0%) retrocedieron ante temores de sobreoferta y menor demanda global. El oro se mantuvo estable cerca de USD 4.000, mientras el precio del café colombiano repuntó a $2.938.000 por carga, aunque el gremio advirtió riesgos competitivos por las negociaciones arancelarias entre Estados Unidos, Brasil y Vietnam.
En conjunto, los mercados entran en una fase de ajuste ordenado, donde la prudencia monetaria, la estabilidad fiscal y la gestión de expectativas inflacionarias serán determinantes para preservar la confianza y evitar nuevas presiones de volatilidad hacia fin de año.
Estados Unidos
El panorama global se desarrolla en medio de una divergencia entre la actividad económica y la intensificación de las tensiones geopolíticas, encabezadas por la guerra tecnológica entre Estados Unidos y China. Washington reafirmó la prohibición de exportación de chips de alta gama como el B30A de Nvidia, medida que refuerza la tendencia hacia una desglobalización selectiva y eleva la incertidumbre en las cadenas de suministro y las proyecciones de ingresos de las grandes tecnológicas.
Al mismo tiempo, el mercado laboral muestra señales de enfriamiento, acentuadas por el cierre prolongado del gobierno federal, que ha distorsionado la publicación de datos oficiales. La Fed de Chicago estimó una tasa de desempleo de 4,36%, el nivel más alto en cuatro años, mientras Revelio Labs calculó una pérdida neta de 9.100 empleos en octubre, con caídas relevantes en el sector público y en el comercio minorista. A su vez, el reporte de Challenger, Gray & Christmas registró 153.074 recortes laborales en octubre, el número más alto para ese mes desde 2003, con un incremento de +175% interanual. El sector tecnológico concentró más del 20% de los despidos, impulsados por programas de reducción de costos y adopción de inteligencia artificial.
El shutdown, el más prolongado en la historia reciente, ha generado un fuerte impacto operativo y social: cancelación de más de mil vuelos, suspensión parcial del Programa de Asistencia Nutricional (SNAP) y retrasos en pagos a empleados federales. La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) estima que esta parálisis podría restar entre 1 y 2 puntos porcentuales al PIB del cuarto trimestre, con pérdidas económicas no recuperables entre 7.000 y 14.000 millones de dólares.
En medio de este entorno, la confianza del consumidor se desplomó. La lectura preliminar de noviembre del índice de la Universidad de Michigan cayó a 50,3 puntos (vs. 53,6 en octubre), por debajo del consenso (53,0), mientras el subíndice de condiciones actuales descendió a 52,3 puntos —su nivel más bajo desde 1951— y el de expectativas retrocedió a 49,0. Las expectativas de inflación a cinco años bajaron a 3,6%, reflejando un cambio leve en la percepción de estabilidad de precios. Este deterioro fue generalizado entre estratos y edades, aunque los hogares con mayores tenencias accionarias mostraron mayor resiliencia. El índice refleja un sesgo distributivo: los hogares de altos ingresos mantienen el consumo gracias al efecto riqueza bursátil, mientras los de menores ingresos enfrentan vulnerabilidad laboral y el impacto de los aranceles.
El crédito al consumidor aumentó en 13.100 millones de dólares en septiembre, impulsado por el segmento no rotativo, principalmente préstamos estudiantiles y de automóviles. El crédito rotativo apenas subió 1.700 millones, y en términos interanuales cayó 2,6%, confirmando la contracción de los saldos de tarjetas de crédito. Este comportamiento sugiere que el gasto sigue siendo sostenido por los hogares de mayores ingresos, que tienen menor endeudamiento. El crédito no rotativo creció 1,5% interanual, impulsado por el regreso de pagos de préstamos estudiantiles tras el fin del período de indulgencia, y por el auge temporal de ventas de vehículos eléctricos antes de la expiración de incentivos fiscales en septiembre. Sin embargo, los analistas anticipan una desaceleración del crédito en los próximos meses, a medida que se normaliza el consumo y el costo del financiamiento se mantiene elevado.
En el frente judicial, una decisión clave de la Corte Suprema podría alterar de forma inesperada el panorama inflacionario. El tribunal estudia si los aranceles de la era Trump fueron legales bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional. Si se declara su ilegalidad, cerca de 90.000 millones de dólares podrían ser reembolsados a las empresas. Dependiendo del uso que hagan de esos recursos —trasladarlos a precios o fortalecer balances— el efecto podría ir desde una deflación transitoria hasta una leve expansión patrimonial con alza en rendimientos del Tesoro. En cualquier escenario, un fallo adverso al Gobierno reduciría la presión de costos que alimenta la inflación, ofreciendo margen a la Fed para concentrarse en el empleo.
Mientras tanto, la Reserva Federal navega con información incompleta: la falta de datos oficiales por el shutdown y el deterioro del sentimiento de los consumidores han obligado a depender de reportes privados y proyecciones. Sin embargo, el gasto de los hogares de mayores ingresos sigue sosteniendo la demanda, atenuando el riesgo inmediato de recesión, aunque con un crecimiento cada vez más desigual.
Conclusión, Estados Unidos enfrenta una combinación inusual de fragilidad laboral, incertidumbre política y resiliencia selectiva del consumo. El cierre gubernamental ha distorsionado las métricas fiscales y de empleo, mientras la tensión tecnológica con China y el litigio sobre los aranceles de la era Trump añaden nuevas capas de volatilidad estructural. Aunque el debilitamiento del mercado laboral podría justificar un recorte preventivo de tasas por parte de la Fed en diciembre, la persistencia del gasto de los hogares de altos ingresos sugiere que el margen de política monetaria sigue limitado. En síntesis, la economía estadounidense transita hacia una desaceleración controlada, con riesgos crecientes de fragmentación distributiva y una política fiscal cada vez más condicionada por la parálisis institucional.
Europa
La Eurozona transita con cautela: las bolsas cedieron parte del avance reciente en un ajuste de valoraciones —especialmente en nombres ligados a IA— mientras los datos de consumo siguieron mostrando fragilidad. En septiembre, las ventas minoristas sorprendieron a la baja −0,1% m/m (pero +1,0% a/a), con descensos en combustibles y bienes no alimentarios, confirmando que la normalización del gasto privado avanza de forma intermitente.
En el Reino Unido, la vivienda mostró resiliencia: el Índice Halifax reportó en octubre +0,6% m/m y +1,9% a/a, llevando el precio medio a £299.862. En paralelo, el BoE mantuvo la tasa en 4,0% y la votación fue 5–4 (cuatro miembros a favor de recortar 25 pb), señal de un Comité dividido pero cada vez más sensible al enfriamiento de la actividad. Tras la decisión, el mercado reforzó la probabilidad de recortes en próximos encuentros, condicionados al trayecto de la inflación de servicios y al Presupuesto del 26 de noviembre.
En Alemania, el sector externo aportó señales mixtas. En septiembre, las exportaciones crecieron +1,4% m/m y las importaciones +3,1% m/m, reduciendo el superávit a €15.300 millones (mínimo de 11 meses), con un repunte de compras extracomunitarias que sugiere algo más de tracción interna frente a una demanda global irregular.
España consolidó su diferencial de crecimiento. En octubre, el PMI manufacturero HCOB subió a 52,1 y el PMI de servicios alcanzó 56,6 —máximo de 10 meses—, apoyados en demanda doméstica. Además, la producción industrial avanzó +0,4% m/m y +1,7% a/a en septiembre, encadenando un perfil de expansión moderada.
En Noruega, el Norges Bank mantuvo la tasa en 4,0% y reiteró que los recortes llegarían “en el curso del próximo año”, tras dos bajas previas en 2025. La guía prudente refleja una desinflación incompleta, con foco en servicios.
Conclusión, Europa combina crecimiento anémico pero heterogéneo con bancos centrales que pivotan desde la restricción hacia una distensión gradual y condicionada. La Eurozona no valida aún una recuperación de consumo lo suficientemente sólida como para impulsar márgenes de forma amplia, mientras Reino Unido exhibe un mercado inmobiliario más elástico de lo previsto y un BoE dividido que prepara el terreno para recortar cuando el componente de inflación de servicios siga cediendo. En Alemania, la mejora de importaciones insinúa demanda interna algo más firme, pero el perfil exportador permanece frágil por precios relativos, aranceles y menor empuje de China y EE. UU. El desempeño de España aporta el contraste positivo en la periferia, reduciendo el riesgo de una recesión regional sincronizada. Tácticamente, este mosaico favorece una postura de duration selectiva en soberanos core, sesgo a crédito de alta calidad y exposición táctica a cíclicos domésticos en mercados con PMIs expansivos (España), mientras se mantiene disciplina en múltiplos de growth europeo sensibles a tipos reales y a la rotación de beneficios.
Asia
En China, la debilidad comercial volvió a evidenciarse en octubre, pese al récord del superávit por cuenta corriente en el 3T2025 (CNY 195.600 millones). Las exportaciones cayeron 1,1% interanual, la primera contracción desde febrero, y las ventas hacia Estados Unidos se desplomaron 25,2%, reflejando el impacto de la guerra tecnológica y de la apreciación reciente del renminbi. El alivio parcial de las tensiones tras la “tregua comercial” del 30 de octubre no ha revertido la tendencia: las exportaciones hacia América Latina, la Unión Europea, ASEAN y África también se moderaron, confirmando los límites del redireccionamiento de flujos globales.
Las importaciones crecieron apenas 1,0% interanual (vs. 7,4% en septiembre), en un contexto de menor gasto de los hogares y de contracción de la inversión. El saldo comercial se redujo a USD 90.070 millones, por debajo del consenso (USD 96.850 millones). La caída de las exportaciones de semiconductores —afectadas por las restricciones estadounidenses a firmas incluidas en la “Entity List”— y la desaceleración en las compras de metales industriales confirman la debilidad del sector manufacturero y de la construcción. Aun con la reducción temporal de aranceles por parte de EE. UU., la recuperación exportadora será acotada mientras persista la apreciación del yuan y la incertidumbre regulatoria.
En Japón, el consumo privado creció 1,8% interanual, pero los salarios reales retrocedieron 1,4%, encadenando nueve meses de caídas. Este desajuste entre gasto y remuneración mantiene la prudencia del Banco de Japón, que evita modificar su política ultraexpansiva hasta consolidar señales sostenibles de inflación salarial. En el ámbito laboral, el nuevo Plan Takaichi abrió un debate nacional al plantear la flexibilización de los límites de horas extra, actualmente fijados en 45 horas mensuales y 360 anuales. La iniciativa ha sido cuestionada por sindicatos y expertos, al considerar que relajar la llamada “línea de karoshi” (80 horas mensuales promedio) podría agravar los riesgos de muerte por exceso de trabajo. El Libro Blanco sobre Medidas de Prevención del Karoshi, publicado el 28 de octubre, registró un incremento en los casos de trastornos mentales vinculados al estrés laboral, reavivando el debate sobre productividad y calidad de vida.
Conclusión, Asia mantiene una dinámica contrastante: China enfrenta la fragilidad estructural de su modelo exportador en un contexto de tensiones comerciales prolongadas y menor demanda interna, mientras Japón continúa atrapado entre el estímulo monetario y los retos sociales de su mercado laboral. El foco regional se desplaza hacia la sostenibilidad del crecimiento, más que a su magnitud, y hacia la necesidad de equilibrar competitividad con bienestar laboral en medio de un escenario global fragmentado.
México y Brasil
México avanzó en su ciclo de flexibilización monetaria con un recorte de 25 puntos básicos en la tasa de referencia, llevándola a 7,25%, su nivel más bajo desde mayo de 2022. La decisión del Banco de México (Banxico) refleja una desaceleración sostenida de la inflación, que en octubre se ubicó en 3,57% anual, tras dos meses de aumentos. La moderación respondió principalmente a la caída en los precios de frutas y verduras (–10,27%), mientras los servicios y la electricidad continuaron presionando al alza el índice general.
La inflación subyacente se mantuvo elevada en 4,28%, confirmando la rigidez en los componentes de servicios, especialmente en transporte aéreo y restaurantes (+5,24% anual). Por contraste, la no subyacente descendió a 1,18%, su menor nivel desde 2019. Banxico destacó que el comportamiento del tipo de cambio y la moderación de la actividad justifican seguir con ajustes graduales, aunque advirtió sobre los riesgos de depreciación del peso, persistencia inflacionaria y efectos climáticos sobre los precios.
El banco central proyecta que la inflación convergerá a la meta del 3% hacia el tercer trimestre de 2026, y dejó abierta la posibilidad de nuevos recortes “con base en la evolución de los determinantes inflacionarios”. El tono del comunicado fue prudente: la autoridad reconoció que el crecimiento se mantiene débil y que los cambios en la política comercial estadounidense podrían introducir presiones de costos en ambas economías.
En este contexto, la inflación mensual de octubre (+0,36%) fue la más baja para ese mes desde 2009, y la inflación en mercancías rompió una racha de diez meses al alza. El avance más moderado en bienes no alimenticios (3,15%) y la caída en productos agropecuarios sugieren que la trayectoria descendente del IPC podría consolidarse en el corto plazo, permitiendo una reducción gradual de la tasa sin comprometer la estabilidad del peso.
Brasil, por su parte, mantuvo su política monetaria en terreno restrictivo, con la tasa Selic estable en 15,0%, mientras persisten las preocupaciones inflacionarias y el efecto de segunda ronda sobre precios y salarios. El Comité de Política Monetaria (Copom) reconoció mejoras marginales en las expectativas de inflación, pero optó por mantener el sesgo restrictivo ante la incertidumbre fiscal y la inercia inflacionaria en servicios. Los analistas de Bank of America anticipan que el banco central podría iniciar su ciclo de recortes en diciembre, con una primera reducción de 50 puntos básicos, llevando la Selic gradualmente a 11,25% hacia finales de 2026.
En el frente corporativo, Banco ABC Brasil reportó resultados estables en el tercer trimestre de 2025, con beneficio neto de R$257 millones y ROAE de 15,5%, respaldado por un margen de interés neto del 4,4% y una mejora en la cartera vencida (3,3%). Aunque el banco revisó a la baja su proyección de crecimiento del crédito (de 7–12% a 1–4%), la elevada cobertura de cartera (389%) y la disciplina de costos refuerzan su resiliencia en un entorno de desaceleración. La estrategia de diversificación hacia fuentes de ingresos de bajo consumo de capital muestra consistencia con la orientación prudente del sistema financiero brasileño.
El superávit comercial brasileño de USD 6.960 millones en octubre y la robustez del sector externo continúan brindando soporte al real, aunque la política fiscal mantiene un tono de cautela. La combinación de inflación persistente, demanda interna moderada y recortes futuros acotados sugiere que la desinflación será lenta, pero compatible con un aterrizaje suave de la economía.
Conclusión, la región latinoamericana evidencia dos trayectorias de ajuste diferenciadas. En México, el proceso de recorte de tasas avanza de forma gradual y ordenada, apoyado en una inflación en retroceso y una cuenta corriente equilibrada. En Brasil, la autoridad monetaria prioriza la estabilidad de precios y la prudencia fiscal, posponiendo la flexibilización hasta que la desinflación sea estructural. Ambos países enfrentan el mismo dilema: sostener el crecimiento sin comprometer la credibilidad monetaria, en un contexto global de tasas altas y volatilidad comercial.
Colombia
El Banco de la República publicó las minutas de su reunión de octubre, en la que mantuvo la tasa de interés en 9,25%, reflejando la división entre los miembros de la Junta sobre el momento de iniciar los recortes. Cuatro votaron por mantenerla, dos propusieron reducirla en 50 puntos básicos y uno en 25 pbs, en medio de un contexto donde la inflación y sus expectativas continúan por encima del rango meta.
El IPC anual de septiembre se ubicó en 5,2%, su tercer aumento consecutivo, mientras la inflación subyacente se mantuvo en 4,8%. Las expectativas para 2025 y 2026 se sitúan en 5,2% y 4,3%, respectivamente, lejos del objetivo del 3%, lo que llevó a la mayoría de la Junta a considerar que aún no existen condiciones para flexibilizar la política monetaria. El Banco advirtió sobre el riesgo de indexación de precios y salarios, especialmente si el ajuste del salario mínimo supera la fórmula técnica, estimando que un incremento excesivo podría elevar la inflación entre 8 y 15 puntos básicos.
El equipo técnico del Emisor proyecta una inflación de 5,1% en 2025 y 3,6% en 2026, con un ritmo de convergencia más lento, condicionado por el aumento del gasto público, las tarifas de energía y gas, y los movimientos del tipo de cambio. Si el Gobierno decreta un alza salarial de doble dígito o se amplía el déficit fiscal, el BanRep podría verse obligado a revertir su ciclo de recortes y endurecer la política monetaria en 2026.
En paralelo, el Índice de Precios del Productor (IPP) registró en octubre una variación mensual de -0,69%, reflejando un descenso en los precios de la producción nacional frente a septiembre
Por sectores, la minería presentó la mayor caída (-4,85%), afectada por los menores precios del crudo y el gas natural, mientras que la agricultura y pesca disminuyeron 0,51%, y la industria manufacturera mostró una leve alza de 0,09%. En términos anuales, el IPP total aumentó 1,80%, impulsado por la recuperación de los precios del oro (+31%), café (+27%) y frutas de pepita (+23%), frente a descensos en el petróleo (-19,6%), la hulla (-11,4%) y la papa (-39%)
Este comportamiento sugiere una desaceleración de las presiones de costos en la producción nacional, especialmente en los bienes intermedios (-0,88%), lo que podría aliviar parcialmente los márgenes industriales y, a mediano plazo, contribuir a moderar el traspaso inflacionario hacia el consumidor final. No obstante, los precios de los bienes agrícolas mantienen alta volatilidad, reflejando la sensibilidad del sector a las condiciones climáticas y de oferta interna.
A nivel fiscal y energético, el Gobierno eliminó el subsidio al diésel para vehículos particulares, diplomáticos y oficiales, decisión que busca corregir una política considerada regresiva, ya que el 27% de los subsidios beneficiaba al 10% más rico de la población. El subsidio se mantendrá únicamente para transporte de carga y sectores estratégicos, con el fin de evitar incrementos sobre los costos logísticos y alimentarios.
En el frente energético, Fedesarrollo advirtió que, si la mitad de la demanda nacional se cubriera con gas importado, las tarifas podrían aumentar hasta 45% en ciudades como Medellín, Bucaramanga y Bogotá, e incluso superar 80% en escenarios extremos de dependencia total. Esta situación, producto de la caída en la exploración y los límites de capacidad de la planta de regasificación de Cartagena, podría generar un déficit energético con costos cercanos al 1,5% del PIB, afectando empleo y pobreza.
El sector cafetero, por su parte, registró una producción de 14,7 millones de sacos entre noviembre de 2024 y octubre de 2025, un aumento del 14% interanual, aunque con una caída mensual del 10% en octubre. La Federación Nacional de Cafeteros atribuyó la variación a factores climáticos, pero destacó la consolidación de una tendencia positiva en el acumulado anual.
Finalmente, la CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, destacó que Colombia mantiene fundamentos estables y un sistema financiero sólido, tras aprobar más de USD 8.000 millones en operaciones durante los últimos cuatro años. Su presidente, Sergio Díaz-Granados, subrayó la oportunidad de convertir los canjes de deuda por naturaleza en un instrumento fiscal y ambiental para fortalecer la transición verde y la inversión social.
Conclusión, el entorno macroeconómico colombiano cierra 2025 con una inflación que cede lentamente, una producción interna con señales de alivio en costos y un marcado dilema monetario entre proteger la credibilidad del BanRep y sostener la reactivación. El descenso del IPP en octubre refuerza la expectativa de un menor traspaso inflacionario en los próximos meses; sin embargo, las presiones salariales y tarifarias mantienen alto el riesgo de persistencia inflacionaria. El reto inmediato será lograr una coordinación entre política fiscal, energética y salarial que preserve la estabilidad de precios sin frenar la recuperación productiva, en un contexto global aún volátil y de creciente aversión al riesgo.
Renta Variable
El mercado accionario global cerró la semana con ajustes generalizados, en medio de un contexto dominado por tensiones en el sector tecnológico, alta volatilidad y señales mixtas sobre la actividad económica en Estados Unidos. El S&P 500 retrocedió 1,8%, el Dow Jones cayó 1,3% y el Nasdaq Composite lideró las pérdidas con un 3,2%, afectado por la toma de utilidades en compañías de inteligencia artificial y un repunte de los rendimientos tras conocerse un ISM de servicios (52,4) superior a lo esperado.
En el primer aniversario de la reelección de Donald Trump, el S&P 500 acumula una ganancia del 18%, aunque el avance se concentra en las grandes tecnológicas: un índice ponderado por igual solo habría subido 5,2%. Este contraste revela el peso desproporcionado de las empresas de IA en la actual fase alcista. En perspectiva histórica, el desempeño del mercado en estos doce meses ocupa el octavo mejor resultado en ochenta años, por detrás de los primeros años de Biden, Obama y Clinton.
A la fecha, más del 64% de las compañías del S&P 500 ha reportado resultados, con un crecimiento de utilidades del 10,7% interanual, pero del 27% entre las Siete Magníficas, impulsadas por el auge de la inteligencia artificial. Nvidia alcanzó una capitalización récord de USD 5 billones, superando en tamaño a los mercados bursátiles de países como España, Italia o Emiratos Árabes, y representando ya el 8,5% del índice S&P 500. Las proyecciones de ingresos —USD 285.000 millones para 2026 frente a 11.000 millones en 2020— y el aumento del gasto de capital combinado de las grandes tecnológicas (+34%, hasta USD 440.000 millones) evidencian el impacto estructural de la IA sobre la inversión corporativa global.
Sin embargo, el rally tecnológico enfrenta límites de valoración. El P/E adelantado del S&P 500 se ubica por encima de 23 veces, niveles cercanos a los de 2000. Casos como Palantir (más de 200 veces utilidades futuras) u Oracle (33 veces) reflejan la exigencia de precios y la sensibilidad ante resultados trimestrales. Las advertencias de los bancos de inversión refuerzan la prudencia: Goldman Sachs proyecta una corrección del 10–20% en los próximos 24 meses, mientras Morgan Stanley prevé una caída potencial de 10–15% incluso sin un choque macroeconómico.
El Nasdaq registró su peor semana desde abril, con caídas de 9% en Oracle, 9% en AMD y más de 5% en Broadcom, mientras el índice de semiconductores de Filadelfia llegó a retroceder 4% en una jornada. El debilitamiento del sector coincidió con grandes anuncios de inversión —el acuerdo OpenAI–Amazon/AWS por USD 38 mil millones y la alianza Microsoft–IREN por USD 9,7 mil millones— que, si bien consolidan la infraestructura de IA, también reavivan el debate sobre los límites del gasto de capital y la sostenibilidad de márgenes.
En el plano estacional, noviembre marca el inicio del mejor tramo del año para la renta variable estadounidense. Desde 1950, los meses de noviembre y diciembre registran una rentabilidad media del 3,3%, y cuando el S&P 500 ha subido más de 10% entre enero y octubre —como ocurre este año (+16%)— históricamente los dos meses siguientes también han sido positivos. No obstante, con el índice en múltiplos elevados y la liquidez reducida por el shutdown estadístico, la visibilidad macro sigue siendo limitada.
En Latinoamérica, los mercados acompañaron la corrección global. En Colombia, el MSCI Colcap avanzó 1,74%, cerrando en 2.081 puntos, apoyado en los sólidos resultados del sector financiero y un tono más moderado del Banco de la República frente a futuros recortes de tasa. Bancolombia lideró la recuperación por su peso en el índice, mientras Ecopetrol fue la acción más negociada (COP 26.600 millones). En contraste, Promigas, Corficolombiana y Nutresa presentaron las mayores caídas. Grupo Sura (+4,13%), Conconcreto (+2,39%) y PF Cibest (+4,19%) encabezaron las alzas, aunque la revisión de Goldman Sachs sobre el ADR de Cibest a “vender”, con precio objetivo de USD 45, generó cierta cautela sobre el comportamiento futuro del sector corporativo colombiano.
Conclusión, el mercado accionario global entra en una fase de rotación y ajuste de múltiplos, tras un año excepcionalmente concentrado en la inteligencia artificial. Aunque la temporada de resultados ha superado expectativas, las valoraciones alcanzaron niveles que exigen un crecimiento sostenido de utilidades para evitar una corrección técnica. La estacionalidad favorable podría apoyar un cierre positivo del año, pero el sesgo de riesgo permanece alto ante el endurecimiento de condiciones financieras y el bajo número de emisores que lideran el ciclo alcista. En el plano local, la renta variable colombiana muestra resiliencia frente a la volatilidad global, favorecida por resultados sólidos y expectativas de política monetaria menos restrictiva, lo que refuerza su papel táctico como mercado de valor dentro de la región.
Renta Fija
El mercado de renta fija local registró un comportamiento mixto, en un contexto dominado por las minutas del Banco de la República y la publicación del IPP de octubre, que reforzaron la expectativa de un ciclo de recortes más gradual y dependiente de datos. La curva de TES tasa fija (TF) presentó movimientos contrastantes: se observaron desvalorizaciones en los nodos septiembre 2030 (+9,5 pbs), marzo 2031 (+8,3 pbs) y septiembre 2036 (+8,3 pbs), reflejando menor probabilidad de una reducción agresiva en las tasas. En contraste, las referencias agosto 2026 (–9,4 pbs)y junio 2032 (–5,0 pbs) mostraron valorizaciones puntuales, impulsadas por una demanda táctica en medio del alivio externo tras el recorte de tasas de la Reserva Federal.
En los TES UVR, predominó una dinámica de desvalorización, destacando los nodos UVR mayo 2055 (+12,9 pbs), UVR marzo 2041 (+9,0 pbs) y UVR febrero 2062 (+6,5 pbs), en respuesta al dato de inflación de octubre, que redujo el atractivo relativo de los instrumentos indexados. Aun así, se registraron valorizaciones moderadas en los tramos intermedios, como UVR marzo 2027 (–2,0 pbs) y UVR abril 2029 (–1,3 pbs).
En términos estructurales, la curva de TES en pesos evidenció un sesgo de desvalorización, con incrementos generalizados entre 1 y 7 pbs, liderados por la referencia 2028, mientras que los títulos 2032 (–2,9 pbs), 2046 (–0,8 pbs)y 2058 (–0,5 pbs) mostraron leves valorizaciones. El spread 2s10s se amplió 2,4 pbs, mientras que el 5s30s se aplanó 3,1 pbs, reflejando un comportamiento heterogéneo entre tramos intermedios y largos.
En cuanto al posicionamiento de agentes, los flujos de octubre mostraron un giro hacia la recompra: los inversionistas extranjeros pasaron de vender COP 1,63 billones a comprar COP 3,83 billones en la última semana del mes. Las AFPs incrementaron sus tenencias en COP 7,26 billones, mientras los bancos redujeron posiciones por COP 3,86 billones. Las entidades públicas, incluyendo MinHacienda y el Banco de la República, aumentaron sus posiciones en COP 7,47 billones, utilizando recursos del Tesoro para sostener la demanda estructural de deuda interna y recomponer portafolios.
En el mercado internacional, los bonos del Tesoro estadounidense cerraron con pendiente más pronunciada, ante la debilidad del tramo largo previo a las subastas de nueva emisión a 10 y 30 años. Los rendimientos de largo plazo aumentaron entre 1 y 2 pbs, dejando la tasa del Treasury a 10 años en 4,09%, mientras los tramos cortos permanecieron estables. El mercado incorporó una probabilidad cercana al 60% de un nuevo recorte de 25 pbs por parte de la Fed en diciembre, luego de un débil índice de confianza de la Universidad de Michigan y la persistencia del shutdown gubernamental.
En Europa, los bonos soberanos cerraron con pérdidas: el gilt británico a 10 años subió 5 pbs hasta 4,46%, y los bonos de Alemania, Francia e Italia aumentaron en torno a 2 pbs, mientras la curva 5s30s del bund se empinó a 101 pbs, reflejando un ajuste técnico tras las valorizaciones previas.
Conclusión, el mercado de deuda refleja una transición hacia un entorno de tasas estables, donde el sesgo de política monetaria en Colombia se mantiene prudente, condicionado por la inflación y los precios regulados. La reducción del IPP y la moderación de la demanda externa favorecen un anclaje gradual de expectativas, pero el componente fiscal y las presiones energéticas limitan la velocidad de los recortes. En el frente externo, la política de la Fed continúa siendo el principal determinante del apetito por duration en mercados emergentes. A nivel táctico, el posicionamiento sigue favoreciendo tramos cortos y medios, con una lectura neutral sobre TES UVR mientras se confirma la tendencia de desinflación hacia fin de año.
Divisas
El dólar estadounidense cerró la semana con una caída de 0,3%, medida por el índice DXY, a pesar de la sorpresiva fortaleza del ISM de servicios de octubre (52,4). Los mercados ponderaron señales mixtas sobre la resiliencia económica de EE. UU. y el rumbo de la política monetaria de la Reserva Federal, que mantiene un tono restrictivo aunque dependiente de los datos del mercado laboral.
Entre las monedas desarrolladas, el euro (+0,2%) se apreció levemente a pesar de la contracción en las ventas minoristas de la eurozona en septiembre (–0,1% m/m), que debilitó la narrativa de recuperación del consumo. La libra esterlina (+0,1%) mostró una ganancia marginal tras la decisión dividida del Banco de Inglaterra (5–4) de mantener la tasa en 4,0%, con un sesgo más dovish que generó volatilidad. El franco suizo (0,0%) se mantuvo estable, respaldado por la baja inflación (–0,3% m/m en octubre), lo que refuerza su papel como activo refugio. El yen japonés (–0,4%) volvió a depreciarse a pesar de las advertencias del Ministerio de Finanzas sobre posibles intervenciones, y el yuan chino (0,0%) permaneció sin cambios tras un PMI de servicios moderado, que redujo el apetito por riesgo en Asia.
En los mercados emergentes, el real brasileño (–0,8%) retrocedió pese a la decisión del Banco Central de Brasil de mantener la Selic en 15%, ya que el mensaje de pausa prolongada limitó la demanda por activos en BRL. El peso mexicano (–0,5%) se debilitó luego de que la inflación de octubre (3,57% a/a) reavivara apuestas de recortes por parte de Banxico, mientras el peso chileno (+0,4%) se apreció ligeramente, impulsado por flujos de corto plazo a pesar del descenso en los precios del cobre.
En Colombia, el peso colombiano (COP) fue la moneda con mejor desempeño de la región, con una apreciación semanal de 1,8%, cerrando en COP 3.783 por dólar, su mejor registro desde mediados de octubre. Este avance se sustentó en la estabilidad de la política monetaria local y en el atractivo diferencial de tasas frente a otras economías emergentes. Las minutas del Banco de la República, donde varios miembros plantearon la posibilidad de eventuales incrementos si se agravan los riesgos inflacionarios, reforzaron la confianza en el anclaje de expectativas y en la prudencia del emisor. El volumen transado en el mercado spot alcanzó USD 1.275 millones, dentro de un rango de negociación entre COP 3.766 y 3.794, evidenciando la presencia de flujos externos favorables hacia activos colombianos.
A nivel global, el dólar DXY cerró en torno a 99,5 puntos, reflejando una fase de consolidación tras la corrección de la sesión previa, originada por datos laborales débiles y por la expectativa de que la Fed mantenga su postura restrictiva en diciembre. La fuerte caída de las exportaciones chinas en octubre —la más pronunciada desde febrero— añadió presión sobre el sentimiento global, aumentando la demanda por activos refugio, aunque el yen concentró la mayor parte de esa búsqueda defensiva.
Conclusión, el mercado cambiario global transita una fase de ajuste moderado tras la corrección del dólar, en la que las monedas emergentes se benefician de un entorno de tasas estables y flujos hacia activos de mayor rendimiento. En el plano regional, el peso colombiano se posiciona entre las divisas más sólidas de Latinoamérica, respaldado por fundamentos locales y una lectura técnica favorable del Banco de la República. Sin embargo, la volatilidad global y la incertidumbre sobre la trayectoria de la Fed mantienen un escenario sensible, donde la estabilidad cambiaria dependerá del equilibrio entre credibilidad monetaria interna y condiciones financieras internacionales.
Commodities
El mercado de commodities cerró la semana con una corrección generalizada, marcada por la caída del petróleo, la volatilidad en los metales y un escenario mixto para el sector agrícola. El petróleo Brent retrocedió –2,2% y el WTI –2,0%, afectado por la toma de utilidades tras el impulso inicial que dejó la decisión de la OPEP+ de mantener el incremento previsto para diciembre en +137 mil barriles diarios, pero pausar nuevos aumentos en el primer trimestre de 2026. Esta postura moderada disipó los temores de sobreoferta inmediata, aunque el mercado continúa anticipando excedentes para el próximo año.
El sesgo bajista se reforzó con el anuncio de Arabia Saudita de reducir los precios de venta hacia Asia y con el inicio de operaciones de la plataforma P-78 de Petrobras en el campo de Búzios, que añadirá 180 mil barriles diarios a la oferta regional. En Estados Unidos, la prolongación del cierre parcial del gobierno redujo la demanda de combustibles derivados, mientras que las sanciones aún vigentes sobre el crudo ruso generan divergencias en los flujos energéticos globales. El Brent cotizó en torno a USD 66,80, y el WTI en USD 62,60, consolidando una tendencia descendente hacia fin de año.
En el segmento de metales preciosos, el oro cerró la semana sin variaciones (0,0%), sostenido por el debilitamiento del dólar y flujos defensivos ante la incertidumbre fiscal en Estados Unidos, a pesar de la menor probabilidad de recortes de tasas por parte de la Fed. El metal amarillo se mantiene en torno a los USD 4.000 por onza, favorecido por un entorno de menor confianza y volatilidad bursátil. La plata cayó –0,7%, presionada por el repunte de los rendimientos del Tesoro tras el dato alcista del ISM de servicios (52,4), mientras que el cobre descendió –2,6%, afectado por la desaceleración del sector servicios en China y por la expectativa de una menor demanda industrial. En la Bolsa de Metales de Londres, el cobre a tres meses se negoció en torno a USD 10.682, en un contexto de pausa ante los próximos datos manufactureros del gigante asiático.
En el frente agrícola, el mercado cafetero colombiano mostró una notable recuperación. Tras una fuerte caída el día anterior, el precio interno de la carga de café aumentó $84.000, ubicándose en $2.938.000 COP por carga de 125 kg, según la Federación Nacional de Cafeteros. La pasilla contenida en el pergamino se mantiene en $10.000 COP/kg, consolidando márgenes favorables para los productores. Sin embargo, el gremio cafetero enfrenta un riesgo comercial creciente derivado de las negociaciones arancelarias entre Estados Unidos, Brasil y Vietnam. La eventual reducción de tarifas de exportación para estos países podría afectar la competitividad de Colombia, que actualmente mantiene aranceles del 10% sobre el café exportado, mientras Brasil soporta tarifas del 50%.
Durante la Cumbre Internacional Cafetera celebrada en Cartagena, organizada por Asoexport y Analdex, los líderes del sector advirtieron sobre el impacto potencial de una relajación arancelaria para Brasil, que podría reducir la participación colombiana en el mercado estadounidense. Pese a ello, el repunte reciente del precio interno y la estabilidad de la producción ofrecen un respiro temporal al gremio, que cerró octubre con una tendencia positiva en volúmenes y exportaciones.
Conclusión, los mercados de materias primas consolidan un tono de cautela estructural. La energía entra en una fase de estabilización de precios ante una oferta holgada y una demanda global más frágil; los metales enfrentan presión por la desaceleración china y la política restrictiva de la Fed; y el café colombiano, aunque repunta en precios, encara retos de competitividad y acceso preferencial a mercados clave. El balance general sugiere que la volatilidad persistirá hacia fin de año, con un sesgo de corrección moderada y una búsqueda selectiva de activos defensivos vinculados al oro y la energía.
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